"Malas señales", por Gonzalo Torres del Pino
"Malas señales", por Gonzalo Torres del Pino
Gonzalo Torres

Parte de la administración de una ciudad tiene que ver con el mantenimiento de su infraestructura, desde el parchado de pistas y veredas hasta el riego de las áreas verdes. Existen algunas que son propiamente tareas de los gobiernos municipales distritales y otras que se comparten inclusive con la administración estatal, por ejemplo, en el tema de vías públicas.

En ese sentido, puede que mucho del desorden del que todos nos quejamos en cuanto al horroroso tráfico limeño se deba a la inacción o a la torpe acción de estamentos oficiales en el mantenimiento de las vías. Y no me refiero al parchado o rehabilitación de las pistas, cosa que también influye, sino al tema de señalización y pintado de las líneas en el asfalto.

Algunos ejemplos que vemos todos los días son el pintado de nuevas ciclovías con poco sustento técnico: cada distrito o zona las pinta de distinto color, confundiendo aun más al conductor que con la entrada de estas ciclovías debe estar más atento porque el tráfico de una calle que es de una sola vía para automovilistas ahora se convierte en doble sentido para los ciclistas en su vía. No digo que esté mal la introducción de estas vías, pero debe hacerse técnicamente y educando al automovilista con señales claras.

Otra de las cosas comunes que se encuentran en Lima son los cruceros peatonales, llamados cebras, popularmente. La próxima vez que usted vaya por Lima, fíjese cuántos distintos diseños existen. He visto algunos pintados con personitas en toda una zona. ¿Es esto técnico, no existe una estandarización, a quién le compete la misma? ¿Las municipalidades pueden actuar de motu proprio?

El pintado de las líneas es otro tema importante. Muchas veces encontramos repintados en calles que por su uso comienzan a despintarse y a mostrar el pintado anterior, con lo que ambos, de dos épocas distintas, comienzan a tener la misma importancia y a añadir confusión, peor aun cuando estas son flechas de sentido vial.

Lo mismo ocurre con la pintura en una intersección donde ambas calles son de doble vía. Esas líneas punteadas que indican por dónde se debe realizar el quiebre pasan por una infinidad de otras señales pintadas en la pista, por ejemplo, en el cruce de Salaverry con Pershing. Eso, sumado a la irresponsabilidad o desconocimiento sobre esta manera de voltear, genera un caos tremendo.

El pintado de amarillo reflexivo de las bermas también es una especie en extinción, porque su color va disolviéndose en el tiempo. En esta materia, la modernidad en señalización nos ha abandonado.

No le estoy quitando la responsabilidad al conductor, que la tiene en muchos casos, se la estoy añadiendo a los entes que deberían tener competitividad en esto y creo que, como en muchas de las normas técnicas del país, en esta cada uno hace (o deja de hacer) lo que quiere pisando las atribuciones de otra entidad.

Ojo. Pare. Cruce. Tren.   

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