Hace casi dos meses, el Poder Ejecutivo presentó al Congreso un proyecto de ley (PL) que promueve la contratación formal de jóvenes. El objetivo del Gobierno es fomentar la inserción de jóvenes entre 18 y 29 años al mercado laboral formal a través del otorgamiento de créditos a favor del empleador respecto a las aportaciones del Seguro Social. En otras palabras, el Estado pagará el costo de Essalud (9% de la remuneración del trabajador) por los tres primeros años siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones.
De acuerdo con el ministro de Trabajo, Alfonso Grados, este proyecto busca impulsar la colocación de 50 mil nuevos puestos de trabajo durante los primeros doce meses de vigencia del programa. Actualmente el PL aún se encuentra en la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Congreso.
—Jóvenes buscando empleo—
La necesidad de realizar reformas que aumenten el empleo juvenil se ilustra con los resultados de la última Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), difundida hace dos semanas. El desempleo urbano juvenil en el 2016 –medido por el INEI como el porcentaje de la PEA urbana entre los 14 y 24 años que está buscando activamente trabajo– fue de 14,1%, la cifra más elevada desde el 2007. El cambio porcentual en el último año fue de 2,9 puntos porcentuales (pp), que a su vez fue el aumento más alto en los últimos doce años. Además, el desempleo juvenil es más de cuatro veces mayor que el desempleo adulto urbano (3,2%).
Pero el problema no es solo la escasez de trabajo, sino también la calidad del empleo para los jóvenes. Según la Enaho, casi nueve de cada diez trabajadores menores de 24 años tienen un empleo informal –en el resto de la PEA, el porcentaje es de 69%–.
En el ámbito regional, el desempleo juvenil urbano aumentó en 17 regiones durante el año pasado, entre las que destaca el aumento en Ayacucho (8,1 pp), Huancavelica (7,9 pp) y Cusco (7,0 pp). Con este incremento, la región Ayacucho se coloca como la tercera con el índice más alto de desempleo juvenil urbano, por detrás de Loreto y Puno.
—Consecuencias del desempleo juvenil—
La baja productividad y desempleo en la juventud puede tener serias consecuencias de largo plazo. Según el Banco Mundial, tener altas tasas de desempleo juvenil impediría que se aproveche el bono demográfico del Perú. Este bono se refiere a la situación temporal en la que la tasa de dependencia –la cantidad de adultos mayores con respecto a la población trabajadora– es baja. Se entiende, además, como un período en el que se puede aprovechar el capital humano de la población joven para dinamizar la economía.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), por su lado, apunta a una profecía autocumplida: el difícil mercado laboral que enfrentarán los jóvenes, en el que la gran mayoría serán informales, desalienta su inversión en educación. La evidencia demuestra que el desempleo y las condiciones laborales precarias a temprana edad productiva tienen un impacto negativo en todo el resto de la vida laboral.
—Hacia adelante—
El objetivo del proyecto de ley del Ministerio de Trabajo apunta a ser más barata para los empleadores la contratación de jóvenes sin reducir los beneficios laborales de estos últimos. La diferencia será cubierta por el Estado. En este sentido, comparte con la derogada Ley de Régimen Laboral Juvenil (conocida como ‘ley pulpín’) la idea de que el abaratamiento de ciertos costos laborales tendrá un impacto positivo en la contratación de jóvenes, pero difiere significativamente de esta última en su alcance y en el nivel de beneficios laborales que recibirían los nuevos contratados.
En vista de que cada año entran al mercado laboral más de 250 mil jóvenes, la meta planteada por el Gobierno aún puede resultar bastante corta sin una intervención más profunda e integral del mercado laboral.