A pesar de su talento en la ciencia y matemáticas, las cosas para Johnson no fueron sencillas. Ella, tuvo que enfrentarse a los techos de cristal por ser  mujer, además de las brechas raciales y sociales que opacaban fuertemente la mentalidad de esos años. (Foto: AFP)
A pesar de su talento en la ciencia y matemáticas, las cosas para Johnson no fueron sencillas. Ella, tuvo que enfrentarse a los techos de cristal por ser mujer, además de las brechas raciales y sociales que opacaban fuertemente la mentalidad de esos años. (Foto: AFP)
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Adriana Rius

A pesar de los notables avances logrados en las últimas décadas para impulsar el estudio de disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) aún es muy reducido el número de investigadoras mujeres que se desempeñan en este tipo de campos. En el caso del Perú, se incrementó en un 50% el número de mujeres profesionales dedicadas a las actividades de ciencia, tecnología e innovación, según datos registrados en el Directorio Nacional de Investigadores e Innovadores (DINA), del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). Sin embargo, menos del 30% de los investigadores -a nivel mundial- y menos del 10% de los egresados de este tipo de carreras científicas -en América Latina- son mujeres.

Un informe sobre el futuro del trabajo realizado por el Foro Económico Mundial señaló que, para el 2025, se crearán -en 26 países- 97 millones de nuevos puestos, los cuales requerirán de nuevas habilidades vinculadas con STEM entre otras disciplinas. Asimismo, y de acuerdo con datos del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, los mejores empleos pagados en un futuro serán los relacionados con la salud y nuevas tecnologías.

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Bajo este contexto, este último año y medio hemos visto un interés renovado hacia la ciencia, la cual se posicionó como un elemento que nos brindó esperanza y aliento para enfrentar y resolver algunos de los problemas más urgentes de la comunidad global. Asimismo, pudimos observar diferentes comunicaciones, esfuerzos y acciones que tuvieron como objetivo poder inspirar y fomentar un mayor acceso a las disciplinas STEM en mujeres.

Esto me lleva a mencionar algunos hallazgos del estudio El Estado de la Ciencia en el Mundo de 3M, el cual mostró que, a raíz de la pandemia, la percepción científica aumentó en América Latina, y que ahora un 75% de las personas latinoamericanas consideran a la ciencia como un elemento muy importante en sus vidas diarias.

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Desde 3M, tenemos un claro compromiso, en apoyar a aquellos grupos que han sido subrepresentados en los campos científicos como es el caso de las mujeres en la ciencia. En este sentido, uno de estos proyectos que me llena de mucho orgullo por su impacto y propósito social es, el cual cierra su convocatoria de la segunda edición el último día de octubre, y que tiene como objetivo reconocer la labor científica de las mujeres que en estos campos están generando cambios en beneficio de sus comunidades, y con ello, inspirando y motivando a que las nuevas generaciones de niñas persigan sus sueños en STEM.

Comprender el poder de la ciencia y su relevancia en el futuro, significa tomar acciones para facilitar a las mujeres igualdad de oportunidades para desarrollar y prosperar en carreras STEM. Esto sin duda requerirá de una colaboración compartida que incluya a diferentes actores como son padres de familia, iniciativa privada, gobierno y academia, quienes deberán trabajar en conjunto para lograr cerrar la brecha de género que existe en relación a este tipo de disciplinas científicas.

No queda duda que la diversidad es esencial, palpitante y nos ayuda a construir un futuro cada vez más justo y sostenible. Por ello, impulsar el estudio de este tipo de disciplinas es tarea de todos, y solo de esta manera es que vamos a poder impulsar el estudio de STEM en mujeres.

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