Donald Trump está escalando la tensión con China tras anunciar que impondrá una tasa arancelaria de 10% a los productos del país asiático por un valor de US$300.000 millones a partir de septiembre.
De esta forma, EE. UU. castigará a la mayor parte de los productos chinos que entren por sus fronteras. Este anuncio se suma al ultimátum de 90 días que Trump le puso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que le cambie el estatus de "país en vías de desarrollo" a China.
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"Las naciones más ricas del mundo afirman ser países en desarrollo para evitar las normas de la OMC y obtener un trato especial. ¡Nunca más!", escribió el mandatario en su cuenta de Twitter el viernes pasado.
En teoría, estar clasificado como país en vías de desarrollo le permite a China obtener ciertas ventajas dentro de la organización, como aplazar la aplicación de algunos acuerdos o proteger parcialmente algunos productos.
Dos tercios de los 164 miembros forman parte de ese grupo.
Trump le encargó al representante de Comercio de EE.UU., Robert Lighthizer, que use todos los medios disponibles para que el organismo le cambie el estatus a Pekín, según un memorando de la Casa Blanca.
Y aunque el documento se centra en China, también menciona a otros países en la misma situación, como México, Turquía, Qatar, Corea del Sur, Brunei, Kuwait o Emiratos Árabes Unidos.
Pekín "ilustra más dramáticamente el punto", señala la Casa Blanca, y argumenta que el país ha tenido un crecimiento explosivo que lo ha convertido en la segunda economía más grande del mundo y el principal exportador en la última década.
Si la OMC no les cambia el estatus a los países que "abusan" del sistema, el gobierno estadounidense anunció que no les dará el tratamiento especial que reciben dentro del organismo.
Sin embargo, aún no están claros los efectos prácticos que tendría tal medida. Se desconoce, por ejemplo, si Trump llegaría a bloquear negociaciones que se llevan a cabo al interior de la OMC.
El organismo, que funciona por consenso entre sus miembros, no ha realizado mayores reformas desde su creación y, en ese sentido, expertos en comercio internacional ven como poco probable que la OMC responda a la amenaza de la Casa Blanca.
La advertencia de Trump coincide con la más reciente ronda de reuniones entre negociadores chinos y estadounidenses para intentar poner fin a la guerra comercial entre ambas naciones.
¿QUÉ DICE CHINA?
Pekín criticó el ultimátum de Trump y argumentó que con él Estados Unidos "dejó aún más en evidencia su arrogancia y su egoísmo", según la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying.
"Quién debería ser clasificado en la categoría de país en desarrollo y en función de qué normas (...) debería determinarse en una negociación con la mayoría de los miembros de la OMC".
Hua argumentó que China siempre ha cumplido con sus obligaciones en la OMC, desde que ingresó en ella hace 17 años. Y agregó que desde 2002 la contribución del país al organismo ha aumentado un promedio anual del 30%.
"China nunca tomará medidas unilaterales o romperá las reglas fundamentales de la OMC", apuntó Hua.
"Estados Unidos no solo pone sus intereses por delante de los intereses globales, sino además pone sus reglas locales por encima de las reglas internacionales".
Los críticos, en cambio, sostienen que China ha sacado ventajas de la OMC para proteger sus exportaciones y no ha cumplido las normas sobre marcas y patentes, además de la aplicación de subsidios a algunos de sus sectores productivos.
La OMC no tiene una definición oficial para distinguir a los países más avanzados de los que están en vías de desarrollo.
De hecho, existe una disposición que les permite a los propios países decidir por sí mismos en qué categoría se califican.
¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA OFENSIVA?
"Esto es más simbólico que real", le dice a BBC Mundo Jennifer Hillman, investigadora del Council on Foreign Relations, un centro de estudios especializado en la política exterior de EE.UU. y en asuntos internacionales, con sede en Nueva York.
"Una nación no tiene muchos beneficios en la OMC por ser (considerado) un país en vías de desarrollo".
Hillman sostiene que la propuesta de la Casa Blanca no cambiaría mucho la actual situación de los miembros de la organización, dado que muchas de las disposiciones de "tratamiento especial" son recomendaciones no vinculantes.
En la práctica, la mayor parte de los países tienen las mismas condiciones legales, excepto en el caso del Acuerdo sobre Agricultura que aún les da un poco más de holgura a los países en vías de desarrollo.
Así las cosas, el cambio de clasificación de los países en la OMC "no cambiaría mucho las cosas", apunta.
Por otro lado, dice Hillman, si bien Trump puede tener razón respecto a que países enormes como China no deberían declararse en vías de desarrollo, la estrategia de lanzar unilateralmente una amenaza no es el camino adecuado.
Más allá del ultimátum, a la experta le preocupa que el anuncio de la Casa Blanca sea parte de una estrategia más amplia para retirar a Estados Unidos de la OMC o para destruir la organización.
Y explica que lo dice porque Trump ha bloqueado una a una las sustituciones de los jueces de la OMC que cumplen su período en el cargo, y solo quedan tres jueces de siete.
Como en diciembre vencerá el mandato de otros dos, la situación es compleja porque en ese escenario la OMC no podría resolver disputas comerciales entre sus miembros; es decir, quedaría de brazos cruzados.
"TÁCTICAS EQUIVOCADAS E INEFICACES"
"Las tácticas de Estados Unidos son equivocadas e ineficaces", le dice a BBC Mundo Anabel González, investigadora del Peterson Institute for International Economics (PIIE), un centro de estudios especializado en economía internacional y con sede en Washington.
Primero, explica, se debe a que en un escenario multilateral una nación no puede decidir unilateralmente qué país está en vías de desarrollo y cuál no.
"Hacerlo equivaldría a una transgresión de las normas de la OMC y otros países tomarían represalias".
Y en segundo lugar, agrega, la amenaza de Washington es una advertencia "prácticamente vacía", dado que la mayor parte de las disposiciones especiales para países en vías de desarrollo "han dejado de ser relevantes".
González sostiene que en realidad lo que busca la Casa Blanca es "remodelar el equilibrio de concesiones entre países".
Y en ese sentido, asegura que la solución a la controversia no pasa por tratar de forzar a los miembros de la OMC a salir de la categoría de países en desarrollo.
"La salida es participar en negociaciones. Lo que importa son los resultados negociados, no la clasificación", apunta.