Para evitar volver a Joseph Brodsky, cuyos poemas de Navidad han acompañado esta columna en otra ocasión, y con el fin de no redundar en los autores ya recomendados el año pasado (Dylan Thomas, Paul Auster), el espíritu de fin de año encuentra resguardo en Edward Estlin Cummings, gran refugio para un año feroz.
Pocos poetas han conseguido con la experimentación y la forma libre torcer con elegancia el lenguaje. En el caso de Cummings, el procedimiento implicó un uso libérrimo de la puntuación y la tipografía, la intervención de la distribución espacial —un bello rezago de Apollinaire—, el cuestionamiento de las convenciones sintácticas, el deseo de plasmar en grafías algunos fonemas, acentos y tonalidades de difícil representación, así como el jolgorio de la pura disrupción gramatical. El resultado es una poesía enfebrecida por el imaginario surrealista y la aventura de la vanguardia, que, para el lector hispano, resulta especialmente difícil de acceder por su aparente hermetismo e intraducibilidad.
Algunos pocos poemas de Cummings, sin embargo, muestran un culto a la ternura y a la simpleza que solo se puede comparar, por estos lares, con el que tuvo Juan Gonzalo Rose. El escritor norteamericano era un delicado cultor de la suavidad y entendía, como el tacneño, que el candor era una de las formas del amor que daban sentido al mundo.
“[pequeño árbol]”, en esta traducción al español peruano, permite acercarse a una sensibilidad originalísima y, quizás, reconcilie a algún profano con el rezo.
[pequeño árbol]
pequeño árbol
pequeño y callado árbol de Navidad
eres tan pequeño
que en verdad pareces un flor
¿quién te encontró en el verde bosque
y te dió tanta pena salir de ahí?
mira te consolaré
porque hueles tan dulce
besaré tu corteza helada
y te abrazaré con cuidado
como lo haría tu madre
solo no temas
mira las luces
que duermen todo el año en una caja oscura
sueñan con que las saquemos y se les permita
[brillar,
las bolas las guirnaldas rojas y doradas los
[listones esponjosos,
alza tus brazos pequeños
y te lo pondré todo para que los sostengas
cada dedo debe llevar un anillo
y no habrá un solo lugar oscuro o triste
luego, cuando estés bien vestido
te pararás en la ventana para que todos
[te vean
¡y cómo se fijarán en ti!
oh estarás tan orgulloso
y mi hermana menor y yo nos tomaremos de
[las manos
y mirando a nuestro hermoso árbol
bailaremos y cantaremos
“Navidad Navidad”