(Foto: Anthony Niño De Guzmán / El Comercio)
(Foto: Anthony Niño De Guzmán / El Comercio)

Dan Ariely, doctor en psicología cognitiva y profesor de la Facultad de Psicología en Duke University, explica que es dejar de realizar tareas de largo plazo por actividades que nos brindan una inmediata satisfacción. Procrastinar es un patrón de comportamiento que genera el aplazamiento de actividades importantes por otras irrelevantes. En simple, procrastinar, es “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”.

►  
► 

Este concepto lo explica de manera muy didáctica el bloguero Tim Urban en un Ted Talk denominado “En la mente de un maestro procrastinador”, que cuenta con más de 18 millones de vistas en YouTube. Tim Urban, a diferencia del profesor Ariely, señala que existen dos tipos de procrastinación: la de corto plazo que está relacionada, por ejemplo, a realizar a último minuto trabajos o proyectos que tienen una fecha de entrega, y las de largo plazo que no tienen una fecha clara de inicio y son las que solemos postergar indefinidamente. En este último grupo se encuentran decisiones como iniciar un nuevo proyecto, cambiar de trabajo, dejar de fumar, o cuidar nuestra salud. Urban precisa que todos los seres humanos procrastinamos en nuestras metas de largo plazo en mayor o menor medida. 

Ahora bien, ayer en el editorial de este Diario se señaló que nuestro Parlamento es una institución formada por personas que esencialmente buscan procurarse beneficios y solo están atentas a las pugnas de poder entre ellas y el Ejecutivo. Se indica que esto ha agravado su aislamiento frente a la ciudadanía. Asimismo, el editorial concluye que nuestros legisladores deben actuar con mayor madurez, dado que solo les quedan dos años y medio de gestión. 

En efecto, los ciudadanos llevamos medio período parlamentario observando luchas interminables de poder, así como decisiones o bloqueos de decisiones basados meramente en egos, intereses personales o partidarios. Se acaba el tiempo y solo vemos postergaciones de situaciones que deben atenderse. 

Recordemos que entre las funciones principales de nuestros congresistas está la representación de la nación, la dación de leyes, la permanente fiscalización y control político, orientadas al desarrollo económico, político y social del país.

Si bien todas estas funciones son muy relevantes, no hay duda de que la función primordial de nuestro Congreso es representar al pueblo. Sin embargo, este deber fundamental se encuentra en constante aplazamiento y ha sido sustituido por la satisfacción inmediata e individual de ganar una pugna. En resumen: nuestros congresistas se encuentran inmersos en una grave y continua procrastinación parlamentaria. 

Esto es muy preocupante teniendo en cuenta que el período de nuestros congresistas terminará indefectiblemente en julio del 2021, sin posibilidad de reelección. Si existe un mínimo de interés de nuestros congresistas en dejar este período parlamentario con algún legado relevante para la ciudadanía, no pueden olvidar que somos los peruanos los que les dimos nuestro voto de confianza. Esperamos de ellos un pronto adiós a la procrastinación.