(Foto: Mininter)
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Pedro Ortiz Bisso

Según su majestad Wikipedia, la palabra ‘fuck’ es mencionada 422 veces en “Casino”, infravalorado filme de Martín Scorsese por tener la desdicha de vivir a la sombra de otra genialidad del director neoyorquino: “Buenos muchachos”. En esta, la palabrota es repetida en 300 ocasiones.

Quien conozca ambas películas, cumbres del cine sobre la mafia, sabe que no hace falta un conteo exhaustivo para deducir que la mayoría de ‘f-words’ salen de los labios de uno de los actores fetiche del buen Marty, el irrepetible Joe Pesci.

En “Casino”, durante un tenso encuentro en el desierto de Nevada, los personajes de Pesci y Robert de Niro (otro legendario lisuriento) repiten la palabreja 21 veces en apenas dos minutos. Todo un récord.
Pero ni el Nicky Santoro de Pesci ni el Sam Rothstein hecho carne por De Niro alcanzan la procacidad de alcantarilla de quien pareciera un personaje forjado en la imaginación de Stone, Coppola o Mario Puzo: el inefable Walter Ríos.

–“¡Quiero sangre ahí, si no, te jodes tú!”.
–“Si ese pata llega un minuto tarde, no le voy a decir nada a él... ¡A ti te voy a joder!”.
–“Gianfranco es mi asesor por las huevas, es mi asesor por las huevas, para ir a chupar, para reírse”.
– “Si es con tu azulita (whisky), ya pe’, huevón. ¡Puta que desde que te pedí la azulita saliste corriendo!”.

Los audios difundidos por la prensa han permitido conocer la escombrera en que se ha convertido la justicia en el Callao. Y que al mando se hallaba un sujeto altanero y ambicioso, que mientras ‘hermaneaba’ y exigía ‘verdecitos’, ordenaba que personal de la corte fuera a su casa a limpiarla.

–“Me va a limpiar el patio del fondo donde hemos estado chupando todo el día...”.

Del ex alcalde de La Victoria Elías Cuba y Los Intocables Ediles no hemos escuchado ninguna grabación. Pero no es difícil suponer que el andamiaje que, según la policía, había armado con sus cómplices para esquilmar a sus vecinos con S/25 millones al año no se desarrollaba entre modales de señorito inglés.

La podredumbre está ahí. Sin embargo, pareciera que solo le diéramos importancia a la fetidez que despiden nuestras instituciones cuando la vemos expuesta en los medios.

Hoy que la campaña electoral empieza a calentar y cientos de paneles con rostros amables ofrecen acabar con el crimen, combatir la corrupción, sembrar árboles y hasta velar por nuestras mascotas, urge estar más atentos.

En las elecciones municipales del 2014, Cuba se publicitaba como “garantía de progreso”. En uno de sus carteles, con ensayada ternura, dejaba que una anciana le agarrara uno de sus cachetes.
Tenga cuidado. Empieza la temporada alta de la mentira. Haga de la duda su aliada. Démosle valor a nuestro voto.

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