En mayo, la Municipalidad de Lima abrió un curso virtual de Quechua Básico. Sus entusiastas gestores esperaban recibir unas 250 personas como máximo, pero rápidamente la demanda rebasó toda expectativa: en una hora ya habían recibido más de mil solicitudes y cuatro días después —cuando se cerró la convocatoria— tenían más de 73.000 alumnos inscritos para aprender nuestra lengua originaria. Fue tanta la acogida que las clases tuvieron que transmitirse, finalmente, a través de YouTube y Facebook Live. Ahora, tras la finalización del curso, las 18 sesiones están disponibles en YouTube y a disposición de quienes deseen acceder a ellas.
Las causas de este interés no dejan de ser auspiciosas, sobre todo porque, durante siglos, el quechua ha sido una lengua no solo relegada, sino estigmatizada como señal de atraso, pobreza y subdesarrollo. Esto hizo que sus hablantes la fueran abandonando de manera paulatina. Sin embargo, en los últimos tiempos, algo parece cambiar: se defienden tesis universitarias en quechua, existen programas de radio y televisión, y películas habladas en esta lengua que se pasan en los circuitos comerciales, y cantantes jóvenes como Renata Flores y Liberato Kani que hacen hip hop, reggaeton, pop y rock en nuestro idioma ancestral.
Motivos del cambio
“Muchos de quienes siguieron las clases virtuales me contaron por el correo que eran hijos o nietos de quechuahablantes, pero que de niños tuvieron que dejar de hablar el quechua por temor al rechazo y la discriminación”, cuenta Yaritza Lagos, la profesora del curso promovido por la Municipalidad de Lima. Otros conocían la lengua, pero querían reforzar su aprendizaje y otros la habían aprendido solo de manera oral, pero buscaban averiguar cómo escribirla. “No sabían que existía una gramática”, añade Lagos.
Ella se encuentra en Abancay, desde donde dictó el curso, y refiere que, como muchos de sus estudiantes, antes pensaba lo mismo: “Yo me crié con mis abuelitos —narra—; ambos hablaban quechua y, por eso, desde pequeña, conocí la lengua de manera oral. Cuando me fui a vivir a Lima, quise aprenderla de forma más teórica, me puse a estudiarla y descubrí que tenía una gramática. Eso me ha servido para tener una metodología que he aplicado en estas clases”.
El quechua que ella ha desarrollado en clase pertenece a esta región. Es el llamado quechua chanka, una variante que se habla en la sierra sur peruana, en Huancavelica, Ayacucho y parte de Apurímac, en la que se mezcla con el quechua collao, el cual es hablado en Cusco, Puno y Bolivia. Por eso, algunas palabras varían. “Siempre pensé —dice Lagos— que flor se decía tika, pero ese es vocabulario collao; en chanka, es wayta. Asimismo, cocinar en collao es waykuy y, en chanka, yanuy”.
El lingüista Luis Andrade es un estudioso de la evolución del quechua y del llamado castellano andino. En su opinión, el interés por esta lengua en la mayor parte del siglo XX fue marginal, y se redujo a sectores académicos y grupos sociales específicos, pero, desde hace una década, esta atención comenzó a ser mayor. “Hay una especie de repunte —afirma— que viene, sobre todo, de sectores urbanos en Lima y en otras ciudades, de los hijos, nietos y bisnietos de migrantes que sienten un impulso por recuperar su cultura y su historia familiar”.
Este fenómeno coincide —en su opinión— con el desarrollo de políticas interculturales de parte del Estado. “Con todas sus limitaciones, tenemos ya desde 2011 una Dirección de Lenguas Indígenas en el Ministerio de Cultura, y la educación bilingüe fue impulsada desde tiempo atrás por el Ministerio de Educación. Esto ha llevado a una concepción más amplia de lo que se puede hacer con los idiomas indígenas en general y con el quechua en particular, que es la lengua originaria más hablada en el Perú y en América Latina. Yo creo que esta combinación de acciones, desde arriba y desde abajo, está generando un cambio en la sociedad”.
La Alianza Francesa inició en setiembre dos talleres iniciación al quechua, Idiomas Católica cuenta con cursos a distancia en los niveles básico y avanzado, y el Centro de Idiomas de San Marcos enseña tres niveles. Por su parte, el Centro Cultural Manuelcha Prado ofrece clases grupales o personalizadas de quechua chanka (ccmanuelchaprado @gmail.com).
Una lengua global
Pero este interés por el quechua no solo se remite al ámbito peruano, sino que va más allá. El literato sanmarquino Américo Mendoza Mori es, desde hace más de cuatro años, profesor y coordinador del Programa de Quechua de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, Estados Unidos. En el campo académico, advierte, hay también un cambio significativo. Comenta que, desde los años 60, el quechua se enseñaba solo como una herramienta de la arqueología o la antropología, vinculada a la comprensión del pasado prehispánico; sin embargo, hoy su aprendizaje se realiza en otro contexto: “Cuando uno estudia francés —ejemplifica Mendoza— no solo está pensando en traducir la palabra casa, sino sabe que está accediendo a la cultura francesa. Esa dimensión cultural les había sido negada a muchas lenguas indígenas, pero ahora hay un cambio positivo. Cuando un estudiante en Estados Unidos se acerca al quechua, lo hace porque quiere saber más de medioambiente, de plantas, de animales, de tecnologías. Es decir, no está pensando en estudiar la región andina, sino en aprender de ella”.
Mendoza cuenta que el programa se ha convertido en una plataforma internacional de difusión de la lengua y de la búsqueda de referentes que puedan ayudar a su aprendizaje. “Hace dos años —refiere— invitamos a Liberato Kani a cantar y a dar una charla en la universidad. Asistieron más de doscientas personas, que lo escucharon reflexionar sobre lo que significaba para él usar hoy una lengua que tradicionalmente era asociada con el pasado”.
En ese presente del quechua, él saluda la aparición en Netflix de una película como Retablo o la difusión de la obra de escritores como Pablo Landeo o de la cusqueña Ch’aska Anka Ninawaman.
Lagos, Andrade y Mendoza resaltan la vigencia del quechua sin negar que todavía faltan cambios sociales y estructurales que permitan su mayor difusión. Andrade destaca un dato revelador en el censo de 2017. Cuando se preguntó a los peruanos cómo se consideraban por sus antepasados y costumbres, lo previsible fue que más de la mitad declarara ser mestizo, pero la sorpresa estaba en el segundo lugar: más del 21% se reconoció como quechua.
EL DATO
Desde el 3 de septiembre, la Dirección Desconcentrada de Cultura Áncash transmite todos los jueves a las 7 p.m. en Facebook un curso gratuito de quechua.
[INVITACIÓN] ¡Les recordamos que HOY, jueves, tenemos una cita con el quechua! 🙂 a las 7:00 p.m. (hora Perú) EN VIVO por...
Publicado por Dirección Desconcentrada de Cultura Áncash en Jueves, 24 de septiembre de 2020
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