El brote del dengue no es nuevo en el Perú ni en el mundo. El virus que lo causa fue identificado por primera vez en 1950, en Filipinas y Tailandia. Sin embargo, en la actualidad, es en Latinoamérica donde reaparece estacionalmente.
El primer caso de infección que se reportó en el Perú fue en Piura, en 1991, y, desde ese momento, la enfermedad brota todos los años en zonas cálidas y húmedas como Tumbes, Piura, Amazonas, Madre de Dios e Iquitos.
Esto se debe a que el clima tropical es el hábitat del agente contaminador, es decir, del zancudo o mosquito. Estos insectos necesitan de intensas lluvias para reproducirse, pues incuban sus huevos en aguas empozadas. Ahora bien, otro factor ayuda también a su propagación: el fenómeno de El Niño. En 2017, este arrasó la costa norte del Perú con inundaciones y huaicos. Esta alteración climatológica afectó a casi dos millones de peruanos y desencadenó una crisis sanitaria. Ese año, el dengue afectó a 68.000 personas, de las cuales fallecieron 89.
Control, prevención y vacunación
El dengue no es un virus fácil de controlar. En principio, “existen cuatro variantes del virus DEN y cada una de ellas tiene dos subtipos”, explica Julio Cachay, médico infectólogo de la clínica Ricardo Palma. Es decir, existen 12 tipos diferentes de dengue y cada uno necesita su propia vacuna, como si fueran diferentes enfermedades.
En segundo lugar, la OMS recomienda la vacunación solo a personas que viven en las zonas de los brotes y a las que ya estuvieron infectadas por uno de los tipos de la enfermedad. ¿Por qué? “Si se vacuna contra el dengue a una persona sana, es como infectarla por primera vez. Si esta persona se expone a una nueva cepa y se contagia, esta segunda infección será más grave”, complementa el especialista. Por eso, en el Perú, se restringe el uso de vacunas a las áreas hiperendémicas.
Para el control del dengue, se recomienda reducir la población de mosquitos a través de la fumigación, eliminación de las larvas del agua con sustancias químicas no dañinas para el ser humano, y colocación de peces que se alimentan de estas larvas en los estanques y ríos.
¿Hay una epidemia?
“Todas las enfermedades pueden ser endémicas, pero no necesariamente epidémicas”, aclara Eduardo Gotuzzo, médico infectólogo e investigador de la Universidad Cayetano Heredia. Una enfermedad es endémica cuando afecta a una determinada zona y solo se convierte en epidemia cuando surgen más infecciones de lo previsto. “El Ministerio de Salud cada año prevé, por ejemplo, cuántos casos de dengue se presentarán. Si se esperaban 100 y en los dos primeros meses surgen 1.000 infectados, se declara como epidemia”, explica Gotuzzo. Por eso, no todos los años el dengue es considerado como una epidemia.
En lo que va de este año se han reportado más de 6.000 casos de personas infectadas con dengue, 12 de las cuales han fallecido. Aunque estas cifras son menores en comparación con las de 2017, el Minsa considera que sí se puede hablar de epidemia, pero focalizada en determinadas localidades como Maynas, Oxapampa y la región Madre de Dios.
En el tiempo
La última vez que se produjo una epidemia en el Perú fue la del cólera en 1991. Gotuzzo recuerda que hubo 300.000 infectados y 3.000 muertes. ¿Dónde se originó y cómo se dispersó? La causa fue la contaminación del litoral debido a los colectores de desagüe, lo que afectó a peces y mariscos que, al ser consumidos semicrudos, provocaron la epidemia. Actualmente, el cólera está controlado, aunque el Minsa alertó de un nuevo brote entre 2013 y 2014.
La malaria es otra enfermedad que ha reaparecido este año. Al momento, 12 personas han fallecido, según el Minsa. Sin embargo, no se trata de una epidemia, sino de un mal estacional. Los investigadores recuerdan que, en la década del cincuenta, sí se produjo una epidemia de malaria que afectó a poblaciones costeras y amazónicas.
En un sistema sanitario crítico como el peruano, es una incógnita saber las consecuencias que provocaría una epidemia de las dimensiones del coronavirus en China. Por ahora, la preocupación se centra en el dengue, un virus presente en el interior del Perú desde hace 30 años. Según anunció esta semana la ministra de Salud, Elizabeth Hinostroza, se han transferido 4,3 millones de soles a Loreto, Madre de Dios y San Martín para combatir este mal. ¿Será suficiente?