El ministro de Economía y Finanzas, David Tuesta, afirma que encontró la caja fiscal en una situación de emergencia. Por ello, sus medidas inmediatas han sido un recorte de gastos superfluos y el aumento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) que representa una recaudación diaria de S/8 millones. Tuesta no se siente desautorizado en cuanto a los cambios al Impuesto a la Renta de personas. “Una propuesta, como tal, nunca hubo”, le dice a El Comercio en una larga conversación.
Ha habido controversia acerca de la posibilidad de reducir el umbral para tributar el Impuesto a la Renta de personas, de siete a cuatro UIT. ¿Cuál va a ser la propuesta del Ejecutivo?
Quiero ser muy enfático por las especulaciones que se han dado. El gobierno nunca tuvo una propuesta respecto al Impuesto a la Renta. Nunca se ha pretendido hacer pagar más a los que ganan menos. En la conversación [con la Comisión de Economía] la semana anterior, presenté una problemática y discutimos muchísimas alternativas, en las que un ministro de Economía siempre tiene que estar pensando.
En el pedido de facultades delegadas sí hay, explícitamente, un acápite dedicado a cambios en este impuesto.
Sí, pero estarán enfocados en impulsar un uso más intensivo de los comprobantes de pago.
¿De qué manera?
En la actualidad, el mínimo imponible es siete UIT y luego las personas pueden deducir tres UIT adicionales en tanto utilicen comprobantes de pago de servicios muy restringidos. Básicamente, son servicios personales como el médico, nutricionista, personal training…
¿Servicios de ‘pitucos’?
Bueno, también están los pagos por hipotecas y alquileres. Pero, como se ve en las estadísticas, terminabas favoreciendo a las clases más pudientes. Lo que buscamos ahora es que cualquier compra que uno realice con comprobante de pago sirva para deducirla del Impuesto a la Renta: restaurante, peluquería, una tarjeta prepago. Lo que no va a cambiar es el mínimo imponible.
Si no se amplía la base de contribuyentes, ¿esta medida no terminaría golpeando la recaudación?
Lo que me interesa es el número de operaciones que se sincerarán a través de los comprobantes que se van a exigir a las empresas. Con ese comprobante voy a tener dos cosas que hoy no tengo: el IGV de la compra y el impuesto a la renta de la empresa. Es un mecanismo muy potente, que genera una carga tributaria muchísimo mayor a la deducción.
¿Cómo se van a asegurar de que esto funcione?
La idea es que no haya papelito, sino que se utilice el comprobante de pago electrónico. Pensamos que este año abarcará al 60% de las transacciones que existen en el país. Ahí, lo único que va a tener que hacer la persona es dar su DNI y la información va a ir directamente a Sunat. No hay que estar cargando un papel para guardarlo, registrarlo y presentarlo después. Todo va a ser automático. Y para el 2020, esperamos que la penetración del comprobante electrónico llegue al 100%.
¿Ha habido un efecto formalizador con el modelo actual de deducciones adicionales?
Sí ha habido un cambio de comportamiento, pero el efecto es muy chiquito al ser actividades restringidas. Por eso, nos estamos animando hacerlo más amplio. En promedio, solo se ha aprovechado 0,7 UIT de las 3 UIT adicionales que se permitía deducir.
Ese 40% que falta es el más difícil de penetrar. Son negocios pequeños, como las bodegas.
Hay todo un plan de la Sunat con incentivos, información y educación para ayudar a que los pequeños comercios puedan incorporar este tipo de aplicativos. Esto se tiene que complementar con intervenciones, para que se genere la sensación de riesgo. Pero es imposible con 2.000 auditores controlar todo el país, por eso es importante la palanca de la conciencia del contribuyente, que sabe que pagará menos impuesto a la renta si exige el comprobante.
Hay una deducción que no tiene efecto en la formalización: la de los intereses de créditos hipotecarios. ¿Piensan retirarla?
En principio, no se piensa tocar.
Si se redujera el umbral para pagar Impuesto a la Renta de 7 UIT a 4 UIT, pasaríamos de 1,5 millones de contribuyentes a más de 3 millones. Es decir, se duplicaría la base de personas interesadas en exigir el comprobante de pago. ¿Por qué no hacerlo?
