Los primeros meses del año han estado caracterizados por la fuerte propagación del COVID-19, conocido como coronavirus. En el ámbito financiero, este ha afectado principalmente los precios de las materias primas y la cotización del sol frente al dólar. Sin embargo, el impacto sobre las tasas de interés de largo plazo peruanas ha sido casi nulo. Esto debido principalmente a la estabilidad macroeconómica y financiera del Perú de los últimos 20 años, que ha permitido construir una buena reputación para los bonos soberanos como alternativa atractiva de inversión.
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Hasta el momento, la propagación de este virus parece haber retrasado la recuperación esperada de la economía china para el 2020. Como consecuencia, los precios de los metales industriales se han visto afectados. Globalmente, China no solo representa el 30% de la producción manufacturera, sino también la mitad de la demanda mundial de cobre. De hecho, en el último mes, el precio de este commodity se ha mantenido 5% por debajo del promedio del 2019, pese al reciente estímulo del banco central chino para contrarrestar el impacto del coronavirus sobre los ingresos de las familias y las empresas de ese país.
En este contexto, la Bolsa de Valores de Lima ha venido atravesando períodos de volatilidad en los dos primeros meses del año ante descensos principalmente de las acciones mineras. De hecho, hasta el momento ya habría borrado las ganancias generadas en el 2020.
Además, como mencioné en mi última columna, la incertidumbre generada por el brote del coronavirus ha elevado el apetito de los inversionistas por activos más seguros, como el oro y el dólar. En el último mes, el oro subió 14% y el dólar se apreció frente al yuan y al euro en 1% y 3%, respectivamente, en comparación con el promedio del 2019.
Al igual que la mayoría de las monedas de la región, en el último mes el sol se ha depreciado 1% frente al dólar en comparación con el promedio del año pasado.
En contraste, el coronavirus no ha tenido un impacto sobre las tasas de interés de largo plazo. En lo que va del año, el rendimiento de los bonos peruanos en soles y dólares a 10 años –referencia para las emisiones y fondeo de largo plazo– se ha mantenido en niveles históricamente bajos.
La elevada liquidez a nivel global ha permitido que el apetito de los inversionistas internacionales por activos de países emergentes con rendimientos relativamente altos y con bajo riesgo de depreciación continúe, como es el caso de Perú. Esto en línea con la estabilidad macroeconómica del país y la menor percepción de riesgo a nivel regional.
Por ahora, es muy temprano para tener claridad sobre la magnitud y duración del impacto real de la propagación del coronavirus globalmente. Si bien las variables financieras han sido las más afectadas hasta el momento, la incertidumbre sobre la actividad económica y las cadenas de suministro internacionales persiste, sobre todo porque en estos últimos días se ha exacerbado el temor de que este virus se convierta en una pandemia. En este contexto, lo más probable es que el oro y el dólar mantengan su atractivo de activo refugio, tal como sucedió durante los episodios de epidemias como el SARS (2003).