Frank Rengifo es una de las 217 mil personas recuperadas del coronavirus en el Perú. El joven psicólogo estuvo internado en el hospital Dos de Mayo. (Foto: César Campos)
Frank Rengifo es una de las 217 mil personas recuperadas del coronavirus en el Perú. El joven psicólogo estuvo internado en el hospital Dos de Mayo. (Foto: César Campos)
/ CESAR CAMPOS
Hernán Medrano Marin

Desde que se inició en diciembre pasado, la pandemia del ha causado 13 millones de contagios y 569 mil muertes en todo el mundo. En el Perú, quinto en el ránking mundial de países con más casos (326.326), el número de fallecidos supera los 11.800. Sin embargo, existe una cifra cuyo aumento sí es alentador: la de pacientes recuperados. A la fecha 217.111 personas ya cumplieron su período de aislamiento domiciliario o fueron dadas de alta de un establecimiento de salud, según datos del Ministerio de Salud (Minsa).

En diálogo con El Comercio, Ciro Maguiña, médico infectólogo de la Universidad Cayetano Heredia y vicedecano del Colegio Médico, indicó que para analizar el comportamiento del virus en el país se tiene que tomar en cuenta principalmente tres indicadores: la curva de casos, la de muertos y la de personas recuperadas. El especialista resaltó el incremento progresivo de este último así como la disminución de casos diarios reportados.

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En la cantidad de casos recuperados hay un cambio notable comparado con los otros indicadores. Además, cabe decir que esta primera ola de casos ya está en una meseta desde hace dos semanas y se encuentra descendiendo. Esto una buena noticia porque la situación era ya insostenible. Ahora, esta tendencia a la baja hay que mantenerla”, señaló.

Por otro lado, Maguiña dijo sentirse preocupado por el proceso hacia la “nueva normalidad” que inició el Perú el pasado 1 de julio. Resaltó que en esta etapa es muy importante educar a la población para que continúe con las normas de bioseguridad dispuestas por el Gobierno.

Esto de la nueva cuarentena que ya empezó hace poco me causa preocupación, ya que se puede generar una segunda ola de infectados. Es vital ahora mantener las normas de bioseguridad y educar más a la población. La reactivación económica tiene que continuar, no podemos negarlo, pero esta disminución de casos diarios y mayor número de recuperados obliga a seguir con el control de la enfermedad”, sostuvo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% del total de infectados con el COVID-19 desarrolla síntomas leves, como fiebre, tos, y en algunos casos neumonía. Asimismo, el 14% de casos son catalogados como severos, pues presentan dificultad para respirar debido a la falta de aire; mientras que en el 6% la enfermedad se agrava, originando falla pulmonar, choque séptico, fallo orgánico y riesgo de muerte.

Pero, ¿exactamente cómo actúa el nuevo coronavirus en nuestro organismo? A continuación lo explicamos.

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Casos leves

Primero hay que recordar que el COVID‑19 se transmite de persona a persona a través de gotículas que expulsa una de estas, la cual está enferma, al hablar, toser o estornudar. Estas pueden ser inhaladas y también quedarse en superficies como barandas, mesas y otras. El virus ingresa a nuestro cuerpo si nos tocamos los ojos, la nariz y la boca, por lo que es muy importante el lavado frecuente de manos.

Ya en el organismo, el nuevo coronavirus busca una forma de replicarse, lo que es su principal y único objetivo. Es por eso que empieza afectando la garganta, adhiriéndose a las células que hay allí y también a las de la nariz. Acto seguido, utiliza las proteínas ubicadas en la superficie de las células para penetrar las membranas de estas. Ya adentro utiliza el mecanismo celular para ordenar la reproducción de más virus. En poco tiempo pueden haber entre 10 mil y 100 mil copias.

Una vez replicados, los virus salen de la célula, la destruyen, y comienzan a infectar otras. Es en ese momento que el cuerpo se da cuenta de la presencia de este patógeno y desarrolla una respuesta inflamatoria para tratar de combatirlo. Por ese motivo sentimos dolor en la garganta y tenemos la nariz tapada. Luego, el virus se dirige a las vías respiratorias y provoca una inflamación en las mucosas que recubren estos conductos, generando irritación y tos.

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Durante los primeros días del contagio, la primera línea de defensa del organismo (células denominadas macrófagos), intenta detener el avance del patógeno y destruirlo. En esta primera etapa se encuentran aquellos pacientes asintomáticos o con síntomas leves. Si esta primera línea de defensa logra vencer, las personas terminan por recuperarse pronto.

