Bancadas parlamentarias esperan informe de la Controlaría para decidir destino de Martín Vizcarra. (Foto: Alessandro Currarino / El Comercio)
Bancadas parlamentarias esperan informe de la Controlaría para decidir destino de Martín Vizcarra. (Foto: Alessandro Currarino / El Comercio)
Fernando Vivas

“Si el presidente es vacado, ¿ni usted ni Martín Vizcarra van a asumir?”, le preguntó Augusto Thorndike a Mercedes Aráoz el domingo pasado en “Cuarto poder”, nervioso ante la posibilidad de que Meche no entendiera la dramática dimensión de la pregunta. O sea, ¿renunciaría a la vicepresidencia como protesta agónica contra la vacancia o asumiría la decorativa primera vicepresidencia dejando en libertad al presidente Vizcarra para buscar un nuevo primer ministro? 

Mercedes respondió: “Yo por lo menos sigo en la posición de acompañar al presidente siempre”. Este ‘siempre’ puede ser suicida para una tecnopolítica que no está salpicada ni por el Lava Jato ni por las cuitas del presidente. Aráoz persiste en el error de confundir su chamba de afirmación de gobernabilidad con posar de leal al presidente. Su apuesta debiera ser mantener en todo lo posible separada su agenda de reactivación de los líos de PPK. El indulto fue una gracia presidencial, que no sea desgracia de Gabinete. 

El ‘yo por lo menos’ de Meche fue más trascendente, pues confirmó que Vizcarra está lejos de ella y de PPK, y así queda en mejor disposición para buscar los consensos indispensables si llegara el caso de ponerse la banda.  

¿Cuándo llegará la vacancia? Ni idea, no me atrevo a pronosticar cuándo, si acaso la hay. Pero sí apuesto que, si Fuerza Popular y las dos bancadas de izquierda evalúan que ya tienen los votos suficientes y se lanzan a vacar, no habrá mensaje a la nación con todo el Gabinete posando para la foto. Los ministros ya habrán aprendido la lección. 

Tumbarse a un presidente es demasiado extremo como para hacerlo a tontas y a locas. Por lo menos, un requisito puede ser el careo de PPK con un grupo de congresistas vacadores que le hagan preguntas y esa ocasión la permite la Comisión Lava Jato. Y claro que no tiene que ser luego de que hable Barata. Bien puede ser antes, con los propios insumos de la comisión y ayudando a atenuar esa sensación de que Odebrecht maneja la política administrando sus silencios y delaciones. 

Un ex ministro de PPK me dijo que confiaba en la capacidad de Vizcarra para suceder a PPK y tender los puentes indispensables para gobernar. Pero, en esta coyuntura de suma de votos y motivos, es la oposición la que tendría que tender el primer puente. ¿Ya hablaron algunos emisarios de Fuerza Popular y de las izquierdas con Vizcarra para confirmar su disponibilidad y plantearse mutuas condiciones? Ni idea, pero si lo supiera se los contaría. Lo que sí está claro es que los vacadores han dado por caduco el compromiso de Vizcarra con PPK cuando este aseguró que sus dos vices renunciarían a suplantarlo. Era otro año, otra coyuntura, otro Perú más fácil de engañar.