García es médica experta en salud pública. Fue ministra de julio del 2016 a setiembre del 2017. (Foto: Eduardo Cavero / Archivo El Comercio)
García es médica experta en salud pública. Fue ministra de julio del 2016 a setiembre del 2017. (Foto: Eduardo Cavero / Archivo El Comercio)
Fernando Alayo Orbegozo

Patricia García conoce bien los posibles efectos de una pandemia en sociedades como la peruana. No solo es experta en salud pública, sino que fue titular del entre el 2016 y el 2017. Hoy asesora al Estado en temas de innovación frente al COVID-19.

—A casi cien días del estado de emergencia, se inició la flexibilización de medidas restrictivas en el Perú. ¿Estamos en el camino correcto con esta decisión?

Nadie tiene la receta perfecta sobre en qué momento debemos comenzar a abrir actividades, en ningún país. Hay una suerte de agotamiento de las personas, que puede ser social y mental. La flexibilización no significa que se rompan ciertas medidas que son efectivas para reducir la transmisión del virus: el uso de mascarillas, el distanciamiento y el lavado de manos.

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—¿No es contraproducente teniendo en cuenta las últimas cifras de casos?

Lo que ya estamos viendo es una desaceleración de los casos. Es un buen indicador, porque cuando la curva comienza a tomar esa tendencia, usualmente sigue hacia abajo. Obviamente, existen riesgos. Ojalá que el Estado esté muy atento a los datos. Lo que no puede fallar es el monitoreo de forma estrecha y geográfica. Tenemos que ir aprendiendo, y con la flexibilización de medidas tendremos que ver qué funciona y qué no funciona. En el Perú, la cuarentena tendrá que ser inteligente, focalizada y dinámica.

—¿Cree que el Gobierno Peruano está frente a una balanza donde se mide la salud pública y la economía nacional?

No es blanco o negro. Entiendo los riesgos, pero hay responsabilidad de ambos lados: los ciudadanos vamos a tener que saber qué hacer. Hay gente que no sabe o no entiende cómo llevar la cuarentena. Allí debería entrar el Estado, cuya lentitud nos ha fallado porque no tenemos plataformas para identificar a los más vulnerables.

—El presidente Vizcarra ha dicho que se abrirán las actividades “confiando en la responsabilidad de los peruanos”.

Los peruanos siempre hemos pensado que la responsabilidad de nuestra salud la tiene el ministerio o el Gobierno. En esta pandemia nos estamos dando cuenta de que hay una responsabilidad compartida.

—Que comparte el Estado.

Hay componentes sociales que no permiten a muchos peruanos el cuidado debido de su salud, y allí se requiere el rol estatal. Pero los comportamientos cuentan: en algún momento hubo más gente en las comisarías que infectados.

—¿Cuán difícil es tomar medidas flexibles cuando el virus está en estudio?

Con las aperturas seguramente habrá olas [de contagios], pero hay que manejarlas. Como salubrista te digo: las economías se pueden recuperar; las vidas, no. Sin embargo, en determinado momento hay que pensar que, para tener una respuesta sanitaria adecuada, se requieren recursos. Y eso también nos preocupa.

—¿Se puede prever una reacción de la sociedad?

El agotamiento es real. No obstante, es muy probable que, después de abrir la cuarentena, si se requiere aplicar otra vez, funcionará mejor que si la prolongamos [desde el 1 de julio].

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— Esta semana, el Gobierno de EE.UU. retiró a la hidroxicloroquina como parte del tratamiento para el COVID-19, pero el Estado peruano la sigue comprando. Al igual que la ivermectina y la azitromicina. ¿Son efectivas estas medicinas?

No hay ninguna evidencia de que realmente sirvan para el tratamiento del COVID-19. Por eso estamos trabajando y el Perú participa en los ensayos clínicos de la red Solidarity. El jueves, después de un análisis, Solidarity también ha parado el uso de la hidroxicloroquina porque no se ha encontrado utilidad en los pacientes hospitalizados. Ese es el primer análisis.

