Las provincias de Islay e Ilo comparten límites pero tienen muchas diferencias. La más obvia es que la primera pertenece a la región Arequipa y la segunda a Moquegua. Hasta ahí no habría mucho que decir. Tanto Ilo como Mollendo (capital de Islay) son zonas costeras, tienen áreas agrícolas, playas excepcionales y dependen de la pesca. Pero lo que marca la diferencia de una en relación a la otra es su manera de encarar el futuro.
Tanto Ilo como Islay han sido afectadas en los años 80 y 90 por las emisiones de la Fundición de Ilo (de propiedad de Southern Perú Copper Corp), sin embargo Ilo se planteó una negociación distinta frente a Southern, no solo se dejó de odios sino que le sacó el máximo provecho a un proceso de diálogo que le tomó mucho tiempo y que requirió de la participación de todas las organizaciones de la población.
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Ilo empezó a programar su futuro y para ello exigió la participación de la minería, pidiendo un cambio de actitud a la empresa y sobre todo exigiéndole asumir la responsabilidad del grave daño ambiental que se había generado durante los años anteriores, planteándose ejes de desarrollo que, como dijimos, incluyó a todas las organizaciones de esta provincia, incluyendo a la propia minera. Hoy Ilo es la provincia que le da los indicadores de éxito a la región Moquegua.
Según el último Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno; Ilo tiene un índice de desarrollo humano de 0,6679 (el promedio nacional es de 0,5058), mientras que Islay tiene un indicador de 0,5579. Ilo está en el puesto número 1 en la lista nacional del PNUD, Islay en el 15. En lo que respecta a la esperanza de vida al nacer Ilo está en el puesto 25; Islay en el 73. Un indicador más, Ilo está en el puesto 3 del ingreso nacional per cápita, Islay en el 15; todo esto a pesar de ser provincias adyacentes, casi gemelas en condiciones, que todos los días chocan hombros y cuyas capitales se separan por poco más de 100 kilómetros.
Hoy en Ilo un alcalde no puede hacer lo que quiere, tiene que ceñirse al plan trazado. La empresa tampoco puede hacer lo que le da la gana, debe someterse a un monitoreo social permanente y además sujetarse a una política de transparencia exigente, pues sabe que si oculta información sacrificaría la confianza y con éste su licencia social.
Ilo abrió el paso al diálogo y construyó infraestructura educativa, el hospital que antes solo atendía al personal de la empresa minera, tuvo que abrirse a la población recibiendo una atención de calidad. Islay no tiene un hospital de atención pública (la única existente es para los asegurados de EsSalud) es por ello que los heridos de las revueltas generadas a partir de los enfrentamientos por Tía María en Cocachacra (distrito de Islay) han tenido que ser llevados a Arequipa.
Hace dos años tanto Ilo como Islay se disputaban ser la sede del nodo energético del sur. En un acto salomónico, el Gobierno decidió partir el proyecto e instalar dos plantas en cada una de estas provincias. Previo a las protestas por Tía María, ambas provincias se disputaban ser la zona de los futuros complejos petroquímicos, el Estado, para evitarse más problemas optó por que sea la futura empresa interesada la que elija el lugar. Es evidente que ante las últimas circunstancias Ilo podría atraer a la inversión, no solo por su actitud dialogante, sino porque ha sabido desarrollar las condiciones para convocar a la empresaprivada (diálogo en la búsqueda de consenso antes que violencia) y que esta participe de su desarrollo, siempre bajo sus condiciones.