Wimbledon puede ser uno de los nombres más tradicionales asociados con el tenis, pero no es el primero en establecerse.
El más antiguo de los que todavía rondan las pistas es Babolat, el fabricante francés de raquetas, que empezó a hacer cuerdas en 1875, dos años antes de que se estrenaran las pistas del All England Club de Londres.
Y ahora, 139 años después, no menos de 170 tenistas llegaron a Wimbledon con los productos de Babolat.
Fundada por Pierre Babolat en Lyon (Francia), la marca originalmente se dedicaba a hacer cuerdas para instrumentos musicales y piel de salchichas a partir de intestinos animales.
Entró en el deporte de la raqueta después de que uno de sus pioneros, Walter Clopton Wingfield, se acercara a ellos para hacer cuerdas de raquetas a partir de vísceras naturales. Las pretendía usar en la práctica de un deporte nuevo llamado "spharisitrike", juego de pelota en griego.
Según aumentó la popularidad del tenis a finales del siglo XIX, se estandarizaron las reglas y Babolat vio cómo las ventas de sus cuerdas no dejaban de aumentar.
En 1925, Rene Lacoste ganó el Abierto de Francia con una raqueta que usaba sus cuerdas. Desde entonces, no ha habido un año en que no hayan ganado al menos uno de los cuatro grandes: Melbourne, París, Londres y Nueva York.
TRAGEDIA FAMILIAR
En la actualidad, Babolat sigue siendo un negocio familiar. Lo dirige Eric Babolat, de 44 años, tatara-tataranieto del fundador.
Bajo el liderazgo de Eric, Babolat se ha transformado. Hasta 1994 sólo hacía cuerdas a uno de los principales nombres de raquetas, ropa y zapatillas.
La decisión de diversificar el negocio más allá de las cuerdas fue tomada por el padre de Eric, Pierre, quien presentó su primera raqueta en 1994.
Pero la tragedia golpeó a la familia cuando Pierre murió en el accidente del vuelo 111 de Swissair en la costa de Canadá cuando volaba de Nueva York a Ginebra.
Eric, que entonces tenía 28 años, se tuvo que hacer cargo del negocio familiar de forma inesperada.
Por entonces, llevaba ya cuatro años trabajando para la empresa y aunque admite que no se sentía preparado, no dudó en hacerse cargo del trabajo.
"No tenía más presión que la que me ponía yo mismo", comenta. "Tenía gente a mi alrededor para ayudarme y yo quería que continuara la historia".
Con el principal objetivo en aumentar las ventas de las raquetas y más bien con poco o ningún dinero dinero para firmar con jugadores consolidados, Eric continuó con la política de su padre de darle raquetas a jugadores del circuito junior.
Y así se la daban gratis a jugadores desconocidos como Rafael Nadal, Andy Roddick o Kim Clijsters.
LA HISTORIA DE BABOLAT
Eric empleó el aumento en ingresos para seguir diversificando el negocio e inició líneas de ropa, zapatillas y accesorios.
Tuvo tanto éxito que el año pasado los beneficios superaron los US$200 millones. Mucho más que los US$31,5 millones que ganaba la compañía cuando asumió la presidencia.
Pese al enorme crecimiento en ventas, Babolat sigue siendo una empresa 100% familiar y fiel al espírituo original de cuando fue fundada en 1875.
Eric indica que no tener accionistas a los que reportar o preocuparse por el precio de las acciones ha ayudado a la investigación y desarrollo de la compañía.
"Como empresa familiar, tuvimos el lujo del tiempo", dice. "No decimos 'ok, si no es un éxito en tres meses nos olvidamos'. Toma tiempo hacer las cosas mejor".
"PRESIÓN BUENA"
Ahora, con 350 empleados, Eric agrega que considera que Babolat sigue siendo una empresa "humana" donde el personal se considera una gran familia.
"Mi esposa conoce a mi amante: es la compañía. Siempre he creído que en el trabajo hay que hacerlo lo mejor posible", dice.
Sobre si sus hijos terminarán haciéndose cargo, comenta que en realidad desea que "hagan lo que quieran".
"La motivación es clave para todo, así que amar lo que haces es lo que marca diferencias".
Y para mantener estrechos lazos con los jugadores profesionales que usan Babolat, todos son invitados a su cuartel general en Lyon, donde Eric les hace una visita guiada y les presenta a los trabajadores.
Además, este año, no son sólo los jugadores los que usan Babolat, los recogepelotas también visten sus zapatillas.
Eric dice que es "fantástico" asistir a un Grand Slam y ver a los jugadores con los productos de su empresa agregando que la fe que tienen en Babolat "es presión, pero es una presión buena".