Aunque no es la primera vez que el ser humano se enfrenta a un virus o se ve obligado a vivir con él, las características y los límites de la relación entre ambos no han sido aclaradas del todo.
En dos años de pandemia el virus de la COVID-19 ha presentado cinco variantes: Alpha, Beta, Gamma, Delta y, más recientemente, Ómicron; la cual, hasta ahora, ha reportado baja mortalidad. El temor a nuevas mutaciones ha asaltado al mundo: ¿hasta dónde puede llegar el virus responsable de esta mortal pandemia?
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Nosotros y ellos
Una muestra de lo antiquísima que es la relación entre los virus y los seres humanos la encontramos en el año 3000 a. C, en Egipto, gracias a un tallado que muestra una estela funeral representando a un sacerdote afectado por polio. También se conoce un texto legal de Mesopotamia de 1800 a. C., sobre el castigo que se le impuso a un hombre cuyo perro, probablemente afectado por la rabia, mordió a otra persona y la mató.
Pero su antigüedad es aún mayor. Según explica Sergio Ortega, investigador de la Universidad de Málaga, existe una llamada Hipótesis de la coevolución, la cual sugiere que los virus son anteriores a las formas de vida celulares. Esta hipótesis, señala Ortega, sugiere que los virus jugaron un papel importante en el origen de las células y en la evolución de éstas a través de miles de millones de años de interacción parásito-hospedador.
“Un virus es, en esencia, un agente infeccioso microscópico incapaz de reproducirse fuera de las células de otro organismo. Todos los virus están compuestos por ácidos nucleicos, ya sea ADN o ARN, y diferentes proteínas. Ellos son causantes de muchas enfermedades humanas, como el SIDA, la gripe o la varicela, aunque también existen virus que solo causan enfermedades en otras especies”, explica el biólogo y divulgador científico español Rubén Megía, fundador de genotipia.com.
En el cuerpo humano viven miles de virus que no son dañinos para nosotros. Como escribe la investigadora de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana, Ana Laura Añé, la diversidad viral del organismo humano bajo condiciones no patológicas ha sido subestimada. Se refiere al conjunto de virus presentes en el cuerpo humano, al cual se le denomina viroma. Tal como explica Añé, el viroma humano no es el mismo entre individuos y, en una misma persona, puede variar en el transcurso de su vida. Los cambios se deben a factores genéticos, ambientales o al estado de salud del organismo que los hospeda. “El viroma humano tiene un papel esencial en el equilibrio de las funciones corporales y el mantenimiento de la salud. Es la ruptura de este equilibrio la que puede llevar al desarrollo de enfermedades”, señala.
Creced y multiplicaos
En el artículo “Las mutaciones de los virus y el papel que juegan en una pandemia”, la investigadora de la UNAM Consuelo Doddoli explica que los virus son cápsulas de material genético que necesitan de un hospedero para reproducirse, es decir, requieren de la célula de un ser vivo donde alojarse: puede ser la célula de un animal, una planta o una bacteria. Una vez que el virus se encuentra en el interior de la célula huésped, se adueña de ciertas proteínas y de la maquinaria química de la célula para poder hacer copias de él mismo muy rápidamente. En este proceso de replicación es cuando suceden las mutaciones.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), explica que una mutación es el cambio que presenta un virus al hacer una réplica de sí. Un virus que ha sufrido una o varias mutaciones ya es una variante del virus original. Pero, ¿por qué se producen estas mutaciones? La misma OMS señala que cuanto más circulan los virus, más susceptibles son de modificarse. Ocasionalmente esas modificaciones pueden dar lugar a una variante del virus que está mejor adaptada a su entorno en comparación con el virus original.
Algunas mutaciones pueden conllevar cambios en las características de un virus, como alteraciones en la transmisión (por ejemplo, puede propagarse más fácilmente) o la gravedad (por ejemplo, puede provocar una enfermedad más grave). Algunos virus mutan rápidamente y otros lo hacen más despacio.
Las investigaciones recogidas por la OMS dan cuenta que el virus SARS-CoV-2, que provoca la COVID-19, tiende a mutar más lentamente que otros, como el VIH o los virus gripales. Ello puede explicarse en parte porque posee un mecanismo interno de corrección de errores que le permite corregir «errores» durante la replicación. Los científicos siguen estudiando este mecanismo para tratar de entender mejor su funcionamiento.
Todos los coronavirus
Todos los virus cambian con el paso del tiempo. La mayoría de los cambios tienen escaso o nulo efecto sobre las propiedades del virus. Sin embargo, algunos cambios pueden influir en su facilidad de propagación, la gravedad de la enfermedad asociada o la eficacia de las vacunas, los medicamentos para el tratamiento, los medios de diagnóstico u otras medidas de salud pública y social.
La OMS, en colaboración con asociados, redes de expertos, autoridades nacionales e internacionales, instituciones e investigadores, ha vigilado y evaluado la evolución del SARS‑CoV-2 desde enero de 2020. La aparición de variantes que suponían un mayor riesgo para la salud pública mundial, a finales de 2020, hizo que se empezaran a utilizar las categorías específicas de variante de interés (VOI) y variante preocupante (VOC), con el fin de priorizar el seguimiento y la investigación a escala mundial y, en última instancia, orientar la respuesta a la pandemia de COVID-19.
Las características de una variante preocupante están relacionadas a tres criterios, según la OMS: el aumento de la transmisibilidad de la COVID-19; el aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad; y la disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, las vacunas y los tratamientos disponibles.
La variante Ómicron no ha sido calificada de VOC, pero no hay garantía de que no pueda aparecer otra. La resistencia a la vacunación de un porcentaje de la población y la falta de acceso a las vacunas de otro alto porcentaje, hace que aún no podamos cantar victoria. La investigación alrededor del SARS-CoV-2 continúa.
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