Este viernes se desarrolló la audiencia ciudadana “La crisis del agua en el Perú”, organizada por El Comercio. La actividad tuvo el objetivo de promover la participación de la sociedad civil en el debate sobre el uso, conservación y gestión del agua.
Si bien el Perú es uno de los países con más recursos hídricos, estos están distribuidos de manera desigual: el 98% está en la sierra y selva, mientras que en la costa (donde vive el 70% de la población) está el otro 2%. El caso de Lima es particularmente preocupante pues la ciudad está ubicada en el desierto, tiene niveles muy bajos de precipitación y alberga a una población de más de 9 millones de habitantes.
EL AGUA EN LIMA
Unas 700.000 personas no tienen acceso a agua potable en Lima. La gran mayoría se ve obligada a conseguirla de fuentes alternativas que muchas veces son insalubres, como acequias o pozos; o a comprarla de camiones-cisterna, pagando precios hasta 12 veces más altos que las tarifas de Sedapal (empresa estatal prestadora del servicio de agua potable y alcantarillado en Lima).
Por otro lado, no todos los limeños que tienen acceso a agua potable a través de las redes de Sedapal (91%) reciben un servicio de calidad. En varias de las zonas periféricas de la ciudad el consumo está restringido a ciertos días y horas. Si bien la continuidad promedio del servicio es de 21,7 horas al día, hay zonas críticas que reciben agua apenas tres días a la semana, o algunas horas al día. Por ejemplo, en Carabayllo y El Agustino el 19% y 13% de usuarios reciben agua menos de tres horas al día, respectivamente [ver infografía].
Lima sufre de escasez severa de agua, según la Autoridad Nacional del Agua (ANA). El cambio climático, la expansión demográfica (hay 136.000 nuevos habitantes cada año), el crecimiento urbano desordenado y el uso ineficiente del agua aumentarán cada vez más la presión sobre este recurso. Frente a este escenario, resulta necesario discutir sobre los principales problemas en la provisión del agua, así como sobre las reformas necesarias para optimizar su uso.
PROBLEMAS DE PROVISIÓN
Si bien los indicadores de desempeño de Sedapal han mejorado en los últimos años (incremento de conexiones o aumento del tratamiento de aguas residuales), y si bien estos son mejores que los de la mayoría de empresas de agua del país, lo cierto es que la empresa no está respondiendo de manera adecuada al crecimiento de la ciudad. El servicio de provisión de agua enfrenta una serie de problemas que al final del día afectan a la población más vulnerable.
1. Las tarifas del derroche. Las tarifas de agua en Lima son muy bajas y no reflejan el costo real de prestar el servicio y menos garantizan la recuperación de los costos de mantenimiento o expansión de redes. Esto incentiva el derroche del recurso. De hecho, los limeños con conexión de agua consumen, en promedio, 250 litros al día, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda 50 para satisfacer todas las necesidades de consumo e higiene [ver infografía]. Es decir, consumimos cinco veces más de lo que deberíamos, cuando hay limeños que no llegan a la cantidad mínima para satisfacer sus necesidades básicas.
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La solución: ¿Aumentar las tarifas? No del todo. De hecho, la Sunass aprobó a fines del año pasado la elevación de tarifas propuesta por Sedapal para el quinquenio 2015-2020. Según expertos consultados por El Comercio, esta alza no va a redundar necesariamente en una mejora del servicio o en una mayor expansión ya que los costos de prestarlo también han aumentado.
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