Este 2014, como en ningún año previo, hubo buenas noticias para la innovación y el emprendimiento en el país. Por primera vez se lanzó un fondo estatal (Start-Up Perú) que financiará con S/.64 millones nuevos proyectos empresariales y además hay en el panorama diversas iniciativas privadas, de universidades, aceleradoras y hasta de inversionistas particulares. Todo esto apunta a fortalecer el ecosistema peruano de emprendimiento.
Desde el 2011, con el lanzamiento de Wayra Perú, la aceleradora de negocios de Telefónica, se fue perfilando la vocación de profesionales por iniciar una empresa start-up de base tecnológica. Desde entonces ha habido mayor interés de diversos actores, pero aún hay una gran deuda: la mayoría de proyectos son poco atractivos para la inversión y no logran escalar a mercados del exterior.
En general se ha dado una dinámica rápida e interesante, pero el ecosistema está lejos aún de consolidarse. Para Gonzalo Villarán, director de la nueva incubadora UTEC Ventures, eso se logrará cuando haya una base sólida de start-ups, que trasciendan el mercado peruano, se negocien en el exterior y logren un impacto global.
HACIA OTRO NIVEL
Arturo Cánez, director de la comunidad Lima Valley, dice que se está apuntando a un esquema de colaboración permanente en el que el Estado no está por encima de las iniciativas privadas sino que es un actor más. Por lo pronto, este año se unieron también más de 50 instituciones (incubadoras, gremios, universidades) bajo el nombre de Perú Emprende y durante noviembre organizaron el Mes del Emprendimiento, una serie de actividades que seguirán en el 2015 para ganar visibilidad y conectar ideas.
“Es cierto que hay un déficit de buenas ideas y de capacidad de ejecución, pero hay más actores interesados en darles las herramientas para que estos proyectos logren valer más”, dice Guillermo de Vivanco, director de Angel Ventures Perú, una nueva red de inversionistas privados que en el 2015 lanzará un fondo de capital de US$10 millones y el siguiente año será el turno de otro de US$50 millones para invertir directamente en start-ups. Además hasta el 2016 el Estado financiará 24 incubadoras. “De cuatro proyectos en los que se invierta quizá solo uno te hará ganar dinero, pero ¿cómo encuentras esa empresa que tenga la capacidad de valer cinco veces más en unos años?”, dice.
Hay que construir esa masa crítica de proyectos. La calidad y la competencia irá decantando si la dinámica de este sector se mantiene. Arturo Cánez explica que esto es como un semillero de fútbol: comienzan muchos proyectos y van escalando etapas, pero solo unos cuantos jugarán en las grandes ligas. “Y solo uno será Messi”, dice Cánez.
“Más incubadoras que tengan recursos y promuevan el talento darán mayor peso a los proyectos que necesitan validarse”, dice De Vivanco. En los siguientes años, añade, también tendría que suceder que quienes tuvieron éxito con sus start-ups se conviertan luego en inversores y asesores de los proyectos que vienen detrás. Ellos ya conocen el camino y pueden asegurar que el círculo virtuoso se mantenga.
Por ahora jóvenes que cursan un MBA o ya tienen experiencia ejecutiva en el extranjero están regresando al Perú para sumarse al ecosistema start-up. Eso también aportará mayor conocimiento y ambición.
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— Portafolio EC (@PortafolioECpe) diciembre 29, 2014
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