Diversos estudios realizados por prestigiosos organismos alrededor del mundo señalan que una de las características de los millennials (nacidos entre 1980 y 2000) es su alta rotación laboral o constante cambio de empleo en comparación con las generaciones que los antecedieron.
Sin embargo, cuando estos cambios de empleo son muy frecuentes –permanecen menos de seis meses en un puesto- estamos hablando de job hopping. Sandra Cubas, directora de CL Selection, explica que esta práctica no es del todo recomendable porque “las empresas peruanas son más tradicionales y buscan que el candidato que se integre a la organización pueda aprender el negocio, se adapte a la cultura y agregue valor durante algunos años”.
En el Perú, muchas empresas buscan contratar ejecutivos que demuestran cierta estabilidad laboral a lo largo de su carrera, lo cual es un predictor de que la persona durará algunos años en la misma empresa y no será tentado por cambiarse en un corto plazo.
De todas formas, Sandra Cubas declara que los reclutadores valoran que los candidatos jóvenes de entre 23 y 25 años hayan pasado por algunas organizaciones donde tuvieron la oportunidad de aprender y que ingresen a la empresa con cierto tipo de experiencia ya adquirida.
“Es Interesante cuando un joven ejecutivo ha tenido prácticas de 6 o 12 meses en algunas empresas, lo que le ha permitido entender la cultura, adaptarse y comprender con mayor rapidez como funciona una empresa. Sin embargo, las empresas no buscan contratar jóvenes que sólo los acompañen durante 6 meses, sino que puedan acompañarlos durante algunos años”, enfatiza la directora de CL Selection, razón por la cual sugiere evaluar los pros y contras cuando un profesional decida cambiar de empleo.
Algunos puntos a favor de la rotación de empleos son: la mayor adaptación a distintos ambientes corporativos, entendimiento del funcionamiento de distintas empresas, aprender buenas prácticas y replicarlas, adquisición de mayor conocimiento en el campo profesional, desarrollar una mayor red de contactos y tener la oportunidad de trabajar con diferentes ejecutivos y estilos de liderazgo.
En contraste, el cambio frecuente de empleos puede generar que las empresas sientan desconfianza de contratar un candidato de alta rotación, porque genera la sensación de que el postulante no desarrolla relaciones duraderas, puede verse como la carencia de compromiso y, en consecuencia, el poco tiempo en una empresa podría afectar las referencias laborales.
Cubas recomienda que una persona esté por lo menos tres años en una empresa, periodo que le permitirá entender el negocio y crecer en él.
“Adaptarse adecuadamente a una empresa le tomará aproximadamente seis meses, dependiendo de la posición, mientras que en los restantes dos años y medio agregará valor y podrá ascender jerárquicamente. Así la empresa sentirá que ganó durante el tiempo que se invirtió en el ejecutivo”, finaliza.