Israel Lozano Girón

La publicación de las nuevas proyecciones para la economía peruana ha develado cifras mucho más favorables para la economía este año. Una previsión de 3,2% de crecimiento económico y las recientes declaraciones del propio José Arista quien, en un reciente evento de Diario Gestión, dijo que el PBI podría crecer hasta 4% son hoy la clara prueba de un Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) rebosante de optimismo.

Con esto no quiero decir que está mal ser optimista. El momento lo permite: los precios de metales son favorables, se anuncia el reinicio de proyectos de inversión y la confianza empresarial se está recuperando poco a poco.

El problema está en dejar de lado variables relevantes y no poner énfasis en los problemas. La fortaleza fiscal ya no se ve tan bien como antes. La sobreestimación del crecimiento puede llevar a esperar ingresos tributarios mayores y, por ende, asumir una mayor capacidad para gasto. Es por ello que la variable que debería preocuparnos a todos es precisamente el déficit fiscal, porque además se trata de la que más observan las agencias calificadoras. Moody’s ya advirtió que el 2024 podría ser el segundo año en que el Perú no cumpla con su meta de déficit de hasta 2,8%, aun cuando éste ya fue modificado por el Gobierno sin darse mucho detalle de qué se hará para lograrlo.

Si la calificación crediticia cayera, no habrá confianza empresarial que lo resista. El Perú es y seguirá siendo un destino atractivo y con innumerables oportunidades de inversión, pero con fortalezas deterioradas y nuevas elecciones tan cerca, pensar que podrían venir nuevos e importantes capitales del exterior resulta algo complejo.

Ante tal escenario, la prudencia resulta ser una opción más consecuente. Una que nos remarque que estamos transitando el camino, pero que aún falta mucho por recorrer. Y lo más importante: que venga acompañada de propuestas para entender cómo será posible cumplir los objetivos de crecimiento y de déficit. Medio año ya está jugado, pero nunca es tarde y menos en el Perú.