A propósito de la revelación que hizo en redes sociales la periodista Marissa Chiappe sobre el maltrato físico y psicológico que recibió por parte de su ex pareja, El Comercio conversó con Lorena Álvarez y Claudia Cisneros para entender lo difícil que resulta para una mujer compartir un testimonio de agresión.
Al igual que Chiappe, ambas periodistas hicieron públicos, en 2017 y 2018, sus testimonios de abuso por parte de sus ex parejas. Hoy, ambas no solo se identifican con lo que Marissa Chiappe considera la “experiencia sanadora” de compartir sus vivencias sino también hablan de lo dañino que resulta para una persona agredida mantener el silencio.
“Hacer pública una experiencia de violencia es la segunda cosa más difícil que una mujer vive luego de haber sido agredida porque te expones a la estigmatización y a que no te crean (...) Hacerlo público es síntoma de que estás lista y dispuesta a terminar de liberarte de esa experiencia”, comenta Claudia Cisneros, quien reside actualmente en Estados Unidos.
Por su parte, Lorena Álvarez asegura que la publicación de Marissa Chiappe la libera como mujer. “Marissa no puede revelarlo (el nombre del agresor) porque si lo hace la pueden denunciar por difamación (...) Marissa hace la denuncia con las armas que tiene. Contando su historia ella se está liberando”, señala.
► Claudia Cisneros: “Decidí recuperar mi fortaleza y autoestima”
En junio del 2018, la periodista Claudia Cisneros hizo pública en su columna de opinión del diario La República una denuncia sobre agresiones por las que acusó a su ex pareja el poeta Luis Enrique Mendoza. Un año después, Cisneros explica el proceso que vivió.
“El primer paso es la toma de conciencia (de que eres víctima de violencia), luego, sientes la rabia de sentirte engañada, abusada y traicionada, y en mi caso, después viene la voluntad de querer recuperarme, de recuperar la fortaleza y el autoestima que perdí gradualmente”, cuenta Cisneros quien está convencida de que solo la denuncia formal ante las autoridades logrará que las cosas cambien.
“Respeto a quienes no están listos para hablar, a veces toma semanas, meses o años pero quedarse callado termina siendo un costo emocional muy alto. Para mí la fuerza liberadora de la denuncia pública, al margen de todos los obstáculos que implica, es una doble ganancia porque es una liberación personal pero también es una contribución a la sociedad”, asegura.
► Lorena Álvarez: “Si renunciamos a la denuncia no vamos a cambiar el problema de la violencia"
La periodista Lorena Álvarez también compartió su experiencia, especialmente aquel momento en el que decidió decirle “No más” a las agresiones de su ex pareja, el economista Juan Mendoza, con quien viene enfrentando un “frustrante” proceso judicial.
“Es algo que hace click dentro de ti. Es una pieza de fortaleza que se conecta y dices ‘No más’ y puede pasar al minuto de haber sufrido la violencia, a los meses o de pronto a los años. No importa en qué momento sucede pero algo pasa dentro de ti que te empodera y te da el valor para rescatarte”, revela Álvarez autora del libro “No te mato porque te quiero”.
“No es fácil sentarte en una comisaría y presentar una denuncia. Es en ese momento, cuando lo verbalizas frente a la autoridad, que te das cuenta de que te está pasando a ti”, agrega Álvarez que coincide con Cisneros en resaltar la importancia de la denuncia ante los operadores de justicia.
“El sistema de justicia es tan maltratador, torturador y frustrante porque te revictimiza permanentemente (...) A pesar de todo, creo que hay que denunciar porque el monstruo hay que combatirlo por dentro. La única manera de lograr cambios reales es desde adentro porque si renunciamos a la denuncia y queremos resolver todo en redes sociales no vamos a cambiar el problema de la violencia y la impunidad. Hay que decirle al sistema lo que hace mal”, finaliza.
► Las características del agresor
Patricia Garrido, psicóloga del Programa Nacional contra la violencia familiar y sexual del Ministerio de la Mujer y Poblaciones vulnerables explica que en muchos casos el agresor goza de cierta reputación en su círculo social que hace impensable para los familiares y amigos de la víctima creer que este sea capaz de ejercer violencia sobre ella. Por ese motivo, muchas mujeres recurren a las redes sociales para encontrar personas que sí empaticen con su caso.
“A veces cuando una mujer quiere contar a los familiares que vive una situación de violencia estos no son suficientemente empáticos y las responsabilizan a las víctimas. Frente a eso, ellas buscan espacios como las redes sociales donde se puede encontrar más apoyo”, señala.
Sobre el perfil del agresor, la especialista explica que en general estas personas presentan características violentas y agresivas pero también hay quienes que se muestran cálidos y persuasivos.
“Son personas que no ejercen violencia física y por eso no se reconocen como agresores porque consideran que el daño emocional no existe. Estas personas suelen ser muy inseguras, celosas y manipuladoras. Ellos hacen que su pareja se vuelva una persona totalmente dependiente", menciona Garrido.