PAUL DU BOIS ALJOVÍN
Mi papá era un innovador, un creativo y un luchador que cada día a través de El Comercio luchaba por sus principios. Luchaba para que así todos pudiéramos pensar lo que queremos, decir lo que sentimos y nos sintiéramos libres de opinar y criticar al Gobierno, o a cualquiera, si creemos que está haciendo las cosas mal y hay que mejorarlas.
CIEN POR CIENTO CREATIVO
A la vez de luchar por la libertad del país, él también era, como ya lo he dicho antes, un innovador y una persona cien por ciento creativa. Era un innovador ya que no solo trataba de transformar, cada vez más, a El Comercio o a la prensa peruana sino también al Perú.
Hay que recordar que él ayudó al Perú a estabilizarse económicamente, cuando trabajaba en el Ministerio de Economía y Finanzas. Mi papá creó nuevas reformas económicas para así ayudar a levantar al Perú cuando más lo necesitábamos, ya que acabábamos de pasar por un momento triste y desastroso a causa del terrorismo.
LA TOLERANCIA
Pero por lo que más he admirado a mi papá, y siempre lo admiraré, es por su tolerancia.
El me enseñó que siempre hay que respetar y escuchar a quien piensa o siente algo diferente a nosotros. No importa si el otro no tiene nuestras ideas, es diferente a nosotros, o hasta nos critica por lo que pensamos.
Igual lo tenemos que respetar y, sobre todo, lo más importante: tolerar, sabiendo que esa persona no cambiará de idea y siempre pensará lo mismo. Y es que eso es la libertad, ya que estamos dejando al otro ser libre y pensar lo que él cree. Y de una forma u otra, así estamos luchando por la libertad.
Lo que me ha quedado claro es que no solo yo, mi mamá, mis hermanos, mis abuelos, mis tíos, mis primos, los amigos de mi papá y sus compañeros, hemos perdido a un gran hombre, sino que el Perú entero lo ha hecho.