Para introducir un emprendimiento innovador no basta contar con un producto tecnológicamente superior, también es esencial colocarlo en un mercado.
Y precisamente cuando se trata de mercadotecnia encontramos más vigente que nunca la frase de Al Ries y Jack Trout: “No es una guerra de productos, es una guerra de percepciones”.
Una marca es un atajo de nuestro producto o servicio en la mente de nuestros clientes y, si ya te encuentras a punto de crear una para acompañar tu emprendimiento, aquí te damos estos cinco pasos para garantizar que sea coherente con tu oferta y efectiva con tus clientes.
Paso 1: Registra tus atributos.
Atributo es aquello que describe lo que tu producto es y todo aquello que tu producto hace. Por ejemplo, un lápiz es una herramienta de escritura, está hecho de madera y grafito, y ayuda a expresar ideas y conceptos de forma gráfica.
Empieza por registrar todo aquel rasgo que te distingue de la forma más básica posible de tal forma que luego, sobre estos, puedas levantar (y justificar) tus beneficios.
Una forma sencilla de resolver esta sección es preguntándote cómo podrías explicársela a un extraterrestre.
Paso 2: Identifica tus beneficios.
A diferencia de los atributos, los beneficios se plantean como consecuencias directas del uso que experimentará tu cliente luego de probar tu producto o servicio.
Más que procurar acumular muchos beneficios, es importante que identifiques sobre qué atributos es que se soportan tus promesas.
Por ejemplo, un popular jabón para ropa vende manos más suaves para que mamás jueguen con sus hijos, justificado en que, entre sus atributos, se encuentra el componente de glicerina.
Para esta sección es esencial ponerse en lugar del cliente y que este pueda responder con claridad “¿y a mí qué (tu oferta)?”.
Paso 3: Plantea tus valores.
Los valores no son otra cosa que los beneficios emocionales. ¿Cómo debería sentirse tu cliente luego de emplear tu producto o servicio?
En este paso debes identificar qué fuente de motivación emplearás para atraer a tus clientes.
Por ejemplo, algunos de los motivadores de sensación tienen que ver con felicidad, confianza, evitar dolor, etc. Los motivadores de pertenencia tienen que ver con la aceptación o rechazo social. Y los motivadores de anticipación tienen que ver con valores como la esperanza, optimismo y/o evitar el miedo o la ansiedad.
Paso 4: Proyecta una personalidad.
Las marcas dejan impresiones en las personas. Tal como lo harían las propias personas.
En este paso debes definir cómo sería la persona que tendría el trato directo con tu cliente. ¿Sería mujer o sería hombre? ¿Qué edad tendría? Estas y otras consideraciones pueden ayudarte a dejar una huella más favorable en tu target.
Si tu cliente es el héroe, ¿qué tipo de persona tendría que ser aquella que lo acompañe y ayude en su lucha?
Paso 5: Formula tu esencia.
Consiste en una o máximo dos palabras cuya función es expresar cuál es la causa que la marca defiende.
Más allá de lo que el producto o servicio sea en la actualidad, expresa tácitamente un propósito ulterior. Un norte, un compromiso.
Una conocida marca de harina puede identificarse con una “asistente repostera”, mientras que un servicio de monitoreo ambiental puede trabajar en ser un “protector del aire”.
Es el legado futuro sobre el que aún solo se está siempre empezando.
¿Y ahora qué?
Siguiendo estos cinco pasos lograrás organizar mejor todo aquello que debe proyectar tu marca, tanto hacia fuera como hacia dentro de tu equipo.
¿Qué colores deberías emplear? Consulta tu personalidad de marca. ¿Contenidos de tus promociones? Emplea tus atributos y beneficios. ¿Quieres despertar una causa social? Haz sentido con tu esencia. ¿Necesitas hacer un video de ventas? Proyecta tus valores y emplea el lenguaje de tu personalidad.
Cada paso desarrollado es un ingrediente que puedes combinar y consultar en cada una de tus comunicaciones. Recuerda que la marca también es un activo que permanece y crece con el negocio.