(Foto: Archivo)
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Redacción EC

En el 2018 ha sido mayor la conciencia sobre la importancia estratégica de la . Tras décadas de haber tenido un foco principalmente comercial, ya se apunta a objetivos transversales: promover valores que no solo gatillen la decisión de compra, sino que den una estabilidad de largo aliento a la marca, en medio de un mercado que es cambiante y competitivo.

Aquí comparto algunas recomendaciones para todo marketero.



[1] Negocio humano: “Hagas lo que hagas todo negocio es de servicios”, decía Kotler. “Los negocios se dan entre personas”, nos recordaba Drucker. Con estas consideraciones y las experiencias recientes, donde un producto se puede volver ‘commodity’ en el corto plazo, el enfoque en el cliente y la sociedad es básico. Puedes mentir o exagerar para vender una vez, pero tendrás que generar una relación verdadera para que te vuelvan a comprar.

[2] Hipertransparencia: hay dos normas que debemos repetir indefinidamente. Toda mala práctica de una empresa se puede hacer evidente mañana mismo. Todo valor positivo puede ser el mejor escudo en un caso crítico y la principal arma frente a la competencia. En pocas palabras, corrijamos los errores porque se pueden hacer públicos ahora, y evidenciemos los valores positivos a tiempo.

[3] Transformación de abajo hacia arriba: con la transformación digital se hizo evidente la necesaria participación del CEO para cambios efectivos en la cultura de la empresa. Sin embargo, para una transformación consistente, se debe tomar en cuenta el cambio desde la base de colaboradores, ahí donde se hace más evidente la cultura. 

[4] Pensamiento en el largo plazo: cuando tomemos decisiones pensemos no solo en los efectos inmediatos, también en los futuros. Nuestras decisiones deben tener el panorama amplio para darle estabilidad a la marca. 

[5] Ecosistema: no porque seas Amazon o Alibaba, tu mundo es digital. Para una marca, todo espacio de exposición forma parte de ella, desde su fan page hasta su web, desde la memoria impresa hasta las oficinas físicas, si las tuviera, y también desde sus directivos hasta sus colaboradores. Todos forman parte de un ecosistema, y como tal deben funcionar. Se pone a prueba la cultura, y no será sencillo. En el 2019 debemos aprender a gestionar la complejidad.

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