En enero del 2013, ‘Gringasho’ fue sentenciado a seis años de internamiento por el asesinato de dos personas. (El Comercio)
En enero del 2013, ‘Gringasho’ fue sentenciado a seis años de internamiento por el asesinato de dos personas. (El Comercio)
Ana Briceño

Este sábado, las rejas del penal Ancón II se abrirán para que Alexander Pérez Gutiérrez, el trujillano de 22 años que se ganó a pulso el sello de ser el sicario más joven del país, pise las calles nuevamente. Es probable que una tía, el único familiar que lo ha visitado en sus seis años de encierro, esté a su lado.

Los periodistas que aguardarán afuera le preguntarán en coro si está arrepentido de los crímenes que cometió o a qué se dedicará, interrogantes cuyas respuestas las autoridades judiciales desconocen.

“Alexander es hermético, casi calculador. Es líder de un grupo ‘Los Trujillanos’ dentro del anexo del penal Ancón II, donde están internados por su alta peligrosidad 80 muchachos”, sostiene Julio Magán, gerente de los Centros Juveniles de Rehabilitación, que están a cargo del Poder Judicial.

Hace un mes, durante un campeonato de fútbol en ese anexo de jóvenes infractores, donde asistió José Luis ‘El Puma’ Carranza, Magán conversó con ‘Gringasho’. “Le pregunté qué iba a hacer ahora que estaba próximo a salir en libertad. Él encogió los hombros y me dijo: ‘Ya veré lo que hago’”. Luego, ‘Gringasho’ le pidió que le regale un polo de ‘El Puma’.

–Siguiendo sus pasos–
Magán admite que en el Perú no existe un programa de seguimiento a los jóvenes infractores que recuperan su libertad. “No sabemos qué hará, si seguirá estudiando, si volverá a encabezar una banda, si trabajará. No hay forma de medir el riesgo delictivo de esos jóvenes”, dice.

En enero del 2013, ‘Gringasho’ fue sentenciado a seis años de internamiento por el asesinato de dos personas. Esa era la pena máxima para los jóvenes infractores. Las normas, sin embargo, cambiaron, y ahora el tiempo máximo que un menor de edad puede estar recluido es 10 años.

Luego de encabezar dos fugas en los centros de rehabilitación conocidos como ‘Maranguita’, en Lima, y La Floresta, en Trujillo, ‘Gringasho’ fue trasladado en mayo del 2013 al penal Ancón II por haber cumplido la mayoría de edad y por la gravedad de los crímenes que cometió.

En la cárcel no realizó ninguna actividad durante varios meses, luego empezó a dibujar y pintar. Ahora cursa el primer año de secundaria de manera intensiva. Las autoridades no saben si tras su libertad esos estudios quedarían truncos.

En el 2016, María Gutiérrez, su mamá, pidió a Henry Cisneros, abogado del infractor, que no tramite su excarcelación. La mujer temía que a su hijo lo asesinen debido a posibles represalias de ‘Los Malditos de Río Seco’, una banda delictiva de La Libertad.

Según fuentes de la policía, esa organización lo entrenó como sicario y le encargó 10 asesinatos desde que él tenía 13 años. Magán pide no estigmatizar a ‘Gringasho’, pero no sabe qué responder cuando se le pregunta si el trujillano está rehabilitado.

–El Porvenir lo espera–
‘Gringasho’ creció en El Porvenir, una de las zonas más peligrosas de Trujillo. El alcalde de esa ciudad, Elidio Espinoza, quien era jefe policial cuando el joven cometía sus primeros asesinatos, no cree que esté rehabilitado. “Hay que tener cuidado, desde adolescente perpetró crímenes”, resalta.

El Porvenir que visitará ‘Gringasho’ está cambiando, según el viceministro de Orden Interno, Rubén Vargas. “Desde el año pasado se implementó ahí el programa Barrio Seguro con oportunidades para adolescentes, que veían a Pérez como alguien a quien imitar”, señala. Además, asegura que la policía hará un trabajo de inteligencia para evitar que ‘Gringasho’ vuelva a cometer asesinatos a sueldo.


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