La demanda interna se ha convertido en el motor más importante para el crecimiento de la economía peruana, dijo representante de Moody's. (Foto: USI)
La demanda interna se ha convertido en el motor más importante para el crecimiento de la economía peruana, dijo representante de Moody's. (Foto: USI)

Tras 10 años del inicio de la gran recesión, y conocido que su impacto en el Perú fue significativo pero transitorio, resulta interesante no solo evaluar el crecimiento de las distintas regiones del país desde entonces, sino conocer qué papel le ha correspondido a los gobiernos regionales y locales en dicho resultado.

Lo que encontramos es que en los últimos 10 años las regiones que mayor crecimiento han alcanzado son, por orden decreciente, Apurímac, Cusco, San Martín, Huánuco y Arequipa, en todos los casos a una tasa promedio anual superior a 5%. Por el contrario, las regiones de más modesto desempeño en ese período han sido Áncash, Cajamarca, Loreto, Moquegua y Pasco. En ellas, el promedio anual ha sido menor a 1,8%; en el caso de Pasco, el nivel de producción del año pasado incluso resultó 3% menor que el de 2007. A la luz del censo, se trata de una región en la que tanto producción como población están en contracción.

De otro lado, las regiones en las que la inversión ejecutada en ese período por los gobiernos subnacionales (regionales más locales) ha sido más dinámica son Apurímac, Huánuco, Lambayeque, Junín y Arequipa, mientras que los menores crecimientos se han observado en Piura, Tumbes, Áncash, Moquegua y Tacna.

Ello nos sugiere cierta asociación entre las regiones con mayor crecimiento y aquellas en las que los gobiernos subnacionales se han expandido más rápido, como en los casos de Apurímac, Arequipa y Huánuco, (mientras que, por el contrario, en Áncash y Moquegua se registraron simultáneamente bajos crecimientos de la actividad y de la inversión pública). Más aun, es notable que en todas las regiones del país la inversión llevada a cabo por los gobiernos subnacionales se ha expandido a un ritmo superior al de la producción en su respectiva región, con una única excepción: Tacna. En ella, mientras la producción real acumulada ha crecido 44% en 10 años, la inversión subnacional nominal solo lo ha hecho 24%.

Es cierto que los resultados subnacionales reflejan la transferencia de competencias y un mayor presupuesto destinado hacia ellas, por lo que concentran una parte cada vez mayor del PBI. De hecho, en Huancavelica, Amazonas, Ayacucho, Ucayali y San Martín, la inversión a cargo de los gobiernos regionales y locales representó más del 10% de su propio PBI, una tasa que más que prácticamente duplica la participación de la inversión realizada a nivel nacional por todos los niveles de Gobierno, lo que refleja la importancia de estos niveles de Gobierno en su respectiva región. Pero eso no quiere decir que la situación de las regiones en las que la inversión pública tiene menor participación es menos relevante. La responsabilidad de quienes estén a cargo de los gobiernos regionales y de las municipalidades es alta, pero la de nosotros –los electores– también lo es.

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