En un arenal de Pachacútec, en Ventanilla, aparecieron un árabe y un mexicano vistiendo turbantes, túnicas y sandalias. Uno de ellos era el empresario Yaqoob Yusuf Ahmed Mubarak, quien había sido convocado por el Gobierno Regional del Callao para visitar una escuela construida con listones de madera. El otro era su socio Gilberto Rosas Landa, quien hacía las veces de traductor. Ambos llegaron en una camioneta Chevrolet negra de lunas polarizadas y provistos de guardaespaldas.
► Un árabe en el arenal de Ventanilla
En la institución educativa 5154 Antúnez de Mayolo, lo esperaban no solo los alumnos y padres de familia. También se habían pasado la voz los vecinos del asentamiento humano, quienes querían tomarse selfies con el misterioso personaje. “¡Te sonrió! Ya no duerme la sobrina”, exclamó una mujer que acompañaba a una adolescente con buzo escolar.
Yaqoob Yusuf y Rosas se pararon en el patio central del colegio, donde estudian unos 30 niños de primero a tercero de primaria. Allí anunciaron que reconstruirían la escuela con material adecuado y la convertirían en una suerte de politécnico, aprovechando los 15.000 m2.
Prometió también implementar un laboratorio moderno de cómputo. Luego lanzó un tercer ofrecimiento: US$50 a cada niño de la escuela. Inmediatamente, los niños comenzaron a imaginar los juguetes que se comprarían. Los aplausos y los ovaciones fueron mayores que cuando el hombre anunció que financiaría el mejoramiento de la infraestructura educativa.
“¡De haberlo sabido, traía a mi hijo!”, se lamentó un vecino. “Yo también necesito ayuda. Me falta mi casa”, se quejó otro. “Está bien que hagan eso, pero deberían hacer algo por los niños que tienen necesidades especiales, que requieren rehabilitación. Eso es caro”, exigió una mujer.
No fueron pocos quienes le pidieron cargar a sus bebes para tomarles fotos. Otros solo se lanzaban hacia él para tocarle la túnica, como si fuera milagroso.
El extranjero, que asegura tener una tienda de chocolates en Inglaterra, regresó a la camioneta en la que había llegado y volvió con 15 billetes de US$100.
En el camino se le acercaban más personas para contarle sus penurias y el chocolatero los enviaba con su asistente. La prensa distrital le preguntó si estaba buscando una esposa peruana. Cuando el socio mexicano le tradujo la pregunta, contestó que tenía otro tipo de preocupaciones. “Tenemos tantos compromisos que eso ha quedado en un segundo término”, dijo.
—¿Qué te ha parecido Ventanilla? —lo intervino otra reportera.
—Bonito —respondió escuetamente.
Luego, se metió a un aula con los escolares y profesores. Tomó chocolate caliente y comió un trozo de panetón, que miró largo rato con extrañeza.
Los niños bailaron el ‘Pío pío’, y el árabe, que bailó también, aseguró que volvería a Pachacútec para la inauguración del colegio. Antes de retirarse, mostró nuevamente los billetes delante de los niños y se los dio a una profesora para que los repartiera.
TERRENO POR SANEAR
El equipo de prensa del extranjero explicó que este proyecto, por el momento, no tiene avances. No hay planos y el terreno sobre el cual el Gobierno Regional del Callao levantó este año el precario centro de estudios no está saneado. “No se va a empezar a construir en enero, aunque quisiéramos que estuviera listo para el 2020. Pero es el gobierno regional el que debe armar el perfil”, dice Gian Piero Mubarak, primo del empresario. En esta institución explican que solo el trámite de saneamiento podría tardar un año.
A partir de entonces, calcula Mubarak, las obras podrían tardar entre diez meses y un año, dependiendo del diseño. “Recién nos comunicaron la necesidad que había en la zona el sábado pasado. Digamos que lo que se ha hecho hoy ha sido estrechar lazos para el desarrollo de Pachacútec”, aclara.
Yaqoob Yusuf, explica su primo, solo tiene interés en desarrollar proyectos sociales en el Perú. Los hará a través de las ONG fundadas por este. Gian Piero Mubarak tiene tres organizaciones de corte ecológico.
SU PASO POR TRUJILLO
El mes pasado, el árabe entregó una casa en el distrito de Moche, en Trujillo. Era para la familia de Víctor Martín Angulo, un niño de 11 años que se hizo conocido por hacer sus tareas bajo la luz de un poste, pues su antigua vivienda carecía de alumbrado.
El extranjero implementó también una sala de cómputo en la escuela pública a la que acude el menor. Para esto, sin embargo, surgieron algunas trabas. El Ministerio de Educación exigía saber primero de dónde provenía el dinero de la donación.
EL DATO
Recientemente, Yaqoob Mubarak sorprendió a los hinchas de Alianza Lima con un video publicado en sus cuentas de redes sociales, en el que se le observa visitando el estadio Alejandro Villanueva acompañado del exfutbolista del club íntimo y ahora alcalde de La Victoria, George Forsyth. Es más, ambos personajes jugaron fútbol en la cancha auxiliar del conjunto blanquiazul.
(*) Esta crónica fue publicada originalmente en la edición impresa del Diario El Comercio el martes 10 de abril del 2019
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