“Mucho mejor fuera [...] que las dos potencias logren un acuerdo que recoja las expectativas más importantes de cada una”. (Ilustración: Giovanni Tazza)
“Mucho mejor fuera [...] que las dos potencias logren un acuerdo que recoja las expectativas más importantes de cada una”. (Ilustración: Giovanni Tazza)
Redacción EC

(Informe IPE-El Comercio) Las entre y , que se iniciaron en marzo, constituyen uno de los mayores riesgos externos para la . Según el BCR, esto se debe al efecto sobre el crecimiento mundial, la mayor aversión al riesgo y la apreciación del dólar.

Además, la última medida anunciada hace dos semanas por EE.UU., que impone nuevos para US$200 mil millones de importaciones chinas, empeora el contexto internacional y deja abierta la posibilidad de nuevas represalias.

MENOR CRECIMIENTO

Según el BCR, uno de los principales efectos de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China es la menor perspectiva del crecimiento mundial. Al respecto, la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advirtió que las proyecciones de crecimiento se recortarían debido a este conflicto comercial. 

A partir de las tensiones y la consecuente disminución en la proyección del crecimiento mundial se viene generando una menor demanda por commodities, en particular, de los metales básicos cuyo precio cayó 15% desde fines de junio.

El más afectado ha sido el precio del cobre, que es uno de los principales indicadores que predicen la tendencia del crecimiento y el producto de exportación más importante del país. Así, su cotización en agosto fue de US$2,74 por libra, la menor en 13 meses. 

La caída del precio del cobre se produce debido a un ligero desaceleramiento de la economía china, que consume cerca del 50% de la producción mundial de este metal. Adicionalmente, las condiciones comerciales se han visto afectadas. 

Según el International Copper Study Group, el déficit entre la demanda y oferta de cobre, en miles de toneladas, pasó de 150 en el primer semestre del 2017 a solo 50 durante el mismo período del 2018, lo cual refleja un menor incremento de la demanda global (1,0%) en relación con el incremento de la oferta (1,8%).

MAYOR RIESGO

Ante el incremento de la incertidumbre sobre el crecimiento y el comercio mundial, la volatilidad del índice financiero S&P 500 en lo que va del año resulta casi 25% mayor en relación con el mismo período del año anterior. 

Frente a un panorama que se percibe como riesgoso, los flujos de inversión se han movido significativamente hacia activos considerados más seguros como los bonos soberanos de las economías desarrolladas. Ello, sumado a turbulencias internas de ciertos países como Argentina o Turquía, habría reducido la demanda por activos de economías emergentes. Según el Emerging Portfolio Fund Research, esta reducción sumó más de US$80 mil millones entre junio y agosto, lo cual equivale a cerca de la mitad de la capitalización bursátil de las empresas listadas en la Bolsa de Valores de Lima en el 2017.

Estos cambios, además, podrían amplificarse porque la política de normalización monetaria de la Reserva Federal (FED) de EE.UU. ha aumentado la preferencia por activos financieros de mercados desarrollados ante un mayor retorno. En ese sentido, cabe recordar que, luego de la crisis financiera del 2008, la tasa de interés de la FED pasó casi ocho años a niveles por debajo de 1%. Sin embargo, entre marzo del 2017 y setiembre último se han producido seis incrementos y, con el inminente aumento de diciembre, dicha tasa sería de 2,5%. Debido en parte a estos efectos combinados, entre febrero y setiembre de este año, las bolsas de los países emergentes han caído 15% luego de un notable crecimiento de 36% en el 2017.

EFECTO TIPO DE CAMBIO

En los últimos meses, las monedas de las economías emergentes vienen perdiendo valor frente al dólar por la salida de capitales.

Además, en el caso de las economías exportadoras de commodities, sus ingresos por este tipo de exportaciones se han visto reducidos debido a la caída de los precios. Desde el inicio de las tensiones comerciales hasta setiembre, la caída del sol frente al dólar (1,3%) ha sido relativamente baja.

En contraste, las divisas más perjudicadas han sido el peso argentino, que se depreció en 51,2%, y la lira turca en 37,2%, debido a que estos países son más vulnerables por tener un fuerte endeudamiento de corto plazo, bajos niveles de reservas internacionales y elevados déficits de cuenta corriente.

TENSIONES CRECIENTES

Una de las características más preocupantes de este conflicto es que parece poco probable que se atenúe en las siguientes semanas debido a las últimas medidas tomadas por EE.UU. y las represalias de China.

El pasado 24 de setiembre, la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. anunció la entrada en vigencia de un arancel de 10% para 5.745 partidas comerciales de origen chino. Asimismo, se anunció que a partir del 1 de enero del 2019 el arancel se incrementará a 25% para estos productos. EE.UU. sostiene que estas medidas responden a que China ha adquirido injustamente tecnología y propiedad intelectual estadounidense.

Estimar el impacto de estas medidas no es sencillo debido a que existe gran incertidumbre sobre cómo se desarrollarán los eventos. Según el Banco Central Europeo (BCE), en un escenario en el que se incrementen las tensiones comerciales, el nivel del PBI mundial proyectado podría caer casi en 1% en el 2019. 

Al respecto, el BCE indica que este ajuste se explicaría en mayor medida por el efecto en la confianza que por el impacto directo en el comercio internacional. Esto, a su vez, repercutiría en menores precios de commodities, menores flujos de capital hacia países emergentes y mayor apreciación del dólar.

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