Cuando en 1970 Milton Friedman introdujo lo que se denominaría la “era de la primacía del accionista”, dibujó el camino por el que han transitado la gran mayoría de empresas, esto es, que su razón de ser es maximizar el retorno para sus accionistas. Esta visión tuvo sus raíces en 1890, cuando vio la luz la contabilidad financiera moderna. Esta, no contempló ninguna norma que implique reportar en los estados financieros la generación de valor para los clientes.
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