La actual crisis política y social en Venezuela tras los recientes resultados electorales en ese país podría generar un nuevo éxodo de sus ciudadanos en busca de oportunidades en otras partes de América Latina y el mundo. Entre el 2015 y 2020, se dio la más masiva migración de venezolanos al Perú: cerca de un millón, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas.
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Un estudio del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y CHS Alternativo, muestra que a la fecha, en el Perú hay 1′862.332 ciudadanos extranjeros. De ellos, más de 1 millón 500 mil (1′542.004) son de nacionalidad venezolana. Nuestro país es el segundo de Sudamérica (y del mundo) con más inmigrantes venezolanos. Colombia es el primero, con 2 millones y medio, seguido por Brasil, Ecuador y Chile con cifras que bordean el medio millón de personas.
En el caso de Argentina y Bolivia ambos países también han recibido a una parte de la comunidad venezolana aunque en menor medida, ya sea por lejanía geográfica y/o cultural.
Asimismo, se sabe que del total de extranjeros en el Perú, el 51% se encuentra en situación irregular. Respecto a los ciudadanos venezolanos, 949.784 se hallan bajo la misma condición. Esto se debe, en parte, a las demoras en los procesos de regularización.
Otros datos que revela el estudio son que 1 de cada 3 venezolanos que ingresan por Tumbes no cuentan con información o desconocen la existencia del sistema de asilo, así como que de los 1.207 peruanos entrevistados, el 82,8% considera que el Gobierno no está preparado para integrar la población venezolana al país.
Sobre la percepción de la inmigración venezolana al Perú, el 32% la calificó de “muy positiva”, “positiva” y “ni una ni otra”. Además, un 19% de los encuestados afirmó que le genera “solidaridad” la presencia de población venezolana en nuestro país. Esta opinión es compartida en su mayoría por los más jóvenes, personas de niveles socioeconómicos altos y quienes interactúan con dicha comunidad.
En tanto, 4 de cada 10 peruanos que sí confían en los ciudadanos venezolanos para ocupar un cargo en sus negocios o empresas son jóvenes de 18 a 24 años.
Por otro lado, el estudio también da cuenta de los principales peligros y riesgos que enfrenta dicha comunidad extranjera en el territorio nacional. Hablamos de la tata de personas y explotación debido a ofertas de trabajo falsas.
Evolución de la inmigración venezolana al Perú
Históricamente siempre los eventos masivos de migración han tenido un desplazamiento de sur a norte, con dirección principalmente hacia los Estados Unidos y sobre todo en las décadas finales del siglo XX. Paradójicamente, la propia Venezuela también ha recibido a miles de migrantes sudamericanos en el pasado.
En ese sentido, la crisis en Venezuela y la diáspora de sus ciudadanos representa un fenómeno inédito para América del sur. Es la primera vez en la historia de la región en que millones de personas han migrado de norte a sur hacia países pobres o relativamente pobres, con poca capacidad para albergar a las personas que han huido del régimen de Nicolás Maduro.
En el caso peruano, se observa una marcada evolución ascendente de la inmigración venezolana desde el 2016 al 2023:
En tanto, se pueden distinguir cuatro momentos claves en el proceso de llegada de ciudadanos venezolanos a nuestro país en la última década:
Primer momento (2016 - 2017): Aquí el Perú empieza a recibir un buen número de ciudadanía venezolana. El gobierno brindó facilidades como el Permiso Temporal de Permanencia para que los venezolanos ingresen legalmente al país. El perfil de los migrantes era el de personas profesionales o técnicas, así como de trabajadores calificados. Parte de ellos eran descendientes de peruanos que en su momento viajaron a Venezuela en búsqueda de un mejor futuro, por lo que tuvieron en términos generales una asimilación relativamente fácil, principalmente en Lima. En el 2016 hubo 4.300 pedidos de refugio y en el 2017 cifra subió a 34.000.
Segundo momento (2018 - marzo del 2020): Debido a la agudización de la crisis en Venezuela se produce una explosión de migrantes hacia el sur, siendo Colombia y Perú los países que pronto sobrepasaron el millón de venezolanos. En nuestro caso la mayor parte ellos ingresó por Tumbes. El nivel económico de los que llegan pasa a ser mayoritariamente bajo, pero de igual forma la gran mayoría venía a buscar trabajo y oportunidades que su país les negaba. En esta etapa se extiende a otras ciudades del país la presencia de migrantes venezolanos. Es en esta etapa que empiezan algunas actitudes xenofóbicas, por la competencia en la obtención de empleo y algunos casos delincuenciales por parte de personas de nacionalidad venezolana (aunque muy poco significativos estadísticamente). En el 2018 los pedidos de refugio rondaban los 130.000 y en el 2019 los 200.000. Al reclamar esta condición no necesariamente se aspiraba a que se otorgue, sino a asegurar la permanencia mientras se decida si corresponde.
