Cebiche de corvina (asegura el mozo) con chicharrón de calamares del Manhattan.
Cebiche de corvina (asegura el mozo) con chicharrón de calamares del Manhattan.
Paola Miglio

En el Centro de Lima hay restaurantes de toda la vida y precisamente uno de ellos es el que nos ocupa este viernes: el Manhattan. Lugar de reunión de periodistas, políticos y gente de Bolsa, y que se ha convertido con los años en casi de culto. Por ahí caí las semanas pasadas: una revisión de su carta indica que poco ha cambiado. La amabilidad de la gente de sala y el espacio se conservan en el tiempo. Sonrisas para el recibimiento, sugerencia del plato del día, mantel blanco y ticket alto. Bastante alto. Sobre todo hubo un plato que me jaló el ojo tanto, que tuve que ver dos veces y hasta alejar el menú por si había leído mal el precio: S/90 por un cebiche de corvina (asegura el mozo) con chicharrón de calamares de acompañamiento.

Lo pedí. No podía quedarme con la curiosidad. La billetera dolió, la esperanza de que sea el mejor cebiche de mi vida creció por un instante, para luego estrellarse en el suelo dramáticamente: el corte de la cebolla y el pescado estaban buenos, los camotes en su punto, el choclo tierno; sin embargo, se pudo percibir que la preparación había esperado en cocina un buen tiempo, hasta que el chicharrón estuviese listo. Se lo colocaron encima recién salido de la freidora y este calentó el pescado hasta entibiarlo. La porción, personal, no ameritaba ni en tamaño ni en resultado final, y la relación calidad-precio nunca fue pensada.

Al revisar la carta completa, todos los platos con pescado tienden a ser costosos, aunque aquellos con salmón bajan casi a la mitad: ¿la pesca local resulta siendo más cara que la importada? El resto fluctúa entre los S/30 y S/60. Esta vez son generosos y bien servidos, y navegan entre lo criollo y lo internacional. Ahí apunto, para descubrir que en algunos se podrían realizar algunas correcciones, como eliminar los brotes en la causa de pulpo al olivo, que no aportan mayor novedad; revisar la piel del cerdo que llega semicrujiente; mejorar el punto en el osobuco y no recocer tanto la pasta que lo acompaña.

Para equilibrar, hay un buen surtido de ensaladas para el día a día (considerando la zona de oficinas); un entrante –alcachofas gratinadas– elaborado correctamente y que me regresó a la infancia; y un plato de fondo que enterneció mi corazón: el arroz con huevo frito y arroz. Si bien este último no está enlistado, tuvieron la amabilidad de prepararlo (no era hora agitada y la cocina estaba un poco libre). El arroz en su punto, el huevo animoso y el puré, eso sí, pasado un poquitín de sazón, pero bastante casero.

El Manhattan es un lugar al que se podría volver, hay una suerte de familiaridad que te hace sentir cómodo. Es un espacio seguro también para el viajero que pasea por el centro y que busca un cebiche, plato insignia, para coronar su jornada. Por lo pronto, el desconcierto me atrapa: sabemos que es difícil darle la vuelta a un clásico, arriesgarse en una zona con comensales tan conservadores y que cada quien marca sus precios en el mercado; pero, ¿qué tan sostenible es su oferta? Podría ser necesaria una sacudida para seguir el ritmo de un escenario que se renueva constantemente y se llena de opciones con una mejor propuesta calidad-precio. Quizás eliminando algunas recetas del menú o utilizando la pesca del día se ajustarían un poco los costos. Quizá pensando más a futuro podría adaptarse a los requerimientos de la temporada y mantener solo los "grandes éxitos" fijos. Quizá.

Restaurante Manhattan
Tipo de restaurante: pescados y mariscos, internacional.
Dirección: Jr. Santa Rosa 253, Cercado de Lima.
Horario: lunes a viernes de 7 a.m. a 7 p.m.
Carta de bebidas: larga lista de vinos y cocteles clásicos. Estacionamiento: hay cochera privada al frente.
Precios promedio por persona (sin bebidas): S/ 100.
Calificación: 13/20.

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