Una gestión pública moderna y eficiente requiere de información, para tomar mejores decisiones; de participación, para conocer los distintos puntos de vista de los actores sociales; y de justicia, para la protección de nuestros derechos como ciudadanos.
Hablemos de la información. Para el Estado es fundamental contar con información porque es la base para el diseño de políticas públicas y de instrumentos que permitan lograr los objetivos que se desean. También se requiere información para medir el impacto de las políticas y verificar su eficacia, y así, retroalimentar el diseño inicial. Sin embargo, la información que genera el Estado es también un bien público, y el acceso y difusión de la misma constituye un indicador de transparencia de la gestión pública.
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La pandemia del COVID-19 ha revelado que no se tiene buena información de aspectos claves, por ejemplo, en el sector salud. Los datos son la base para tener una buena información. Tomemos el dato de número de camas UCI, como ejemplo y expliquemos algunos elementos importantes para construir datos útiles: (i) tener el concepto claro sobre el dato, es decir, una cama UCI no es lo mismo que una cama hospitalaria, (ii) registrar correctamente el dato y aquella información asociada, es decir, no solo importa cuantas camas UCI existen, sino en qué institución médica se encuentran, (iii) actualizar periódicamente el dato, y (iv) tener un sistema que permita el soporte para el acceso. En algunos casos, cuando la información es resultado de una toma de muestra, existen complejidades mayores, dado que hay que garantizar que éstas sean consistentes, que los equipo estén adecuadamente calibrados, entre otros. Lo que se quiere resaltar es que no es una tarea sencilla y requiere de capacidades y recursos.
A pesar de existir problemas en la generación y calidad de la información, es muy importante que el decisor público tome en cuenta la información existente, que sin duda, es mejor que nada. Tener políticas públicas basadas en evidencia científica y técnica requiere contar con información, y cuanto más completa y de mejor calidad sea dicha información, las políticas serán más efectivas. Es bueno ver que algunos ministerios e instituciones públicas han dejado de duplicar esfuerzos y trabajan de manera colaborativa para generar información de calidad. Esta práctica debe generalizarse.
Respecto del acceso a la información, hasta hace algunos años, tener información del sector público era un privilegio de pocos, e inclusive, en algunos casos, había que pagar por ella. Hoy, probablemente siga siendo escasa y de difícil acceso para algunos segmentos de la sociedad, sin embargo, hay que reconocer que esa situación está cambiando. El desarrollo de la legislación en el país ha creado el marco para garantizar el derecho a la información, y las instituciones se encuentran trabajando en generar plataformas de datos abiertos, en lograr la interoperabilidad de los sistemas de información, en implementar los portales de transparencia, entre otros.
Si bien aún existe mucho trabajo por hacer en la generación de la información relevante, en promover su uso por el propio Estado y por la ciudadanía, y en generar el acceso y difusión a la misma, la ruta emprendida es la correcta. Apoyar estas iniciativas beneficiará a todos.
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