Neruda: gastronomía y sensualidad
Neruda: gastronomía y sensualidad
Redacción EC

RAÚL MENDOZA CÁNEPA (

Pablo Neruda fue un poeta de pasiones y sensaciones. Se sabe que cultivó la sensualidad de la comida y que plasmó en su poesía sus propios gustos y apetitos, al margen, desde luego, de su credo político. 

Ironía aparte, fue en "Odas elementales" que  Neruda nos indujo al culto a la sencillez y a las apetencias profanas. El poeta había abandonado la introspección y el intimismo melodramático para explorar el mundo exterior, vinculado con sus sentidos. Ese tránsito hacia el sibaritismo y las inquietudes terrenales se empieza a vislumbrar ya en "Residencia en la tierra". 

Para algunos, más que gourmet, la avidez del poeta desciende pantagruélicamente hasta el nivel de la glotonería. Sin visos de autocomplacencia, Neruda nos da referencias de sus dilecciones y debilidades en su célebre autorretrato: "Por mi parte, soy o creo ser [...] creciente de abdomen [...] amigo de mis amigos [...] investigador de mercados [...] monumental de apetito.". 


Fiesta en la mesa 

Neruda no solo es un amador desorganizado, sino además un amante de la buena mesa. En "Odas elementales" desciende a la simpleza de un niño que se asombra ante las cosas más simples. Hace una festividad del aceite y el pan, se deslumbra ante el caldillo de congrio y las esencias de la cocina chilena. 

El rito del banquete en el poeta da inicio con las metáforas enraizadas a la comida. Oda a la cebolla, al tomate o a la alcachofa operan como puentes entre el hombre vivo, ávido de alimento y la naturaleza rica y en permanente ofertorio. Con los versos consagrados al tomate, nos introducimos en el sacrificio inexorable en la cocina: "Debemos, por desgracia, asesinarlo:/se hunde el cuchillo/en su pulpa viviente,/ es una roja víscera/ un sol fresco/ profundo, inagotable...".

El ingrediente se reúne con otros luego para fabricar la buena sazón: "se casa alegremente/ con la clara cebolla,/ y para celebrarlo/ se deja caer aceite,/ hijo/ esencial del olivo,/ sobre sus hemisferios entreabiertos,/ agrega/ la pimienta/ su fragancia...". 

El hedonismo, transmutado en  entusiasta panteísmo, lo lleva a concederles versos a ingredientes que para el vulgo no son más que materia prosaica, poco inspiradora para el trance poético. Las odas les transmiten, no obstante, un aire peculiar de objetos sagrados a los elementos. 

En "Oda a la cebolla", Neruda nos proyecta las imágenes de una cebolla que relumbra como una joya: "luminosa redoma/ pétalo a pétalo/ se formó tu hermosura,/ escamas de cristal te acrecentaron/ y en el secreto de la tierra oscura/ se redondeó tu vientre de rocío". La comida es sabor, pero también imágenes, curvas, líneas, redondeces y matices. 


Comiendo en Hungría 

Neruda y Miguel Ángel Asturias escribieron sin solemnidades un libro al que titularon "Comiendo en Hungría" (1969). Ambos habían llegado a Budapest en 1965 y quedaron maravillados con las extrañas combinaciones de sabores.

La historia del libro comienza en el fabuloso Alabárdos, restaurante de belleza gótica, en la zona tradicional de Budapest. Es un libro que explora, que huele, que festeja a la páprika y al tokaj, que receta, que reseña restaurantes y que celebra la buena comida como el buen vivir.

Es también el intercambio de sensaciones entre dos creadores. Entre la devoción y la gula, el poeta y el novelista se detienen en el pörkölt, salsa de deleite, se asombran por el pescado. Para ambos escritores cada comida en Hungría es una celebración de amigos, una fiesta, la consagración de la vida. La obra incluye, para mayor detalle, un vocabulario abreviado de las comidas, bebidas, tabernas y restaurantes húngaros. Asturias escribe fascinado: "La cocina húngara es siempre un experimento, un ensayo, una aventura gloriosa y de aquí que la sazone el mejor de los condimentos: la sorpresa". 


Poeta omnívoro 


Bien podrían extrapolarse a toda la vida de Neruda, incluido su apetito formidable, las frases que trazó sin darse tregua en sus memorias ( "Confieso que he vivido"): "Yo sigo trabajando con los materiales que tengo y que soy. Soy omnívoro de seres, libros, acontecimientos y batallas. Me comería toda la tierra. Me bebería todo el mar". 

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