— A la fecha, el Minsa ha comprado casi 6 millones de tabletas de hidroxicloroquina; 2,2 millones de Ivermectina y 4,3 millones de Azitromicina.

Sí… yo espero que los expertos del Minsa reevalúen las vías de tratamiento que se tienen y se hagan ajustes que reflejen los datos más recientes, que nos muestran las evidencias sobre la hidroxicloroquina. Pero también hay algo positivo: en la red de ensayos Recovery se demostró que la dexametasona tiene un efecto importante en la mortalidad de los pacientes, ya que la reduce en un 30%.

— ¿Hay posibilidad de tener pronto una vacuna en el Perú?

Se está viendo la posibilidad de que nuestro país participe en ensayos clínicos de fase 3 [para verificación de efectividad], ya que eso nos asegura un acceso a las vacunas.

—¿Cuántos peruanos calcula que participarían en estos ensayos?

Se estima que en el Perú haya entre 5 mil y 20 mil voluntarios para los ensayos clínicos, no solo en Lima sino en diferentes regiones. Todavía se está planeando. A inicios de julio quizás tengamos mayor información.

—Si se aprobara la efectividad de una vacuna contra el COVID-19, ¿nuestro país está en capacidad de producirla masivamente?

En este momento, no. Pero tenemos varios meses y podríamos evaluar si formamos coaliciones con otros países latinoamericanos como Brasil. Hay que pensar que el desarrollo biotecnológico nacional es otra forma de reactivación económica, así no tenemos que depender de lo que nos pueda vender el mercado internacional. Quizá damos la gran sorpresa y podamos replicar la vacuna. Yo lo veo de manera positiva: no nos estamos quedando atrás.


* Al terminar la entrevista, la doctora García compartió diez recomendaciones para llevar una cuarentena “inteligente” tras la flexibilización de medidas

  1. Si puede hacerlo, quédese en casa, y no permita visitas. Socialice por internet. Salga a caminar al menos una vez al día con su mascarilla, y si ve a alguien salúdelo de lejos.
  2. Salga solo lo estrictamente necesario: a comprar lo que requiere para comer, temas de salud, o compras absolutamente críticas. Y vaya solo o sola.
  3. Escoja los lugares donde va a comprar, busque aquellos que sean abiertos, con buena ventilación y si hay mucha gente, retírese.
  4. Si puede, mantenga teletrabajo. Sino trate de combinar, teletrabajo con trabajo presencial, y si no tiene opción, protéjase en el camino, durante y regresando del trabajo.
  5. No se suba a vehículos de transporte que vea con las ventanas cerradas, o con gente sentada al lado una de la otra. No tome colectivos.
  6. En el trabajo mantenga la ventilación de los espacios y limpie superficies de trabajo, teclados, perillas de puertas, botones de ascensor y otros con alcohol o detergente y agua.
  7. Practique el distanciamiento social siempre (1 m o más de distancia). El distanciamiento social es aún de mayor importancia cuando está en espacios cerrados y cuando se come o bebe con compañeros de trabajo, ya que las máscaras se quitan durante este tiempo. Reconocemos que esto puede ser difícil, pero estas son situaciones de alto riesgo si una persona se encuentra en la fase asintomática de COVID-19.
  8. Lávese las manos frecuentemente durante todo el día use agua y jabón o alcohol gel, y sea consciente y mantenga sus manos lejos de su boca, nariz u ojos.
  9. Use la mascarilla todo el tiempo que esté fuera de casa, y que tape la nariz y la boca bien.
  10. Finalmente, piense en Ud. y los demás. Quédese en casa si se siente enfermo y busque comunicarse con el 113 o acudir al establecimiento de salud si presenta síntomas asociado con COVID-19 (tos, fiebre, escalofríos, dolor muscular, dolor de garganta, pérdida del gusto u olfato, síntomas gastrointestinales, dolor de cabeza y secreción nasal). No se automedique.

¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el COVID-19.

En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.

¿Qué es el COVID-19?

La COVID-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.

El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.

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