Eso está completamente fuera del análisis. No estuvo como posibilidad y nunca fue una propuesta. No va a ser una propuesta tampoco. Uno puede tener muchas de alternativas, la que usted ha planteado y un millón más. Pero al final, se plantea lo que la economía política permite. Nuestra propuesta con los comprobantes de pago es suficientemente efectiva para avanzar contra la evasión. Si todo funciona bien, proyectamos que se va a generar por lo menos S/1.000 millones de nueva recaudación, siendo solo medianamente optimista.
Usted y el presidente Vizcarra han dicho que los más pobres no pagarán Impuesto a la Renta. Pero entre los más pobres y los que pagan este impuesto, existe una franja muy amplia. Hoy pagan IR los que ganan a partir de S/2.000 mensuales, aproximadamente. ¿Por qué no pagan los que ganan S/1.500 o S/1.800 mensuales?
Podría entender parcialmente lo que me dices. Pero esa población está pagando IGV y otros tributos. Y te encuentras allí con dos desafíos. El primero es que esas personas sienten que sus ingresos no les alcanzan. Y el segundo, que quisiera destacar, es que existe una gran molestia en la población respecto a que el Estado gasta mal. La sensación es que se están aprovechando de los impuestos que uno paga para viajar, para consultorías, para comprar cosas que no son necesarias. Esto también limita muchísimo la posibilidad de ampliar la base tributaria. Estoy seguro de que aquellos a los que estamos yendo a pedir comprobantes de pago también pueden tener esa sensación.
Creen que es legítimo no pagar impuestos porque el Estado usa mal los recursos…
Exacto. Puede generarse una sensación de legitimidad. Entonces, esa parte es necesario trabajarla. Yo, como MEF, no la puedo trabajar solo, pero sí estamos tomando pasos decididos. Quiero recordar que siempre hemos tenido vocación por reducir los gastos superfluos. De hecho, hay una medida de reducción de S/2.500 millones, que son S/2.000 millones del Ejecutivo y S/500 millones que ya no controlamos nosotros, pero donde hemos sugerido a los organismos autónomos que digan cómo van a ahorrar. Eso es permanente, va a quedar marcado para siempre. Queremos seguir en esta vía y, si es posible en el presupuesto que se va a aprobar en noviembre para el 2019, nuestra intención es recortar muchísimo más. A mí mismo, que pago mis impuestos, me mortifica ver este tipo de cosas.
¿Y quién traza la línea de qué es superfluo? Hemos tenido el ejemplo de la compra de frigobares del Congreso. Para muchos puede ser superfluo, pero los congresistas han defendido con uñas y dientes la adquisición con el argumento de que sus empleados necesitan guardar sus loncheras…
La pregunta es válida porque el término superfluo es relativo. Hasta que un ministro gane S/30 mil, como es mi caso y es público, puede ser superfluo también. De hecho, yo sí considero que gano mucho respecto a la gran cantidad de peruanos que ganan menos que el sueldo mínimo, y por lo mismo, sé que debo tener muchísimo cuidado con todos los recursos. A mí no se me ocurre viajar en clase ejecutiva porque tengo un cargo distinto. Viajaba en ejecutiva en el sector privado. En cuanto a consultorías, yo no puedo definir qué consultoría hacer, pero hemos revisado trayectorias históricas para definir límites. Para el próximo año nos estamos quedando con líneas cuantitativas porque no se puede hacer otra cosa más rápida. Esperamos tener criterios más objetivos en el 2019.
Decía que los recortes van a ser permanentes, pero la experiencia indica que no es así. Se hizo un gran ajuste a finales del 2016, pero en el 2017 de nuevo “volamos” en estos gastos. ¿Qué nos asegura que esta vez será diferente?
Va a estar en la ley de presupuesto. El límite de gastos va a quedar implementado. Pero hay un tema adicional que el MEF no puede controlar: el rubro de remuneraciones. Viene creciendo de manera exponencial. Del 2011 a la fecha se ha duplicado, hemos pasado de S/20.000 millones a S/40.000 millones. Crece por diversas razones: por reposición, por homologación, por normativas que salen de diferentes instituciones. Lo estamos intentando contener, pero es un problema en que debemos trabajar con los diferentes poderes del Estado. Además, la percepción de la gente es que el servicio del Estado es malo.