Este fue el caso de Francisco Apure Mejía, un sereno de la Municipalidad de Miraflores, que tras una jornada de toma de pruebas de descarte por parte de la comuna a todo su personal se enteró que tenía el nuevo coronavirus. “Cuando informé a mis superiores que di positivo aún era asintomático. Ya en la Villa Panamericana, donde me trasladaron, luego de cinco días presenté síntomas leves, como dolor de garganta y de cabeza. Estoy agradecido a Dios, a mis compañeros de trabajo y a mis superiores por estar en esos momentos tan difíciles para uno”, contó a este Diario el hombre de 34 años.

Por lo general, los síntomas en los casos leves duran pocos días y luego el paciente se va recuperando sin necesidad de un tratamiento específico, solo con una alimentación balanceada y nutritiva, haciendo reposo, ingiriendo bastante agua y el uso de paracetamol si así lo requiere el médico. De todas formas es necesario seguir una cuarentena domiciliaria por lo menos dos semanas más para descartar cualquier complicación.

Francisco Apure trabaja como sereno en el municipio miraflorino. Él se entero que tenía el coronavirus luego de una jornada de toma de pruebas de descarte por parte de la comuna a todo su personal. (Foto: Municipalidad de Miraflores)
Francisco Apure trabaja como sereno en el municipio miraflorino. Él se entero que tenía el coronavirus luego de una jornada de toma de pruebas de descarte por parte de la comuna a todo su personal. (Foto: Municipalidad de Miraflores)

Los síntomas me duraron tres días y luego fui mejorando. Tras permanecer 14 días en la Villa me hicieron los exámenes y ya estaba bien, por lo que me dieron de alta. Ya en la municipalidad me dieron 14 días más para que haga una cuarentena domiciliaria y así evitar comprometer mi salud”, indicó Francisco.

Son momentos difíciles porque estás aislado, sin ver a los familiares, pero el personal de salud en todo momento me chequeaba y conversaba conmigo. Estoy muy agradecido con su atención”, agregó el joven sereno.

Algo similar vivió Midua Montalva Hernández y su familia. Ella, su esposo y sus tres hijos fueron llevados también a la Villa Panamericana luego de que resultaran infectados con el COVID-19.

Cuando nos dijeron que estábamos contagiados yo me sentí morir. En ese momento pensé lo peor, ya que sufro de asma y mi salud se podía complicar más. Pensé en mis hijos. Uno de 10 y otro de cinco años. Milagrosamente, mi menor hija, que en ese tiempo tenía dos meses de nacida, nunca se llegó a contagiar. Hasta ahora no sé cómo sucedió pues permaneció conmigo todo el tiempo que estuvimos internados. Pero fuera de eso no padecimos síntomas fuertes, solo la falta de aire que genera una angustia hasta luego de ser dados de alta”, precisó Midua.

La familia de Midua Hernández fue dada de alta tras permanecer internada en la Villa Panamericana. (Foto: Essalud)
La familia de Midua Hernández fue dada de alta tras permanecer internada en la Villa Panamericana. (Foto: Essalud)


Cuando se agrava la enfermedad

Si bien en la gran mayoría de casos la primera línea del sistema inmunológico logra acabar con el virus, en aproximadamente el 20% los síntomas aumentan. Cuando ocurre esto es urgente la atención inmediata del paciente en un establecimiento de salud, pues existe el riesgo de muerte.

La situación comienza a empeorar cuando el virus lograr pasar las vías respiratorias y llega a los pulmones, donde provoca su inflamación (neumonía). Al mismo tiempo el cuerpo sigue combatiendo al patógeno con respuestas inflamatorias, las cuales al aumentar producen fiebre. Es en esta etapa cuando la persona se siente mal y pierde el apetito.

Estuve buscando un tratamiento para sanarme de una gripe que tenía ya por un mes. Al no poder respirar bien y sentir fatiga, una amiga me dijo que posiblemente tenía neumonía y que debía ir urgente a una clínica. Cuando llego a la Maison de Santé ya tenía fiebre alta y me dijeron que sí, lo más probable era que se tratara de neumonía. Al día siguiente, con los resultados de los análisis que me habían hecho, me dijeron que tenía el COVID-19, por lo que me llevaron al Rebagliati. Cuando llegué al área Covid del hospital no había nadie, yo fui el primer paciente grave al que hospitalizaron”, recordó el padre Luis Núñez, quien luego de permanecer internado casi dos meses salió victorioso y con más ganas de seguir predicando la fe en su comunidad.

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Y es que el problema no es solo el virus, sino también las sustancias químicas agresivas producidas por nuestro cuerpo para defenderse del patógeno. En el caso de la neumonía, esta crea congestión en los alvéolos, que son unos pequeños sacos que facilitan el envío de oxígeno a la sangre y la eliminación del dióxido de carbono. Al estar los alvéolos infectados, queda muy poco espacio para el aire, produciendo una falla respiratoria y que no llegue oxígeno al corazón. En ese momento el paciente tiene que ser hospitalizado y probablemente conectado a un respirador.