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Tercer momento (mediados 2021 - mediados 2022): La llegada de venezolanos continúa pero en mucho menor medida que en el período anterior. Se empieza a notar que ya no hay una capacidad suficiente de los servicios públicos y de la economía para absorber a un número tan grande. Se extiende, sobre todo en las ciudades más grandes, la mendicidad de inmigrantes que no encuentran cómo generar ingresos. Las restricciones para su ingreso aumentan y comienza generalizarse el ingreso irregular. En paralelo, aumentan los venezolanos que incurren en actos delictivos y empieza a estereotiparse al venezolano promedio, pese a que el porcentaje de ellos que delinquía era bajo.
Cuarto momento (mediados 2022 - hasta la actualidad): La migración regular se restringe severamente en los diferentes países por nuevas disposiciones gubernamentales y la migración irregular comienza a ser la modalidad absolutamente mayoritaria de entrada de venezolanos. Vinculado al tráfico de migrantes, empieza a extenderse la llegada de miembros de organizaciones criminales venezolanas, en particular del Tren de Aragua, que transforman rápidamente la criminalidad del Perú (ejercida esencialmente por nacionales, con la excepción del “préstamo gota a gota”) en una delincuencia organizada ejercida por trasnacionales. La violencia se extiende y se generaliza la extorsión en sus diferentes expresiones en muchas de las regiones del país. Empieza a notarse la presencia de organizaciones transnacionales en la minería ilegal. Se hacen evidentes las enormes dificultades del Estado peruano para hacer frente con eficacia a este nuevo panorama.
Análisis de los momentos
Ricardo Valdés, director ejecutivo de Capital Humano Social (CHS) Alternativo, recordó a El Comercio que así como el Perú viene siendo receptor en estos momentos de población migrante venezolana, así como ha sido de colombiana y ecuatoriana, también es un país emisor de ciudadanos. Señaló que hay migrantes peruanos que han escogido como destino Argentina, Chile e incluso Venezuela en la década de los 80, y obviamente sin dejar de mencionar la mira ha estado puesta principalmente en Estados Unidos, España e Italia.
“Si bien tenemos aproximadamente un millón y medio de migrantes venezolanos que radican en el Perú, no hay que descuidar que actualmente existe cerca de 4 millones de peruanos que se encuentran fuera, de los cuales algo más de 400.000 han migrado en el último año. La mayoría de ellos son jóvenes”, detalló.
Dicho esto, Valdés explicó el contexto y algunos hechos que marcaron cada momento clave en el proceso de llegada de ciudadanos venezolanos a nuestro país en la última década. Precisó que una crisis de proporciones muy grandes en Venezuela como consecuencia de las decisiones políticas en ese país dio como consecuencia una migración importante de venezolanos entre el 2016 y 2017, conocida como una “primera ola”. En este periodo llegaron muy pocos venezolanos al Perú: cerca de 50 mil.
“Estos migrantes eran altamente calificados, profesionales muchos de ellos, por lo que consiguieron empleo pronto y logaron asentarse aquí. Esto fue un primer paso que permitió que otros familiares, parientes o conocidos vieran al Perú como una opción. Esta situación marca el segundo momento más importante de la migración, cuando ya el Perú abre además sus fronteras, establece el PTP en el gobierno de Kuczynski y empieza a liderar políticamente acuerdos para hacer notar que la situación sociopolítica de Venezuela estaba generando un impacto a nivel de América Latina, básicamente en Colombia, Ecuador y Perú”, explicó.
El experto sostuvo que ya en el 2018 la crisis económica se agudiza en Venezuela, lo cual genera una migración muy grande al Perú de personal técnico sobre todo; un promedio de 100.000 al año. Para marzo del 2020, se calcula que habrían ingresado entre 400 a 500 mil migrantes venezolanos. Esta situación. agregó, empieza a generar un impacto significativo en el país. Además, cabe decir que varios migrantes llegan de manera regular e ingresan principalmente por Tumbes, con pasaporte y documentos en mano.
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Ya con el inicio de la pandemia, y durante esta, Valdés enfatizó en que el migrante venezolano fue un gran apoyo para el sector salud. Más de 5.630 profesionales de la salud (médicos, enfermeras, etc.) estuvieron trabajando para reestablecer la salud de los peruanos en ese momento. Otro punto a mencionar es que la presencia de venezolanos también permitió que muchas familias fuesen abastecidas a través del delivery.
“Ellos salían porque tenían urgencia y necesidad económica. Salían a trabajar durante la pandemia. Además, se constituye también varios equipos a nivel nacional conformado por migrantes venezolanos que eran los que estaban a cargo de retirar los cadáveres de la vía pública y de las viviendas. Son el menos tres ejemplos de la importancia de la migración venezolana en un momento de crisis como el que atravesamos”, destacó.
