Antes de responder qué hubiera pasado si Arturo Vidal fuera peruano, pongamos algunos temas en perspectiva.
En Chile existe desde el 2012 la llamada ley de tolerancia cero, que castiga a todo conductor que tenga 0,3 gramos de alcohol por litro de sangre. Basta un vaso de vino o de cerveza para alcanzar ese límite, así que, en la práctica, tomarse un trago y manejar está penalizado. Según la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito de ese país, el año pasado hubo 5.255 siniestros en las pistas relacionados con el alcohol, lo que provocó la muerte de 142 personas. La cifra es menor a la que se registraba antes de la ley (211 muertos en el 2011).
Las autoridades chilenas están contentas con los efectos de la norma y destacan el cambio de comportamiento del conductor, aunque nunca faltan los rebeldes como Vidal. El volante de la Juventus, quien tiene antecedentes de indisciplina con su selección y su club, no se tomó solo dos tragos, como dijo en su lacrimógena conferencia de prensa. El test, al que se le sometió, registró 1,2 gramos de alcohol en la sangre.
Un detalle que ayuda al éxito de la norma es el respeto que tiene la población hacia la policía, los llamados carabineros.
Aunque Vidal se comportó de manera prepotente con los agentes que lo detuvieron – “Espósame, pero te vas a cagar a todo Chile”, dijo, según un video difundido por Radio Bío Bío–, la policía sureña es una institución a la que no se mira por encima del hombro, como ocurre por estos lares.
El Barómetro de la Política Cerc-MORI, un prestigioso sondeo de opinión sureño, señala en su estudio de marzo de este año que el 50% de la población chilena confía en los carabineros. ¿Difícil de creer, no?
En nuestro país, manejar con 0,5 gramos de alcohol o más en la sangre está penado. Eso equivale, en promedio, a dos vasos de cerveza o a una copa y media de vino. De acuerdo con la División de Prevención e Investigación de Accidentes de Tránsito de la policía, solo en Lima 516 personas murieron el año pasado por accidentes de tránsito. De ellas, 34 perdieron la vida por culpa de conductores en estado de ebriedad. El número no alcanza para dar hurras.
Hace algunos días, un programa de espectáculos difundió un video en que se vio al zaguero de la selección Carlos Zambrano, cuando la policía detuvo el vehículo que conducía. Aunque no quedó claro si manejaba ebrio, se pudo apreciar cómo mientras conversaba con los agentes, hacía una llamada telefónica y luego le entregaba el aparato a uno de ellos. El asunto se arregló y minutos después partió como si nada hubiese ocurrido. Así se respeta a nuestra policía.
¿Qué habría pasado si Vidal hubiera sido peruano? Es posible que algún agente haya bajado la cabeza ante su prepotencia.
¿Y lo hubieran perdonado? Si la selección estuviera en plan ganador, muchos de los que hoy piden la guillotina para el técnico Sampaoli habrían hecho lo mismo que él. En cuestiones deportivas, la doble moral es muy flexible. Es capaz de quebrar leyes e instituciones, sentar precedentes nefastos. No se tiene conciencia del verdadero daño que provoca.