Se entiende la necesidad de contener el gasto, pero también hay reformas que son intensivas en gasto corriente, como educación, salud y seguridad, donde las brechas salariales aún son importantes.
Ese tema es muy complicado. Este implica una reforma que va mucho más allá del MEF. Entiendo que Servir en su momento intentaba generar soluciones, pero debe quedar claro cómo se realizarán los procesos de evaluación y cómo haremos para quedarnos con los trabajadores más productivos. También está el problema de la falta de recursos, por lo que se requiere una programación adecuada. Si hemos tomado algunas medidas, es porque hemos encontrado la caja fiscal complicadísima. ¿Cómo hace una economía para atender una reforma estructural cuando no tiene los recursos para hacerlo y, además, los escasos recursos que tiene los gasta mal? Es un desafío que trasciende estos tres años de este gobierno.
A propósito de que se gasta mal, le cuento un caso, que puede parecer trivial pero es un muy gráfico. Hicimos una comparación de cuánto han costado en los últimos años los pasajes del ministro de Economía, el presidente del BCR y el jefe de la SBS a las reuniones que tiene el FMI en Washington cada abril. A pesar de ser un viaje al mismo destino y casi en los mismos días, encontramos diferencias de hasta 100% en los precios pagados.
Este es un tema interesante en el que podemos avanzar, que es el caso de Perú Compras. Evidentemente, necesitamos mayor centralización, como ocurre en el sector privado. En el tema particular de la compra de pasajes, existe un mal proceso en cuanto al ‘timing’. Te diría que gran parte de la diferencia de precios se debe, con certeza, a cuándo compraste el pasaje. Te aseguro que la autoridad que compró el pasaje con la debida anticipación es la que consiguió el pasaje más barato. Una solución que encuentran las empresas es obtener reservas por periodos más largos y que, gracias a su poder de negociación, se respeten. No entiendo por qué acá [en el Estado] no ocurre eso.
Le decía que el ejemplo de los viajes puede parecer trivial, pero es la misma lógica que uno encuentra en compras cada vez mayores, como los alquileres.
Te pongo un ejemplo para redondear, que es un tema que todavía no me terminan de explicar: las tarifas de telefonía en el Estado. No existe una tarifa centralizada en el Estado. Cada uno tiene su propia tarifa. También te quedas sorprendido cuando ves que los ministros tienen diferentes modelos de celulares. Yo vengo de un banco en el que, si querías un modelo diferente al establecido, te lo tenías que comprar con tu dinero. Se pueden generar muchas ganancias centralizando. No he tenido mucho tiempo como para sentarme a ver exactamente con cada institución cómo hacerlo. Es un deber. Espero ahora tener un poco más de tiempo para hacer algunas de estas reformas.
En cuanto a los cambios en el ISC, muchos gremios han cuestionado que esto no se debatió, no se compartió información detallada. ¿Por qué se trabajó de esa manera?
En primer lugar, quizás no comuniqué lo suficiente que la situación de la caja fiscal estaba muy complicada y crítica. La presión tributaria ha caído cuatro puntos en términos del PBI desde el 2011 hasta la fecha, equivalentes a casi S/30.000 millones. El presidente, el premier y yo advertimos esto bastantes veces, en foros públicos, privados y con empresarios. Yo me reuní con la Confiep y les dije esto. Les comenté que teníamos que ver el tema de evasión y también teníamos que hacer algo de política tributaria. Yo se lo dije al directorio de la Confiep, y fue una reunión amable, cortés, incluso apoyando algunas de las cosas que íbamos hacer. Entendían el drama y el problema de la evasión fiscal.
Segundo: en varias entrevistas, incluso a su propio Diario, comenté en los primeros días de esta gestión que, entre las medidas que estábamos evaluando, estaba hacer algunos ajustes al ISC, en los que estábamos retrasados. Dije en otra entrevista que este tema del ISC era una iniciativa que se venía discutiendo desde el año anterior. De hecho, en el Marco Macroeconómico Multianual 2018-2021 [elaborado en agosto del 2017, durante la gestión de Fernando Zavala en el MEF], ya se señalaba dónde iban a estar estos cambios.