“El médico me dijo que había dos posibilidades. Una era el tratamiento, pero que en mi caso ya no se podía efectuar debido a lo avanzado de la enfermedad, por lo que quedaba la intubación. Le dije al médico que Dios iba actuar a través de él. Apenas me pusieron anestesia me quedé dormido, justo cuando empezaba a rezar el Ave María. Permanecí en UCI Covid 37 días, dormido. Luego me enteré que algunas noticias me daban por muerto. Fue bien duro para mi familia, amistades, pero gracias a Dios aún no me ha tocado partir de este mundo”, expresó el religioso de 50 años.

El padre Luis fue dado de alta tras dos meses de estar internado. (Foto: Rolly Reyna)
El padre Luis fue dado de alta tras dos meses de estar internado. (Foto: Rolly Reyna)

El caso del padre Luis fue verdaderamente un milagro, pues además de la gravedad de su caso, padecía de diabetes, por lo que las posibilidades de que salga airoso de la enfermedad se reducían aún más.


Factores que intensifican los síntomas

El COVID-19 no solo produce daños en el sistema respiratorio. Se han visto casos donde principalmente ataca al sistema cardiovascular, al nervioso o incluso al digestivo. De esto dependerá la aparición de síntomas, ya sea la falta de aire o fatiga, coágulos en la sangre, dolores de cabeza o malestar estomacal.

Sin embargo, también existe un factor que predispone la gravedad de estos síntomas y por consiguiente de la enfermedad. Esto es la presencia de comorbilidades, es decir uno más trastornos adicionales a la enfermedad principal. En el caso de padre Luis, por ejemplo, la diabetes era una comorbilidad que agravó los síntomas e impedía un tratamiento eficaz contra el virus.

“El mismo día que me internan en el hospital me entero que tenía diabetes. Esta enfermedad y mi sobrepeso formaba un cuadro de comorbilidades que hacía que el COVID-19 avanzara más rápido y que a los médicos se les dificultara tratarme”, recordó el padre Luis.

Por su parte, el doctor Ciro Maguiña señaló que el desarrollo del patógeno en nuestro organismo depende de múltiples factores, no solo de comorbilidades. Eso explicaría, agregó, que se haya registrado casos de personas de más de 90 años que vencieron al coronavirus, así como jóvenes que fallecieron a los pocos días de contagiarse. Sin embargo, el experto precisó que por lo general los ancianos son las personas más propensas a desarrollar un cuadro más grave y a fallecer debido a la gravedad de los síntomas.

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“Es un tema multifactorial. La gente que tiene más comorbilidades, a pesar de que sea anciana, puede recuperarse, pero claro, por lo general los ancianos tienen muchas más probabilidades de no vencer al coronavirus por otros factores también, como la avanzada edad y el deterioro natural de sus tejidos. ¿Por qué los jóvenes se complican?, muchos de ellos por obesidad. Ha habido muchos otros factores, como la demora en la atención. Mucha gente se ha confiado de que pronto le va a pasar. Hubo casos de jóvenes que a pesar de que se estaban ahogando y no fueron al hospital, no recibieron oxígeno y murieron en su casa”, detalló el especialista.

En estos casos donde hay factores que pueden agravar la enfermedad es necesario la hospitalización para proceder con la atención inmediata. Así señaló el doctor Jorge Luis Asencios Rivera, quien se contagió durante su labor cotidiana en el Hospital Santa Rosa de Madre de Dios, y fue trasladado en avioneta al Hospital Emergencia Ate Vitarte de Lima.

Los primeros siete días con el virus estuve estable, luego los síntomas comenzaron a aparecer. Me faltaba el aire y ya presentaba un cuadro de neumonía. Para cuando el Colegio Médico coordina mi traslado a Lima ya estaba inestable, mis dos pulmones se complicaron por la neumonía, Yo estaba asustado porque además soy diabético”, contó el galeno.

El doctor Jorge Asencios Rivera fue trasladado a Lima desde Madre de Dios por presentar un cuadro severo de coronavirus. El especialista agradeció la atención brindada en el Hospital Emergencia Ate Vitarte de Lima. (Foto: Minsa).
El doctor Jorge Asencios Rivera fue trasladado a Lima desde Madre de Dios por presentar un cuadro severo de coronavirus. El especialista agradeció la atención brindada en el Hospital Emergencia Ate Vitarte de Lima. (Foto: Minsa).

Ya en el Hospital de Ate empezaron los dolores en las piernas, un poco de tos, malestar general y la falta de apetito. Los ocho días que permaneció el doctor Asencios en UCI recibió oxígeno las 24 horas del día. Al noveno día fue llevado al piso de Hospitalización tras comprobarse que ya estaba curado.

Es un virus que no sabes cómo se va a comportar. Por la cabeza te pasan muchas cosas. Son días en que uno tiene que ser fuerte, y es difícil porque no estás con tu familia al lado. Es en ese momento que valoras más la vida. Solo me queda agradecer a Dios y al personal médico que me brindó una muy buena atención”, expresó.


