Leemos día de por medio titulares en la prensa nacional y prensa extranjera sobre la importancia del nuevo Puerto de Chancay y su incidencia comercial en la región como la nueva puerta de conexión entre Sud América y Asia. Son grandes las potencialidades y oportunidades comerciales y de transformación industrial que ofrecerá nuestro país, no sólo por el puerto de Chancay, sino por incorporar los puertos en conceptos logísticos más integrales como los generados con la reciente ley de impulso al cabotaje (ya aprobada en primera votación) y tener Tratados de Libre Comercio con la mayoría de las economías del Asia Pacífico, sino además complementando la plataforma logística con una promotora y esperada legislación sobre Zonas Económicas Especiales que permita al país atraer inversiones y competir internacionalmente con las naciones que ya ofrecen este modelo generador de inversiones.
Cuando se negoció el contrato de acuerdo de accionistas del Puerto de Chancay con COSCO, en las múltiples conversaciones que se tuvieron en Shangai, pude entender que el planeamiento de la República Popular China dentro de su programa de Belt and Road, era crear las carreteras de comercio mundial que permitan abastecer recursos necesarios a una población creciente que llegaría a 1.4 billones de seres humanos, promoviendo a la par el desarrollo y comercio mundial; en esta visión de largo plazo, un gran interés estaba centrado en las potencialidades de Sud America y sus recursos naturales, mineros y agrícolas, incluyendo de manera especial el comercio con nuestro vecino Brasil, que representa el 50% del comercio de América Latina con China.
En esos años se habían firmado Memorándos de Entendimiento entre China , Peru y Brasil para ver la factibilidad de construir un tren que una Brasil con el Océano Pacífico, el estudio de viabilidad fue financiado y encargado a la empresa CREEC, la cual concluyó que el tren era posible quedando sin embargo aspectos técnicos y de desarrollo mas específico que abordar; esta ansiada interconexión, se encuentra esperando ser puesto nuevamente en carpeta y dar un paso trascendental para posibilitar la salida de alrededor de USD 29 billones de exportaciones del occidente brasileño con destino al Asia , sino además dar un gran paso de integración para cientos de pueblos amazónicos y andinos. Los beneficios son inmensurables, son tan grandes como lo fueron los resultados de implementar el ferrocarril Este Oeste que permitió el gran desarrollo de EEUU. En nuestro caso, el efecto será posibilitar e incentivar que se puedan desarrollar la industria maderera, ganadera, agrícola, energética y turística entre otros, así como dar inicio a una verdadera integración, no sólo nacional sino continental, generando en el camino miles de puestos de trabajo.
Retomar el proyecto del tren de interconexión Perú Brasil es una necesidad que conviene al interés nacional y que involucra con relevancia para nuestro país a dos grandes potencias como China y Brasil, confluyendo hoy variables relevantes de oportunidad al estar potenciándose en general la infraestructura portuaria nacional, así como gestándose la mejora tecnológica y de gestión del comercio e industrialización.
El puerto de Chancay será sin duda un punto importante de la cadena logística y puede constituirse en la punta del “iceberg” que materialice el gran potencial que encierra tener una privilegiada condición geoestratégica; desde el sector privado venimos trabajando para que sea realidad el Puerto de Chancay acortando la brecha de infraestructura y gestión de la logística nacional, toca a nuestros gobernantes incorporar la visión del Estado e impulsar proyectos transformadores como el ya mencionado ferroviario de integración Perú-Brasil.