Una sola fuerza, por Cecilia Blume
Una sola fuerza, por Cecilia Blume
Redacción EC

Los días pasan y el fenómeno de sigue afectando gravemente al país. Con ello se ha despertado una solidaridad ciudadana pocas veces vista. Quizá sea que las comunicaciones nos permiten conocer de cerca catástrofes que antes eran lejanas. Impresionan nuestras Fuerzas Armadas y policiales desplegándose por todo el país ayudando a los damnificados. Se les siente cercanas en un rol más relevante. El presidente y los ministros se multiplican eficientemente cumpliendo su labor en un país como el nuestro donde prima el desorden.

El Ejecutivo realiza un trabajo idóneo en una situación complicada tratando de salvar vidas y de paliar las necesidades inmediatas de poblaciones que lo han perdido todo. Cuando las lluvias terminen vendrá la reconstrucción, donde se pondrá a prueba al Gobierno.

Es duro decirlo pero esta tragedia le ha dado aire al Ejecutivo permitiéndole gozar de una mayor aceptación en la ciudadanía. Reconstruir el país da trabajo e inyecta recursos a la economía y se demostrará si este es un “gobierno de lujo” capaz y eficiente.

En la reconstrucción no se necesitan “zares”. Se necesita un funcionario público visible e indubitablemente responsable de esta tarea. Alguien empoderado, a quien el resto le haga caso. Puede ser un ministro o el primer ministro. No importa. Lo importante es la capacidad de acción y de coordinación de esta persona con el Gobierno Central, el Congreso y los gobiernos subnacionales. Debajo probablemente haya que crear una nueva unidad ejecutora, pequeña y eficiente, que lo apoye.

En esta reconstrucción además tendremos la oportunidad de rehacer infraestructura mal hecha: no más casas en cauces de ríos, no más puentes mal fabricados, no más carreteras en lugares inconvenientes. Es una oportunidad como pocas de hacer las cosas bien.

Cabe también trabajar en prevención. ¿Cuánto ha hecho Indeci? ¿Qué faltó? ¿Qué se debió hacer mejor?

Lo más importante en esta reconstrucción donde a diferencia de anteriores hay dinero, es la toma de decisiones y hoy muy pocos deciden. Por eso debe expedirse ya una ley que obligue a la contraloría a hacer control concurrente y emitir opiniones vinculantes en un plazo corto. Así los funcionarios públicos no tendrán miedo, como ahora, de decidir.

En cualquier reconstrucción hay mucho dinero de por medio y, como en cualquier emergencia, aparecen los que ven una oportunidad para llenarse los bolsillos a costa de la desgracia ajena. Esto ocurre en cualquier país y no lo podremos evitar. Para asegurarnos que estos pillos no proliferen debemos tener nuevos procedimientos de contratación céleres y no dejarlos de lado  acudiendo solo a procesos de urgencia o emergencia. El dinero debe ser manejado por el Ministerio de Economía y Finanzas a través de patrimonios autónomos creados solo para pagar la reconstrucción. Así cuidamos los recursos.

Tenemos dinero para reconstruir, pero si no hay gestión no habrá reconstrucción. Esa es la cruda verdad.

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