Secuelas del virus

Una vez superado el COVID-19, los pacientes no se encuentran del todo restablecidos. Según precisó a el doctor Maguiña a El Comercio, el grupo que experimentó un cuadro más grave de la enfermedad termina con secuelas como cansancio extremo, pérdida de masa muscular, tos, trastornos del sueño, alopecia (caída del cabello) y ansiedad.

Un porcentaje queda con secuelas. Después de días de estar internados han perdido peso considerablemente, aparece un dolor en las piernas que se acrecienta al intentar caminar. Por eso, en esta etapa es importante la fisioterapia, hacer ejercicios que mejoren la respiración y el ingreso de aire a los pulmones”, explicó.

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Las secuelas físicas pueden durar semanas, incluso meses. El padre Luis Núñez es un ejemplo de ello. Cuando despertó luego de 37 días había perdido el 60% de su masa muscular, siendo lo normal el 30% en la mayoría de casos. Estaba sin fuerza, no podía levantar ni siquiera la mano. Los terapistas le enseñaron cómo tenía que respirar. Era prácticamente como volver a nacer.

Fue un proceso lento, y lo es hasta ahora. Ya han pasado dos meses y todas las semanas vienen a verme un médico, una fisioterapeuta y una enfermera. Son mis ángeles de la guarda. Este miércoles he podido pararme solo, con la muleta, me he puesto a caminar por la sala de mi casa. Mi mamá y mi hermana me aplaudieron, pues he estado mucho tiempo en cama y he perdido mucha masa muscular. Pero poco a poco me voy recuperando, con la ayuda de una dieta estricta, especial y con la fisioterapia”, detalló el religioso.

Sin embargo, existe otro tipo de secuela que también deja marca en los recuperados. Esta se halla ligada a lo psicológico. Y es que luego de estar hospitalizados al menos por dos semanas, aislados de sus familias, y bajo diversos síntomas, los pacientes “quedan muy afectados mentalmente; toman conciencia de que han estado a punto de morir”, asegura Maguiña.

Esto ha sido corroborado por el psicólogo Frank Rengifo (31), quien permaneció internado en el hospital Dos de Mayo durante una semana luego de que toda su familia se contagiara con el COVID-19. Su papá enfermó a mediados de junio. Desde ese momento cada día que pasaba un nuevo integrante de su familia empezaba a presentar los síntomas. El 21 de ese mes su papá fue llevado de emergencia al Hospital de Emergencias III Grau de EsSalud, donde fallece cuatro días después. A la semana, un tío de él también pierde la vida.

El padre de Frank murió el pasado 25 de junio por el virus. El joven de 31 años vela ahora por su familia. (Foto: César Campos)
El padre de Frank murió el pasado 25 de junio por el virus. El joven de 31 años vela ahora por su familia. (Foto: César Campos)
/ CESAR CAMPOS

Tras volver del cementerio donde se realizó el entierro, Frank notó un leve malestar en su cuerpo, por lo que decidió ir al hospital Dos de Mayo e internarse. Hasta antes de ese momento parecía ser asintomático. Su permanencia duró solo siete día. Sin embargo, en ese corto período pudo notar que “el factor emocional juega un factor importante en los casos de coronavirus”.

Al día siguiente de haber sido internado, llegó a la sala del hospital donde estaba un paciente de unos 55 años aproximadamente. Frank se percató que el hombre no quiso comer en el desayuno, por lo que para el almuerzo, al ver nuevamente que rechazaba la comida, se animó a conversar con él.

Él me decía que estaba desanimado. En esa semana tres personas de mi sala se murieron. El instinto de psicólogo me afloró y le conté lo que había pasado con mi familia. Traté de motivarlo, y logré que en la cena comiera un poco. Ya en los demás días mejoró su actitud. El estado de ánimo repercute bastante en la salud”, explicó.

Frank es de los que cree que es importante tener un acompañamiento psicológico tras superar una enfermedad como esta. Razones no le faltan. El nivel de estrés al que está sometido el paciente durante su aislamiento es tal que podría generar un problema mental. “Creo que preocuparnos por la salud mental de los pacientes es un tema que se ha dejado bastante de lado, pero que es muy importante abordar”, puntualizó.

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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del covid-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Cómo se contagia el coronavirus?

La covid-19 se contagia por el contacto de una persona sana con otra que esté infectada. Esta enfermedad se propaga de persona a persona mediante las gotículas procedentes de la nariz o boca cuando el que se encuentra enfermo tose o exhala.

En muchos casos, estas gotículas caen sobre objetos o superficies, que después tocan otros individuos y se llevan a la nariz, ojos o boca cuando pasan sus manos por la cara.

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