El Gobierno del presidente Donald Trump prepara una nueva extensión de su moratoria a la prohibición a las compañías estadounidenses de mantener vínculos comerciales con el fabricante chino Huawei, mientras continúan las conversaciones comerciales entre EE.UU. y China.
La nueva moratoria sería de seis meses, es decir, el doble de tiempo que la otorgada en agosto, y vencería por tanto a finales de mayo de 2020, informan los medios estadounidenses este fin de semana y adelantada por el diario Politico.
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De confirmarse la información, la actual extensión anunciada el 19 de agosto vencería en la medianoche del próximo lunes 18 de noviembre, fecha en la cual proveedores tecnológicos como Google, Intel, Xilinx o Broadcom deberían dejar de vender a Huawei.
El Departamento de Comercio y la Casa Blanca, consultados por Efe, han evitado comentar la cuestión.
Por su parte, el mandatario tampoco se ha referido a Huawei y se ha limitado a destacar que China comprará de nuevo “en grandes volúmenes” dentro de la primera fase del tentativo acuerdo comercial, que aún pende de firma dado que las negociaciones para concretar detalles continúan.
La Administración Trump anunció por primera vez la prohibición a las empresas de EE.UU. de mantener vínculos comerciales con Huawei en mayo de este año, pero desde entonces ya ha decretado dos moratorias que permiten a las firmas de su país seguir haciendo negocios con el fabricante chino.
El Ejecutivo estadounidense recela de los vínculos de la empresa con el Gobierno de China y asegura tener sospechas de que Huawei podría usar sus teléfonos móviles y otros equipos tecnológicos para espiar en el extranjero y facilitar la información a los dirigentes del país asiático.
Aunque la cuota de mercado de los teléfonos móviles Huawei en Estados Unidos es muy reducida (menos de un 1 % según los datos más recientes de Statcounter), la empresa china sí tiene una fuerte presencia como proveedor de equipamiento de telecomunicaciones en las zonas rurales del país.
Sus productos, sustancialmente más baratos que los de la competencia, han permitido el despliegue de redes inalámbricas en grandes extensiones del país escasamente pobladas en las que, de no haber sido por Huawei, estas infraestructuras hubiesen sido prácticamente inviables desde un punto de vista financiero.
Junto a su presencia en zonas rurales, el otro aspecto clave para entender la incidencia de Huawei en la economía de EE.UU. son los proveedores de componentes tecnológicos y de software, como los fabricantes de chips Intel, Xilinx y Broadcom, y el gigante de Internet Google, propietario del sistema operativo Android, presente en los dispositivos de Huawei.
De todos los proveedores estadounidenses de Huawei, Google es el que tiene un perfil más alto, ya que los teléfonos que el fabricante chino vende en todo el mundo (y que son especialmente populares en mercados como Latinoamérica y Europa) llevan preinstalados Android y servicios como Chrome, Gmail, Google Maps, YouTube y la tienda de aplicaciones Google Play.
El veto a Huawei se enmarca en un contexto de guerra comercial entre Estados Unidos y China, que lleva abierta desde prácticamente el momento en que Trump llegó a la Presidencia, en 2017, y que se ha saldado por el momento con aranceles sobre cientos de millones de importaciones chinas a EE.UU. y represalias similares por parte de Pekín
Las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo han afectado la actividad global, con especial incidencia en las cadenas de suministro internacionales.
En concreto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en octubre las previsiones de crecimiento tanto de EE.UU. como de China para este año y el próximo, así como las perspectivas de crecimiento mundial ante la creciente incertidumbre.