(Escribe Sebastián rubio, director de ZSports). Al margen de la reciente clasificación a Rusia 2018, nuestro palmarés en competiciones internacionales durante los últimos 25 años se resume a un título de Copa Sudamericana (Cienciano, el 2003 ), una clasificación al Mundial Sub 15, y otra al Sub 17, esta última a cargo de los recordados ‘Jotitas’.
No sorprende si tenemos en cuenta que hasta hace un par de años, apenas 1.000 jugadores formaban parte del circuito competitivo de fútbol de menores en el Perú. Doce veces menos que en Argentina y cinco veces menos que en Venezuela, según estudios de la Unidad Técnica de Menores de la Federación Peruana de Fútbol (FPF).
Y es que la carrera de futbolista profesional se impartía solo en cinco clubes de Lima, clubes que deberían fungir como las universidades del fútbol.
Con una inversión anual de US$5 millones, financiada por recientes patrocinadores, la FPF viene ampliando este universo de jugadores a través de la captación en sus Centros Regionales de Desarrollo y un nuevo sistema descentralizado de competencias: Torneo Centenario, Copas Federación, Reto Regional, Creciendo con el Fútbol.
Adicionalmente, espera financiar el déficit en infraestructura deportiva a través de obras por impuestos.
Este plan no será sustentable si los clubes no empiezan a ver el fútbol formativo –en promedio representa solo el 5% de su presupuesto– como inversión en vez de gasto. Más aun cuando en Sudamérica, la exportación de talentos representa la principal fuente de ingresos de los clubes intermedios.
Y para aquellos chicos “que no la hacen”, el club habrá contribuido a su formación personal e inserción social.
La profesionalización en la gestión de los clubes, que a su vez atraerá inversión privada, será clave para este largo proceso formativo.
Asimismo, un sistema de licencias FPF/FIFA más colaborativo y formativo que fiscalizador. Rusia 2018 y el ser sede del próximo Mundial Sub 17 ofrecen un crédito y contexto ideal para empezar esta transformación. No la desaprovechemos.