1 / 8 Un baño sin agua: X-runner, PYME que busca resolver la brecha de saneamiento en el país, partió con el apoyo de inversionistas ángeles para la elaboración del que sería su producto estrella: el inodoro seco con el que hoy proveen el servicio a 750 familias en Villa El Salvador. “Lo que ofrecemos es el sistema y una metodología de trabajo”, precisa Raúl Briceño, gerente de la empresa. Explica: ellos aportan el váter, el aserrín, bolsas biodegradables y contenedores y capacitan a las familias en su uso, recogen los desechos y los procesan como compost. En alianza con una empresa autorizada, la firma recoge los residuos de lunes a viernes a una hora acordada. La rentabilidad del negocio se sustenta en las cuotas mensuales que pagan los usuarios (S/39), además de la venta de compost, que esperan colocar en compañías dedicadas a la restauración de áreas verdes. “Todavía dependemos de fondos, que nos los otorgan fundaciones suizas y alemanas y el gobierno de Canadá”, indica Briceño y cuenta que aspiran a que el sistema se convierta en política pública. Para impulsar esta iniciativa conformaron una alianza junto a emprendedores del rubro de Ghana, Madagascar, Kenia y Haití.
2 / 8 Tejiendo fortalezas: “Usamos el tejido como un espacio terapéutico que genera ingresos para tejedoras de comunidades vulnerables”, explica Juan Diego Calisto, co-fundador y gerente general de ayllu ruwasunchis. Con base en manchay desde el 2013, emplean a 30 mujeres tejedoras, cuyos ingresos reinvierten en emprendimientos o la educación de sus hijos. Son rentables a partir de la venta corporativa y online de prendas y accesorios. Entre sus clientes cuentan ibm, dell, bcp y el británico. Además, son asesorados por la corporación textil wts. “la proyección es fortalecerse en manchay y generar más ingresos en la medida de eso, sumaremos más tejedoras y que [el proyecto] llegará a más lugares”, indica. En la foto juan diego está acompañado de su socia y también fundadora, parwa oblitas y de la diseñadora daniela bejarano. (Foto: El Comercio)
3 / 8 Circular lo usado: El economista Boris Gamarra decidió crear Recidar para contribuir con la gestión de residuos en Lima. Había trabajado en una ONG promotora del tema, a la que renunció por una propuesta salarial mejor en un banco. “Me cuestionaba si lo que había estudiado me hacía feliz. Siempre tenía el bichito de hacer una empresa. Le comenté a mi esposa [esa idea] y tomé la decisión de emprender”, cuenta y recuerda que entonces estaba a punto de ser padre de una niña. Se dio cuenta que era necesario formalizar el reciclaje y decidió crear en Chorrillos un retail de objetos y electrodomésticos de segunda mano para gente de bajos ingresos. Sabía que este segmento de la población dispone en promedio de S/15 por mes para este tipo de gasto. “La opción que tiene es el mercado de segundo uso, que se caracteriza por ser informal”, dice. Con eso en mente, planteó el modelo de negocio: la empresa recibe donaciones de empresas y particulares, las repara cuando es posible, y cuando no las desarma para comercializar sus partes a empresas como Aceros Arequipa, que las reciclan. También venden papel a Kimberly Clark y plástico a Gexin. Tienen 12 empleadas, de las que el 70% son madres solteras. Entre sus planes, está ampliar los horarios de atención al público (hoy el retail está abierto de lunes a sábado de 3 a 6) e inaugurar otro punto de venta en Manchay.
4 / 8 (Foto: El Comercio/ Alessandro Currarino)
5 / 8 Gestionar la amazonía: En el 2009, cuando el precio global de la castaña se derrumbó, la bióloga Sofía Rubio se dio cuenta de que debía que darle valor agregado al producto. Así, en el 2011 constituyó Shiwi, que procesa frutos de los bosques amazónicos de áreas de conservación (incluida una familiar, en la Reserva Nacional Tambopata). Miel de abejas, coco y panela son los principales ítems que vende en cafeterías y tiendas online y pronto en su propia plataforma (añadirán el carrito). “Así hacemos rentable conservar”, dice Ribio. El emprendimiento se fundó en dos principios: procedencia conocida y mercados locales más conscientes. “Es un buen matrimonio entre la conservación y el mercado, usando herramientas de mercado”, destaca. Para repotenciar la marca planean hacer una ronda de inversiones y atraer capital que busque retorno en el largo plazo, en línea con su negocio.