Finalmente, he recibido a gremios, que ya me comunicaban su preocupación por la subida. Se les escuchó y también se les trasladó que esta era una medida que estábamos evaluando aplicar en cualquier momento. Al final la medida tenía que tomarse. Necesitamos recursos inmediatamente, y el MEF y el gobierno tienen este instrumento a la mano. Por ley, es un instrumento para casos de emergencia, es el botón que tienes que apretar porque lo requieres en ese momento. Lo único que faltó -y eso no lo voy a hacer- es decirles ‘¿cuánto quiere que le cobre de impuestos?, ¿qué tasas quiere que le coloque?, ¿a partir de qué día?, ¿se siente cómodo con esta tasa?’.
Por otro lado, hicimos un ajuste que estaba alineado con políticas de salud pública. Cuando comunicamos esto, no se buscaba ocultar lo anterior, sino complementar el mensaje. Mal comunicado, quizás, porque debimos haberlo dicho todo junto. Intentamos alinear los cambios al ISC con la mitigación de externalidades negativas. Y, en cuanto a recaudación, son S/8 millones diarios, es decir, cuatro postas médicas. Es dinero que diariamente se requiere y mi intención es que se gaste bien.
Luego de que se hicieran los cambios en el ISC, ha surgido mucha preocupación por su impacto en los precios.
Lo primero que hay que hacer es tranquilizar a la población. Uno tiene que ser muy sensible y escuchar lo que señalan. Todas las mañanas escucho en radio que les ponen el micrófono a las personas y manifiestan su preocupación. Unos dicen que han subido los precios, que hoy día han encontrado el pollo más caro, que el huevo ha subido. Recojo esa preocupación y lo primero que hago es verificar las estadísticas diarias que se registran por producto. Mucha de esta información es pública: la divulga el Minagri sobre los centros de abastos y mercados, o tienes la aplicación Facilito de Osinergmin para los precios de los combustibles. Pido la medición diaria de la inflación y contrasto. Mi diagnóstico es el siguiente: efectivamente, tienen que existir algunos puestos de mercado y algunos sitios que deben estar cobrando más. Puede deberse a un comportamiento normal del mercado o a una actitud oportunista.
Siendo las dos completamente legítimas, salvo casos de concertación…
Correcto. Entonces, uno observa eso y puede ser que esté ocurriendo [un alza de precios] en casos individuales. Pero la inflación en lo que va de mayo es negativa, a pesar de que la modificación al ISC se dio a principios de mes. Esto me dice que los precios realmente no se están afectando. Cuando entro a ver por rubro, veo que la inflación de los alimentos está cayendo también. En cuanto a la inflación de combustibles y transporte público, apenas se ha movido. Cuando entramos a ver producto por producto: el arroz ha bajado de precio, la papa está igual, los huevos están igual, la cebolla está igual. En general, los precios de todos los productos están a la baja.
¿Y, entonces, por qué escucha en la radio a la gente decir que los precios suben?
Creo que es un tema de que, si abres los micrófonos y le preguntas a la gente: ‘¿dígame, señor, están subiendo los precios?’, el que tiene el mayor incentivo de contar su caso es quien está experimentando un alza de precios en el puesto donde siempre compra en su mercado. Eso lo está experimentando de verdad. Pero lo que me dicen las estadísticas es que en la gran mayoría de mercados, eso no está sucediendo. Yo diría que en otro momento, sin esta medida del alza del ISC, si se volviera hacer la misma pregunta, se volvería a obtener los mismos resultados. La gente se animaría a contar el precio que ha variado en un mercado. Pero no tendría que ver en nada con la subida del ISC. Lo que nos compete como Estado es calmar a la gente y dar la mayor información posible para que el público tome la mejor decisión.
Otro factor que puede estar influyendo en el alza de algunos precios, como el de los combustibles, es la subida del precio internacional del petróleo. Y, en el pedido de facultades, figura revisar el fondo de estabilización de los precios de combustible, que atenúa la transmisión de este impacto externo en el mercado local.
