Se puede decir que Alianza para el Progreso es el único partido en contienda que tiene experiencia en participar de una campaña congresal sin candidato presidencial. En el 2016 su candidato -y líder- César Acuña fue excluido y APP afrontó una campaña sin arrastre hasta el final, donde logró 9.23% de votos válidos. El flash electoral boca de urna de América TV - Ipsos Perú coloca a los apepistas con 8.8% de votos válidos, solo por debajo de Acción Popular (11.8%).
La primera contienda congresal en la que participó Alianza para el Progreso fue en el 2006, con logo propio, sin alianzas y sin resultados favorables (no obtuvo ninguna curul). Para el 2011 postuló con la denominada Alianza para el Gran Cambio -con Pedro Pablo Kuczynski como candidato presidencial e integrada por el PPC y el Partido Humanista- donde dos de sus miembros ingresaron como congresistas (Richard Acuña y Luis Iberico). En el 2016 volvieron a postular con logo propio, pero llevando como aliados a Restauración Nacional y Somos Perú. Las nueve curules obtenidas en el 2016 provinieron de APP: cinco militantes y cuatro invitados.
A diferencia del 2016, Alianza para el Progreso postula en esta contienda con logo propio y sin ningún tipo de alianzas electorales. Su estrategia fue invitar a varios independientes y hacer que se inscriban como militantes. Las proyecciones de curules que pueden obtener en este nuevo Congreso llegan a 30, según refirió Luis Valdez, candidato por La Libertad y Secretario Ejecutivo Nacional del partido.
“Estamos pensando en 30 representantes a nivel nacional por todo el trabajo de regiones. Mantenemos el norte; en el sur, hoy tenemos una aceptación que antes no veíamos con nitidez. Esto es producto también del trabajo de nuestro líder César Acuña, quien acompañó a los candidatos en regiones, generando ese enganche”, dice Valdez.
Sobre Lima, el dirigente apepista dice confiar en que se ha crecido lo suficiente en estas últimas semanas, pero reconoce las limitaciones. “Empezamos con un posicionamiento inicial bastante conservador, pero en el devenir de las semanas ha ido cambiando para favor”, sostiene.
-Coalición de independientes-
Desde el retorno a la democracia en el 2000, los únicos esfuerzos por construir un partido político que han sobrevivido han sido Fuerza Popular y Alianza para el Progreso. El primero en base al legado de Alberto Fujimori, y el segundo, como dice el politólogo Rodrigo Barrenechea, con una estrategia periférica y clientelar.
En el 2014 Barrenechea escribió el libro “Beca, bases y votos. Alianza para el Progreso y la construcción partidaria subnacional en el Perú” donde explicaba la dinámica del partido de César Acuña en el norte, basada en el soporte de su red universitaria. Fuera del norte, la dinámica del partido apepista se ajusta más a la dinámica explicada en el libro “Coalición de independientes” del politólogo Mauricio Zavaleta.
“No sé si es cierto que APP tenga pegada en regiones. Hasta donde yo seguí al partido, su fuerte era el norte, y en otras regiones el partido operaba de la misma manera que otros, como una franquicia haciendo alianzas con personajes regionales que ya tenían arrastre propio. Esto servía para que, al unirse con estos políticos regionales, pudieran hacer circular el símbolo y así aumentar la recordación”, sostiene Barrenechea.
Este modelo de franquicia también se aplica en Lima. El número 1 de su lista, Omar Chehade, es un excongresista del Partido Nacionalista y, en su momento, vicepresidente de Ollanta Humala. La número 2, Carmen Omonte, es una excongresista de Perú Posible. El número 3, Daniel Córdova, es un exministro del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Más allá de esos nombres, los candidatos presentados en la lista no han despertado ninguna sorpresa.
Fuentes del partido indicaron que la responsabilidad de la conformación de la lista de Lima recae sobre Ana María Calle, secretaria política de Lima; Jorge Gonzales, secretario territorial nacional; y Antonio Mezarina (exalcalde de Barranco), jefe de campaña y número 4 en la terna de candidatos.
“Que no tenga pegada en Lima no es una anomalía, sino que representa un patrón de no tener llegada más allá del norte”, indica Barrenechea tras señalar que APP mantiene un voto cautivo. “En un panorama general de desafección, Fuerza Popular y Alianza para el Progreso mantienen un electorado estable, aunque sea chico. Tener 7% de voto duro puede ser importante en el panorama político peruano”, añade.