6 / 8 Höseg: casacas 2 x 1 : Esta es la historia de los tres hermanos Sznack. Juan Carlos, el arquitecto; Patrick, el ingeniero; e Ian, comunicador. “Siempre quisimos hacer algo juntos. Queríamos que sea lo que fuera tuviera un fin de ayudar. Por eso, creo que fue distinto a otros emprendimientos: diseñamos primero el propósito”, cuenta Juan Carlos. La idea de fabricar la abrigada casaca que luce en la foto y por cada venta donar otra a niños de las comunidades altoandinas partió de observación consciente de dichos paisajes. “Cuando viajábamos veíamos que había mucha necesidad. Siempre pensamos que de lo único que somos dueños es de nuestra energía y empezamos a ser modelos de cambio. Queríamos mejorar la calidad de vida de niños de comunidades altoandinas”, dice. Así, en el 2015 comenzaron a operar y hasta ahora, han abrigado a 5.000 niños. En la misma línea, han creado la estrategia “Buy 1, plant 1” para financiar la siembra y mantenimiento de plantaciones forestales. Ese compromiso con el ambiente planean sellarlo con el lanzamiento en un par de meses de una línea de polos fabricados con algodón orgánico certificado, un cultivo nativo, cuya producción se ha venido a menos en las últimas décadas. Hoy poseen un punto de venta propio en el Centro Comercial Jockey Plaza, tres de terceros (en Miraflores, San Isidro y Surco) y dos hoteles en Cusco. En abril próximo proyectan abrir una tienda en Larcomar y otra en el Hotel Westin. Además, evalúan comenzar a exportar casacas a Europa y Canadá.
7 / 8 Valiosa basura : “El proyecto nace de una reunión que tuvimos con juan alberto “chacho” wu, quien está metido en el mundo de la gastronomía y es socio de algunos restaurantes. Le preguntamos qué pasaba con los residuos de los restaurantes. Nos dijo la verdad no tengo la menor idea”, narra philip reiser, socio junto a andrea rivera y bitia chávez de sinba, acrónimo de “sin basura”. La idea disparadora devino en un estudio de mercado que identificó que los residuos eran recuperados por recicladores informales para alimentar cerdos. Supieron asimismo que en la capital peruana se generan unas 10 mil toneladas de basura en restaurantes y vieron la oportunidad. Y crearon un ciclo compuesto por cuatro elementos: el recojo de basura segregada en los restaurantes (a los que capacitan y entregan bolsas de colores); la recolección, de 5 a 12 pm; la entrega de los residuos inorgánicos a recicladores; y la transformación de los orgánicos en comida para cerdos para asociaciones de productores en su planta de villa el salvador. “a la comunidad gastronómica que ya se preguntó de dónde vienen los insumos, queremos agregarle qué pasa después”, explica. Añade que también buscan contribuir a la crianza de cerdos, facilitando el acceso a alimento procesado de calidad a los porcicultores. “en japón, el cerdo que se produce con este tipo de alimento se vende como carne premium”, explica reiser, quien no descarta que la empresa monte una granja propia en el futuro. De momento, recogen los residuos de la baguette y central, con los que fabrican una tonelada de alimento al día. (Foto: El Comercio)
8 / 8 Mujeres código: Mariana Costa se dio cuenta de que en el Perú existía una brecha de género en programación, tras regresar al Perú del extranjero e intentar montar su propia agencia de desarrollo web. Fue así como decidió arrancar con el piloto de lo que sería Laboratoria, una start-up cuya propuesta es capacitar mujeres y emplearlas tan rápido como terminan sus estudios. Así, en los últimos dos años y medio ya cuenta con 183 mujeres egresadas, con una tasa de empleabilidad del 80%. Con un modelo de negocio consolidado, basado en el pago de los estudios luego de la contratación, la empresa posee sedes en Arequipa, Santiago de Chile, Ciudad de México y Guadalajara. Tras haber recibido 12.000 postulaciones en la convocatoria del primer semestre de este año, comenzarán a ofrecer doble turno, lo que les permitirá duplicar el número de alumnas. De cara a alcanzar su punto de equilibrio (esperan lograrlo hacia el 2020), la PYME ha accedido a fondos y financiamiento y se apoya en dos pilares más: el Talent Fest, un evento el que empresas pueden reclutar los perfiles humanos en contacto directo con las jóvenes; y una plataforma de empleabilidad, en la que para postear un anuncio deben pagar una cuota. Y no solo eso. También dictan talleres corporativos de transformación digital. Esta división ya tiene nombre: Laboratoria for business.
En un negocio no alcanza con buenas intenciones. Eso lo saben los emprendedores que lideran estas ocho empresas sociales peruanas. Por eso, cuando diseñaron su modelo de negocio también trazaron el camino hacia la autosostenibilidad.
Yaqua es una de ellas y colocó su primera botella de agua en el mercado peruano hace cuatro años. El negocio creado por Fernando Tamayo para recabar fondos para promover el acceso a agua y saneamiento, generó S/. 1 millón el año pasado. Ha llevado agua a 1.200 personas en cinco regiones.
Pero no es el único proyecto. Conversamos con los fundadores de Yaqua y otros emprendimientos sociales en el marco de la décima edición de la Cumbre Pyme APEC 2017 para conocer las tácticas de cuotas, ventas e incluso fondos que conforman las estrategias únicas o mixtas que manejan para generar ingresos, sobrevivir y crecer financieramente. Y en ese esfuerzo no dejan de soñar y proyectarse.
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