Queremos afinar la medida. La franja de precios tiene un límite. No puede estar creciendo y extendiéndose permanentemente. Pero la implementación tiene que ser gradual y en el momento adecuado. Hoy, evidentemente, no lo es. De hecho, esa franja es la que está ayudando a que el movimiento de precios sea el que estamos observando, y no uno mayor. Cualquier perfeccionamiento que estemos pensando en el movimiento de esa franja, evidentemente no va a ser aplicado en un momento crítico.
A pesar de lo que dicen las estadísticas, hay protestas, incluido el anuncio de un paro en el Cusco, contra el cambio del ISC. Ya hemos visto a este gobierno retroceder ante este tipo de manifestaciones en otros casos. ¿Es para usted y para el MEF una línea decisiva que se mantenga el ISC?
Esta no fue una decisión del MEF, sino del gobierno. En ese documento estamos comprometidos como gobierno, porque se requieren recursos. Entonces, si somos consistentes con que necesitamos recursos, esta medida se tiene que mantener. Lo que se está buscando, en todo caso, es que esto no tenga esos efectos que se dice, de forma no tan clara, que se estarían generando. Queremos ayudar a que la población esté tranquila y que la situación es la que dicen algunos titulares.
Si el gobierno retrocediera, ¿renunciaría?
El gobierno no va a retroceder, entonces no especulo nada. Yo no he tenido ninguna información de que vaya a hacerlo. No va retroceder; entonces, no pasa nada.
Se ha cuestionado algunos puntos específicos de los cambios al ISC. Por ejemplo, que se aplique una tasa de 10% a los autos nuevos, cuando lo idea es renovar el parque automotor.
Los autos nuevos pagan menos que los autos usados, hemos mantenido esa consistencia. Pero evaluamos cómo era la situación en el resto de la región y en el mundo, y en la gran mayoría de países, los autos nuevos pagan impuestos. No estamos sobrecargando. Pero si el auto es eléctrico o híbrido, es otra cosa, pues ahí claramente está marcado el tema de externalidades, el índice de nocividad, etcétera. Si quiere traerse un auto nuevo híbrido, ya sabe usted, no se va a ver afectado.
Permítame una reflexión: en algunos temas, como este, alinearnos con la región es bien visto, pero en otros, como los umbrales del Impuesto a la Renta, hacerlo termina siendo inconveniente.
Hay que ver cómo nos vamos alineando. A veces las políticas hay que irlas avanzando cada una en cierta medida. En el caso del Impuesto a laRenta, como le comentaba, sí es una carga directa a un grupo de la población que, mal que bien, ya está contribuyendo con otros impuestos y que siente que, si va a pagar nuevos tributos, su dinero va a ser mal utilizado. Ahí la cosa es diferente.
Le planteo una segunda crítica en el ISC: la exoneración a las picks ups por ser bienes de capital. Mañana puedo comprarme una pick up para uso personal y aprovechar ese beneficio.
Efectivamente, ahí tienes un punto, es un tema para afinarlo y monitorearlo, con miras a hacerlo más específico En la evaluación que hemos hecho, el uso más intensivo de pick ups está asociado a grandes empresas del sector industrial, minero y agroindustria.
Tercera crítica: el pisco puede ser la bebida de bandera y un orgullo nacional, pero hace tanto daño a la salud como otras bebidas con el mismo contenido de alcohol. Sin embargo, sigue teniendo un tratamiento ventajoso.
Ese es otro tema que también requiere irse alineando con el tiempo. En política tributaria y fiscal, todo no puede ir al mismo ritmo y como uno quiere. Pero hay que ser conscientes, por más que no lo hayamos podido avanzar ahora. La Organización Mundial del Comercio ha planteado que hay un problema en este tema. Tarde o temprano, este cambio va a llegar, porque tenemos que alinearnos con la OMC.
El ex jefe de la Sunat, Sandro Fuentes, nos dijo hace unos días que hubiera sido más fácil subir un punto el IGV ante la emergencia fiscal, y ahorrarse todo este ruido del ISC.
