José Incio es un politólogo peruano candidato al doctorado de Ciencia Política en la Universidad de Pittsburgh. En su paso por Lima, evalúa la –aún fría– coyuntura electoral.
—A pocas semanas de la elección, la campaña no calienta. ¿A qué se debe?
Hay varios factores. Primero de tiempos. Diciembre es un mes complicado para cualquier tipo de campaña política y los políticos lo saben. Los ciudadanos están saturados de información, no solo política, sino relacionada a las fiestas. Y con todo lo que está pasando desde la disolución del Congreso no hay una tregua, todos los días sale algo nuevo, alguien entra preso, alguien sale. Enero podría ser el momento que están esperando los partidos, los candidatos, al menos en Lima, para salir.
—¿Qué veremos cuando caliente la campaña?
Es una campaña atípica en tanto no hay un candidato presidencial. No tienes una figura que te arrastre y te dé estos atajos de información […]. Creo que veremos una campaña bien fragmentada por región. Cada región va a tener sus minicampañas donde es posible que temas regionales salten y tengan mayor preponderancia que en el 2016.
—¿Y en el caso de Lima?
Va a ser muy complicada. Es una circunscripción que tiene 36 candidatos por lista. Son 22 listas. La campaña va a estar saturada de individualismos. La figura del número uno va a ser muy importante porque va a ser quien jale a los demás.
—¿Y cuál piensas que podría ser la agenda de discusión?
Va a llegar un punto en el que el tema de la corrupción va a comenzar a saturar un poco. Todavía hay mucho que develar y creo que la corrupción va a ser uno de los puntos centrales [de la campaña]. Y va a depender mucho de si hay algún partido o candidato lo suficientemente hábil para crear un nuevo clivaje, crear un debate que polarice y que lo ponga como figura.
— ¿Cómo evalúas que estemos en una elección en el medio de una serie de investigaciones fiscales donde están involucrados muchos de los partidos que compiten?
Creo que acá hay una oportunidad perdida de los partidos. Existe un problema de oferta y demanda. Le echamos la culpa al elector por votar mal, pero la oferta la controlan los partidos. […] Hay una desconexión entre la oferta política y la demanda. La ciudadanía no quería ver las mismas caras, algunos partidos lo han entendido así, pero no solo eso, también quería una suerte de mea culpa. Creo que puede ser por falta de reacción, y también por el tiempo, fue muy apurado todo.
—¿En esa línea, algún partido ha capitalizado mejor? Pienso en el Partido Morado porque es nuevo.
El Partido Morado tiene una lista muy interesante. Sus miembros son académicos, que no tienen mucho pasado político, pero también que son muy alejados de la población. Tú no necesitas gente que haya estado detrás de una vitrina todo el tiempo. Necesitas gente que no tenga ese pasado político, pero que haya estado en conexión con la gente […].
—¿Cómo influye el hecho de que el mandato del nuevo Congreso será sumamente corto?
Los partidos han tenido dos caminos: uno, me guardo para el 2021 que es la elección importante, pero lo que les faltó en ese cálculo es que este Congreso decide muchas cosas, y es el primero que viene después de toda la crisis política. Si tienes un mal representante en este Congreso, vas a tener una muy mala elección en el 2021. Creo que ha sido por lo rápido que ha sido todo que no les ha permitido reaccionar, quiero creer eso, pero también puede ser que las cúpulas de los partidos que han hecho todo mal simplemente no quieren dejar el poder y no permiten esta renovación.
—Acción Popular decidió llevar a candidatos que no son conocidos. ¿Cómo explicas que encabecen las encuestas?
Es positivo que los congresistas de Acción Popular no hayan caído en la tentación de otros partidos de postular y presentaron caras nuevas, renovación. Han sido inteligentes de aprovechar el momento político de las elecciones regionales. No solo ganó Lima, sino también tuvo presencia en otras regiones. Esa lectura les está permitiendo capitalizar mejor ese momento. Ahora bien, lo tomaría con paños fríos, porque las encuestas también te dicen que el gran porcentaje, la gran mayoría, está en los que no quieren votar por nadie o todavía no deciden su voto.
—Aunque aún no está claro el rol que tendrá Keiko Fujimori en esta campaña: ¿qué escenarios evalúas para el fujimorismo?
Es innegable que hay un voto duro. Hay una suerte de narrativa que se ha construido en muchos lugares de que el fujimorismo venció al terrorismo, etcétera. A ese voto duro está apelando al haber puesto una figura como Martha Chávez a la cabeza de la lista [de Lima]. El problema es que ese voto duro no es una mayoría y tampoco te va a dar un segundo puesto. Es un voto que te puede permitir siempre estar presente, pasar la valla y ser un partido importante. Si quieres gobernar, ese no es el camino porque el otro voto que tiene, el antifujimorista, también es muy fuerte.
—¿Quién puede pelear el espacio que ganó Fuerza Popular en el 2016?
Alianza para el Progreso (APP) ha tenido una presencia constante y ha sabido sobrevivir a la campaña del 2016 con todos los ataques a [César] Acuña. El fujimorismo, en la última elección congresal del 2016, obtuvo un montón de espacio en el norte y es probable que APP lo capitalice. En el sur tú esperarías que los partidos de izquierda vean una ventana de oportunidad y el grupo de Verónika Mendoza diga: ‘Tenemos esto, avancemos un poco más’. Pero si el fujimorismo quemó su capital político en tres años, Nuevo Perú quemó su capital en dos semanas con lo de [Vladimir] Cerrón. En el sur lo veo más complicado