Una mirada a los resultados subnacionales de APP, ratifican lo dicho por el politólogo Barrenechea. En el 2014, el partido de César Acuña ganó en 138 alcaldías distritales, de las cuales el 46% provenían del norte del país. En el 2018, el panorama resultó similar, pues de 233 alcaldías distritales ganadas, el 44% eran norteñas.
Pero incluso dentro del norte, la dinámica es variable pues si comparamos los resultados de ambas elecciones, en sus bastiones de La Libertad y Lambayeque perdieron alcaldías. En la primera pasaron de 23 a 20 y en la segunda, de 10 a 9. “En Trujillo quizás hemos perdido municipalidades pequeñas, pero hemos ganado electores, arrasamos en las municipales”, justifica el secretario nacional y también exgobernador de La Libertad Luis Valdez.
La diferencia con otros partidos puede ser notoria, pero si volvemos a la comparativa entre el 2014 y 2018, el resultado también es negativo en el caudal electoral. En el 2015, las 23 alcaldías sumaban 116,786 electores, mientras que en el. 2018, las 200 alcaldías ganadas solo sumaron 104,303. Es decir, perdieron más de 12 mil votos.
En otras regiones, los resultados dependen de alianzas locales. Así lograron incrementos significativos en regiones como Cajamarca donde pasaron de 6 alcaldías en el 2015 a 44 en el 2018, lo cual significó un incremento de 45,920 electores. Más allá del norte también se repite esta dinámica: Apurímac (de 2 a 20 alcaldías), San Martin (de 9 a 15), Huánuco (de 2 a 18) y Pasco (de 0 a 12).
En los resultados negativos también se comprueba la hipótesis. En Ayacucho, pasaron de 26 alcaldías distritales en el 2014 a tan solo 4 en el 2018. La razón es que se rompió la alianza con el movimiento regional con el que postularon en el 2014.
-El espectro apepista-
El politólogo Rodrigo Barrenechea sostiene que Alianza para el Progreso afronta un problema respecto a lo que simboliza su propuesta ante el elector. “Los partidos no tienen que tener una ideología clara, pero sí tienen que simbolizar algo. En el año 2000, Perú posible representó la oposición al fujimorismo, por ejemplo. ¿Qué simboliza APP? No está claro. Es un vehículo ideológica y simbólicamente vacío. Esto tiene pros y contras. Como ventaja, te permite tener atraer a políticos muy distintos, como a Córdova, Chehade, Omonte y Jaime Zea [exPPC]. Cuando estudié a APP en el norte, encontré mucha gente que venía de la izquierda también. Como desventaja, te dificulta atraer y retener a algún tipo claro de votante a nivel nacional. No está claro a quién representas”, alega.
Para el politólogo no existe un compromiso ideológico para hacerse parte de APP, pero eso tiene sus pro y contras. “A falta de contenido simbólico, el electorado que tienen en el norte lo han desarrollado a punta de movilización de aparato político. Esto es muy costoso y los limita en su crecimiento. Los convierte en un partido regional”, acota.
La falta de compromiso ideológico en APP es algo que se corrobora en su actuar durante la última etapa del Congreso disuelto. Pese a que el partido había mostrado una postura neutra, Marisol Espinoza votó en la Comisión de Constitución a favor del archivamiento del proyecto de adelanto de elecciones generales y por presentar una demanda de amparo contra el presidente Martín Vizcarra por disolver el Parlamento.
Luis Iberico, secretario general de APP hasta el 2019, sostuvo que Vizcarra, al disolver el Parlamento, quebró el orden democrático y lo calificara de “presidente fáctico”. Una posición que no compartió el partido apepista, que solicitó deponer las actitudes confrontacionales.
Resulta difícil comparar los resultados congresales de APP en el 2016, que postularon con logo y candidato presidencial propio, y los del 2011 que se presentaron en alianza electoral con logo y candidato presidencial ajeno. Si extendemos la comparación a su primera elección nacional, los resultados son positivos pero moderados. Tras diez años, APP incrementó en 9.69% su porcentaje de votos válidos en La Libertad, y 3.43% en Lambayeque.
En Lima, incrementó en 4.85% sus votos válidos, también entre el 2006 y 2016. Sus dos congresistas electos en el 2016. por Lima eran invitados, Julio Rosas y Edwin Donayre. El primero renunció a la bancada y el segundo terminó el periodo como prófugo de la justicia.