Necesitamos estos S/8 millones diarios para que cuadre la caja fiscal y subir el IGV no es un instrumento tan inmediato como cambiar el ISC. Por ejemplo, el IGV sí requiere interacción con el Congreso. Además, un aumento del IGV generalizado tiene varias discusiones: ¿18% es un nivel alto o bajo? ¿Podemos subir más? Hay países que están en 19% o 21%, ¿queremos irnos ahí? Creería que no estamos para avanzar en esa línea.
Con el recorte de gastos superfluos y el aumento del ISC, ¿se cierra la emergencia fiscal?
En términos de política tributaria ya estamos. Ahora estamos poniendo todo en el asador para avanzar en la recaudación mediante el control de la evasión del IGV y del Impuesto a la Renta, Allí entran las medidas antielusivas, que están en el paquete de facultades delegadas. Toca ahora la parte de Sunat en su rol de control.
Tuvo una frase muy dura con la Sunat hace poco: que antes era un perro rabioso, pero se ha vuelto un chihuahua.
Sí, tuve una frase que gráfica y quizás no fue la mejor. Ahí si hago un mea culpa, pero intentaba plantear un tema. No pretendo tampoco que la Sunat sea un perro rabioso, lo que quería graficar es que a veces las administraciones tributarias se dejan llevar por el gobierno de turno o por la política de turno. A veces la vuelven muy agresiva, es decir, tiene que salir a recaudar como sea. O, a veces, la vuelven muy timorata y pasiva, porque los contribuyentes se están quejando mucho. Hay protestas y frases como “maldita Sunat”, y nadie quiere olas en ese momento. Mi impresión iba a señalar que hemos transitado entre decisiones pendulares de qué cosa debe ser Sunat.
Y, en ese péndulo, ¿dónde está la Sunat que usted hereda?
Hoy todavía está más hacia el lado más pasivo. Pero déjame darte el diagnóstico completo. La Sunat ha sido muy activa en hacer una inversión potente en digitalización, infraestructura y big data. Todo esto es lo positivo que yo he encontrado, y te da un gran potencial para salir a recaudar. Pero también he encontrado una Sunat muy contenida y con las herramientas de control que le da el código tributario debilitadas. No se han actualizado para aplicar determinadas normas. Yo creo que he encontrado una Sunat preparándose para hacer algo importante, pero esperando que se le colocara las normativas relevantes para poder hacerlo. Esa es la razón por la cual estamos confiando en el actual superintendente, Victor Shiguiyama, para que continúe esa labor.
Dentro de ese paquete, como una herramienta adicional para la Sunat, ¿viene la norma antielusiva?
Así es. El Perú necesita tener una norma antielusiva. Si uno ve un mapa, nosotros -creo que junto con Paraguay, Bolivia y Ecuador- somos los únicos que no tenemos una ley antielusiva. Parecemos un paraíso elusivo. Yo creo que el propio sector privado lo ha entendido y tiene una actitud positiva hacia que salga. Lo que sí nos han expresado es que hay algunos temas por afinar, como asegurar que no una discrecionalidad amplia para un solo auditor para decidir qué se va a hacer con una u otra empresa. Para eso estamos constituyendo un órgano veedor, que se va a encargar de monitorear y de asegurarse que la decisión que ha tomado un auditor sea correctamente llevada.
¿Cómo va a estar conformado este órgano?
Eso es justamente lo que estamos trabajando. Lo que hay que intentar es darle la mayor imparcialidad. La norma antielusiva es una norma que ha sido creada para controlar los grandes fraudes. Si uno ve las normas antielusivas en el mundo, se anuncian muy pocos caso al año. Son unos 10 o 20, no más. Por ejemplo, en España, estuvo el caso Messi. Este no es un instrumento de uso masivo. Es un instrumento de uso especializado. Cualquier auditor no va a estar autorizado para utilizarlo. No va a ser una ametralladora que va a apuntar a todo el mundo.
Ha habido dudas, reflejadas en la prensa, sobre la posición del gobierno respecto a ampliar el régimen agrario. Esto estaba en el pedido de facultades, pero ha habido información extraoficial de que se buscaba retirarlo. ¿Cuál es la posición del gobierno en este tema?