En el ocaso de la pandemia es cuando empieza un tercer momento clave, pues se restablece el movimiento migratorio en el Perú que dura hasta el año 2022. Para ese tiempo ya empieza a asomar un poco el migrante negativo, el que empieza a delinquir, mendigar. Por su parte, Valdés señaló que el movimiento económico que tenía el país en ese entonces no era capaz de soportar una migración tan fuerte. Los propios peruanos tenían problemas para realzar sus actividades económicas,
“Entonces ahí se crea también toda una suerte de competencia porque los migrantes venezolanos aceptaban salarios por debajo del mínimo. Ya entrado al cuarto momento, hacia mediados del 2022, la migración se convierte básicamente en irregular y el fenómeno migratorio empieza a ser leído por algunos de manera negativa. Pero digamos que en general se consolida la migración venezolana. Cabe decir que ya habían pasado dos gobiernos peruanos distintos”, describió.
Para Valdés pese a que los ciudadanos venezolanos se han organizado en el país para poder integrarse de manera productiva y positiva, la situación hoy en día aun está cuesta arriba para ellos. Resaltó que se hace necesaria una lectura de la migración mucho más equilibrada, mirándola desde el punto de vista de los aportes que hacen a nuestra economía y a la integración cultural, más allá de la solidaridad política.
Otras cifras del estudio
El estudio de CHS y el IEP precisa que Facebook es la red social predominante entre los entrevistados para estar informados sobre los que sucede con la comunidad venezolana, con un 47%. Esta preferencia es mayor entre las personas que residen fuera de Lima, con una edad 25 a 39 años y que pertenecen a los niveles socioeconómicos más bajos.
Por otro lado, la preferencia por WhatsApp es mayor entre las personas que viven fuera de Lima y que tienen de 40 a más años.
En cuanto a la frecuencia de interacción con personas venezolanas, la quinta parte mencionó que lo hace constantemente. De igual manera, 4 de cada 10 encuestados detalló que su experiencia con esta población no ha sido ni buena ni mala, mientras que la cuarta parte (24%) sostuvo que su experiencia fue positiva.
Aporte de comunidad extranjera
Valdés sostuvo que se necesita estudiar cómo está compuesta la migración venezolana y qué significa, por ejemplo, a nivel de ahorro, pues en su educación el Estado peruano no ha invertido nada. Aproximadamente el 32% de venezolanos que han migrado a nuestro país cuenta con educación secundaria, cerca del 20% tiene nivel superior incompleto y un 12% completo. Además, el 8,3% tiene títulos y estudios superiores, pero también se tiene información de que muchos de ellos no pueden trabajar ni volcar sus conocimientos porque los procesos de homologación son muy complejos.
“Eso se vio en la época de la pandemia, cuando se necesitaban médicos. Entonces, simplemente se reconoció el título médico de los migrantes sin necesidad de haberlo homologado acá. Creo que las circunstancias ameritan de alguna forma respuestas mucho más creativas para incorporarlos. Hay que resaltar que esta gente que ha sido educada en su país, por lo que representa un ahorro en el gasto público peruano a nivel educativo de más de 13.000 millones de soles. Esta inversión en educación, bien dirigida, se convierte en una gran ventana de oportunidad para nuestro país”, comentó.
Valdés resaltó que dentro de esta migración venezolana existe mano de obra técnica y profesionales altamente calificados. Asimismo, hizo mención a una investigación del Fondo Monetario Internacional que proyecta para el Perú un crecimiento de 4,0% del PBI solamente como consecuencia del trabajo del inmigrante venezolano en el país.
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Así como estos, refirió que hay otros efectos que no se han medido de manera adecuada. Por ejemplo, el millón y medio de venezolanos en Perú pagan impuestos indirectos, que están en el IGV y otros; a su vez, demandan bienes y servicios, es decir, movilizan la economía y lo que logran levantar económicamente lo reinvierten en el Perú: pagando alquileres, alimentos e inclusive hay varios casos emprendimientos mixtos (entre venezolanos y peruanos) o netamente venezolanos que están generando empleo para peruanos.
“Lo otro es que hay una serie de servicios personales, domésticos, que han sido cubiertos por la población migrante y que tampoco están siendo realmente valorados; vienen también cubriendo diversas vacantes de trabajos que usualmente el personal peruano no quería o no podía hacer. Entonces, todo esto nos plantea una serie de factores que son positivos para el país, y que en realidad son la inmensa mayoría de los migrantes quienes aportan cosas positivas y productivas y que lamentablemente no está siendo vista en su real magnitud”, añadió.