En lo que va de este mes, se han registrado 193 muertes al día por COVID-19, según el Minsa. (Foto: César Campos)
En lo que va de este mes, se han registrado 193 muertes al día por COVID-19, según el Minsa. (Foto: César Campos)
/ CESAR CAMPOS
Redacción EC

Luego de más de dos meses de continuo ascenso, la curva diaria de fallecidos correspondiente a la segunda ola del presenta un ligero aplanamiento –e incluso una muy leve disminución– respecto a niveles máximos observados a mediados de febrero.

El estancamiento de los decesos se observó durante la última semana, regresando a niveles por debajo de las mil defunciones diarias de tipo no violento registradas en el Sistema Informático Nacional de Defunciones ().

La tendencia también fue resaltada por el Gobierno. El lunes, la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Claudia Cornejo, comentó que en el ámbito nacional existe “una ligera desaceleración” de los fallecidos a consecuencia del . También indicó que, hasta el 17 de febrero, seis provincias de riesgo extremo habían mejorado algunos de sus indicadores epidemiológicos.

MIRA: Segunda ola del COVID-19: se registró la segunda cifra más alta de fallecidos diarios desde que empezó la pandemia


(Fuente: Sinadef, Minsa)
(Fuente: Sinadef, Minsa)

Otras mediciones

El estancamiento de la mortalidad por COVID-19 observado en el Sinadef (que incluye decesos de todo tipo) aún no se refleja claramente en el registro oficial de fallecidos del Ministerio de Salud ().

Si bien desde inicios de febrero hubo una ligera disminución en la velocidad de crecimiento de esta curva, el jueves 18 también se registró la segunda cifra diaria más alta de fallecidos en lo que va de la pandemia. Ese día, 252 peruanos perdieron la batalla contra la enfermedad. El día más trágico de la primera ola fue el 13 de agosto, cuando se reportaron 277 víctimas.

Febrero también muestra el aumento explosivo en la letalidad del virus, con un promedio de 193 defunciones diarias, solo por debajo de las 196 reportadas también durante agosto (ver infografía).

La disminución de la incidencia del COVID-19 aún es más incierta a nivel de los contagios. Hasta el 22 de febrero se han presentado unas 6.751 infecciones diarias, el segundo promedio mensual más alto en lo que va de la pandemia.

(Fuente: Sinadef)
(Fuente: Sinadef)

Por zonas

El aparente retroceso de la estela letal del COVID-19 también muestra diferencias a nivel de las regiones calificadas en riesgo extremo y que actualmente cumplen una cuarentena focalizada.

Por un lado, se observa una ligera disminución en Huánuco, considerada el epicentro de la segunda ola, donde los fallecimientos diarios habrían descendido hasta en un 59% respecto a los picos reportados en la primera semana de febrero.

Sin embargo, aún persiste el colapso sanitario y la falta de oxígeno en la región. Según cifras de Susalud, la ocupación de camas UCI sobrepasa el 90%.

De otro lado, se observa un estancamiento en la mortalidad de Ica y Junín, dos regiones fuertemente golpeadas por el rebrote y que alcanzaron sus picos a inicios de febrero.

A la fecha, Ica concentra la segunda tasa de mortalidad acumulada más alta del país, luego de Moquegua, con un nivel de 203 defunciones por cada 100 mil habitantes.

El estancamiento también se refleja en Lima Metropolitana, que alcanzó un máximo de 515 decesos el 17 de febrero, superando el pico de 470 muertes registrado a inicios de junio.

Según el CDC del Minsa, los distritos de Ate, Comas, Breña, Magdalena, Chorrillos, Pueblo Libre, Miraflores, San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, San Luis, Santa María, Surquillo, Villa El Salvador y Villa María del Triunfo presentaron mayor exceso de mortalidad durante la semana anterior.


Entrevista

“Todavía tendríamos que esperar unos días para confirmar tendencia descendente”

Julio Cachay, médico infectólogo de la clínica Ricardo Palma

¿Hemos llegado al punto máximo de la segunda ola?

La mortalidad es un indicador bastante orientador [de la evolución de la pandemia], eso se confirmó en la primera ola. Obviamente son unos pocos días de observación en que hay una tendencia a disminuir. Tendríamos que esperar unos días más para confirmar una tendencia descendente.

¿Qué impacto habrían tenido las variantes del virus en la expansión de la enfermedad? ¿Son más graves?

No está muy definido. Si bien se determinó su ingreso hace unos días al país, esta ola empezó en diciembre. No hay una variación determinante, tendríamos a cada persona que hacerle el aislamiento y la secuencia del virus para definir que está infectada. La impresión es que el cuadro clínico es similar, algunos médicos señalan que están viendo mayor frecuencia en menores de 50 años, pero no hay un sustento de certeza con la secuenciación genética del virus.

¿Están estrechamente relacionadas con la mayor necesidad de oxígeno que se viene observando?

Hay algunas diferencias con respecto a la primera ola, podría haber algún cambio en el comportamiento del virus. Eso es una hipótesis, la confirmación va a estar en si hacemos un control genómico, una evaluación epidemiológica de los genomas del virus que están circulando ahora.

¿Pueden recuperarse aquellos pacientes que tienen que tratar la enfermedad en su domicilio debido al colapso hospitalario?

En principio eso no debería suceder. Si una persona desatura por debajo de 93%, ya no se puede manejar en casa. Debe haber un manejo institucionalizado para una adecuada monitorización. Lo que pasa es que ante una gran demanda se pueden hacer concesiones de un manejo domiciliario, pero siendo muy estrictos en el triaje de la persona. Si es menor de 50 años, no es obeso o no tiene comorbilidades y satura 93% pudiese iniciarse con un monitoreo diario. El tratamiento de la enfermedad abarca más cosas que solo ponerle oxígeno.


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En una carrera contra el tiempo, varias personas deben pasar noches enteras durmiendo en la berma central de la Av. Alfredo Palacios, en el Callao, para tentar una recarga de oxígeno y salvar la vida de sus seres queridos.




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