Esto está en las facultades y cuando vi ese titular [en el diario “Gestión”] fue una novedad para mí. Es un tema que se va a trabajar en los próximos 60 días. El premier comentó ayer que es un tema que requiere socializarse, que los que están a favor o en contra tienen que tratar de entender esta medida. Pero en principio, si se ha colocado en el proyecto de ley es porque el gobierno tiene la intención de trabajarlo. Hay que rescatar este mensaje del premier de que todas las partes reconozcan bien las bondades que tiene esta normativa.
Otro gran tema en debate reciente, en el que sorprendió la ausencia de la voz del MEF, es la supervisión de las cooperativas por parte de la SBS. ¿Cuál es la posición del MEF? ¿Respaldan a la SBS?
La ausencia es porque hemos estado en el Congreso más de 10 horas por la sustentación del pedido de facultades legislativas. Entonces, no ha habido oportunidad de hablar realmente de ese tema. No quiero entrar a calificar si es mejor la propuesta que está trabajando el Congreso de una supervisora de cooperativas o la propuesta SBS es mejor. Sin embargo, sobre este tema quisiera incorporar un ingrediente que no se está debatiendo y es importante. El FMI ha dicho expresa y claramente que es la SBS la que tiene que hacerse cargo de la supervisión de las cooperativas. Es un organismo que da señales de si la gestión en cuanto al lavado de activos es la indicada. Yo los escucharía e incorporaría este punto en el debate. También, y más importante aún, Gafilat, que es el organismo que te califica y te dice si eres un país que lucha contra el lavado de activos o estás en contra de este, claramente ha dicho que la SBS debe supervisar a las cooperativas. Le ha puesto como tarea a la SBS que tiene que avanzar en el tema de lavado de activos porque de lo contrario nos van a sancionar. De hecho, estamos en evaluación. Que Gafilat tenga una opinión negativa y nos sancione, nos llevaría a olvidarnos de OCDE.
Colombia ya fue invitada a ser parte de la OCDE. ¿Por qué no hemos estado a la par?
Creo que ha habido mucho más activismo por parte del gobierno colombiano. Ellos pusieron el tema en agenda antes que nosotros. Todo indica que esta semana, aprovechando la reunión interministerial que se dará en Francia, se va a dar el anuncio no solo de los invitados, sino de quienes entrarán a tener la posibilidad de entrar al proceso de revisión este año y en el 2019. Todo indica que Perú estaría en ese grupo al menos en el 2019.
¿No hay una autocrítica de cómo hemos conducido el proceso en el Perú?
Difícil decirlo, porque habría que detallar lo que ha hecho cada gobierno en su momento. Pero en términos macroeconómicos, hemos perdido mucho tiempo en discusiones, en peleas internas y hemos descuidado el debate por ser un país más productivo. Ojalá en estos tres años de gobierno todas las fuerzas políticas nos unamos para intentar reconducir este camino. Se requiere responsabilidad y visión de todas las partes.
Ha sido invitado por la OCDE a la reunión que menciona, pero tiene unos viáticos de US$540 diarios para este viaje. ¿No es mucho?
Te agradezco mucho la pregunta. Yo suelo devolver mis viáticos. Normalmente no los utilizo. Entiendo que esos viáticos están para complementar parte del presupuesto que la OCDE no logra cubrir. Hay días de hotel que no logra cubrir y hay un tema de alimentación. Pero yo procuro no comer nada con el dinero que me dan. Prefiero que me inviten a utilizar dinero del Estado. Para viajes a provincias, yo devuelvo todos los viáticos. Me dan viáticos que en muchos casos me parecen excesivos, porque al final allá nos invitan todo y termina siendo una incomodidad, porque luego tienes que hacer un documento para retornar el dinero. En este caso, yo haré lo mismo. Yo acá no he venido a aprovecharme del Estado, lo económico no es lo que me ha traído acá. He venido con la intención de colaborar con el país. Yo estoy solo acá, mi familia está lejos, al otro lado del Atlántico, y he venido por un periodo determinado para aportar a mi país, pero para nada a ganar dinero. Lo menos que se me ocurriría es aprovecharme de unos viáticos.