Jude Webber y Pan Yuk
Periodistas
En medio de liquidaciones de acciones a nivel mundial, bajos precios del petróleo y la desenfrenada fuga de capitales, un mercado emergente sigue resistiendo: México.
En lo que va de este mes, México ya ha tenido su primera oferta pública inicial (OPI) — la única hasta la fecha en América Latina — así como la venta de un bono soberano por US$2,25 mil millones que tuvo una demanda sin precedentes para títulos del gobierno a 10 años.
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“México se distancia de otros mercados emergentes, más aun en el actual entorno macroeconómico”, dijo Armando Senra, director para América Latina e Iberia de BlackRock, la mayor compañía de gestión de activos del mundo. “¿A dónde más se puede dirigir el capital? México es un punto brillante”, dijo al FT.
BlackRock posee miles de millones de dólares bajo gestión en México — no revela la cifra públicamente — y se ha ido posicionando como un gran inversionista en infraestructura, por lo que es comprensible su optimismo acerca de la segunda mayor economía latinoamericana.
Pero México, casi por sí solo, mantuvo a flote los mercados de capitales latinoamericanos el año pasado, con más emisiones de deuda y de valores que cualquier otro lugar de la región. Este año no ha perdido tiempo demostrando que los inversionistas aún consideran sus activos atractivos.
La oferta pública inicial de este mes de la compañía constructora residencial Javer fue la tercera mayor de las 16 emisiones de los mercados emergentes este año, sólo por detrás de dos compañías chinas. El nuevo bono soberano también fue el mayor procedente de un mercado emergente durante este año, y la séptima mayor emisión soberana de 48 a nivel mundial este mes.
No importó que el lanzamiento de Javer estuviese inicialmente planeado para el año pasado, ni que su precio de debut fuese inferior a los que se esperaba inicialmente.
“Definitivamente habrá más ofertas mexicanas este año”, dijo José Oriol Bosch, presidente ejecutivo de la bolsa mexicana, al FT.
“México está teniendo un buen crecimiento en los sectores manufacturero, automotriz y de la construcción”.
Eso no quiere decir que todo sea halagüeño. México no ha sufrido de una dependencia de los productos básicos — las exportaciones de petróleo representan solo aproximadamente el 0,2% del PBI de México, señala Senra — pero el presidente de un gran fondo de infraestructura en México dijo que tenía que comenzar a aplicar sus reformas estructurales seriamente: “México se está durmiendo un poco en sus laureles . . . No creo que el país se pueda dar el lujo de confiarse”.
El Fondo Monetario Internacional ha recortado su pronóstico de crecimiento para México en 2016 hasta el 2,6% desde el 2,8% y Barclays Capital cree que el crecimiento será de apenas el 2.3%.
Los datos más recientes de producción industrial fueron decepcionantes; los mexicanos temen que la inflación aumente conforme el peso continúa alcanzando niveles mínimos históricos; las exportaciones de crudo están siendo afectadas por las caídas de los precios y por la perspectiva del regreso de Irán al mercado mundial; y muchos consideran que serán inevitables más recortes del gasto público.
Sin embargo, México goza de un atractivo especial gracias a su integración en la recuperación económica estadounidense, a sus costos laborales que compiten con los de China y a una sólida perspectiva a largo plazo después de las reformas estructurales, incluyendo la apertura de los mercados energético y de telecomunicaciones a la competencia.
Luis Videgaray, secretario de hacienda, dice que el peso “se mire por donde se mire. . . está claramente subvalorado” pues se acerca rápidamente a una tasa de 19 pesos por dólar. Está en la línea de fuego de la volatilidad del mercado, porque es la moneda de los mercados emergentes más comercializada.