Un hombre utiliza una máscara protectiva frente al Coliseo romano, uno de los múltiples monumentos históricos que han sido clausurados por la expansión del coronavirus en Italia. (Foto: AFP)
Un hombre utiliza una máscara protectiva frente al Coliseo romano, uno de los múltiples monumentos históricos que han sido clausurados por la expansión del coronavirus en Italia. (Foto: AFP)
/ ALBERTO PIZZOLI
Czar Gutiérrez

El de nuestros días viaja en un avión intercontinental; antes volaba en la punta de una flecha. Apolo, joven dios de belleza deslumbrante, tensaba el arco y sus saetas envenenaban al enemigo. Entonces la peste y su sombra siniestra avanzaban diezmando naciones enteras, que terminaban clamando piedad al todopoderoso señor de la muerte súbita, la plaga y la enfermedad. Simultáneamente, Apolo era patrón de la poesía, la música serena y los cantos corales. Desde entonces las epidemias son grandes compañeras del arte. La peste negra sufrida por Europa en la segunda mitad del siglo XIV es un punto de inflexión en la representación de la muerte, perpetuándola, por ejemplo, en “El triunfo de la muerte” (Peater Bruhegel, 1560) o “El sangrador” (Michael Ostendorfer, 1555).

La danza mortal de los años lúgubres de la Edad Media persiste en el gótico tardío y alcanza los albores del Renacimiento. Por eso “Los novios” (Manzoni, 1842) y, con mayor exactitud, “Diario del año de la peste en Londres” (Daniel de Foe, 1722) retratan lo que vemos ahora mismo: “Se prohibió la representación de todas las comedias y entremeses. Se cerraron y suprimieron las mesas de juego, salas de baile y salones de música, que eran cada vez más numerosos y que comenzaban a corromper las costumbres del pueblo. Y los bufones, payasos, funciones de títeres, volatineros y atracciones similares que embrujaban a la pobre gente común, hubieron de cerrar sus ferias al no prosperar sus negocios”.

CIERRAPUERTAS GENERAL

En efecto, el coronavirus acaba de echar por tierra la agenda cultural mundial previamente establecida: la Bienal de Arquitectura de Venecia, que duraba seis meses, se posterga hasta agosto y durará la mitad porque la llegada de representantes de 114 países puede generar un infeccioso efecto dominó. De hecho, el Palacio Ducal y los museos Correr, del Settecento, del Vidrio y La Fenice han sido cerrados. Como el Foro Romano, el Coliseo, la Colina Palatina, el Domus Aurea, las Termas de Caracalla y un verdadero hito: la gran exposición en las Scuderie del Quirinale de Roma dedicada a Rafael Sanzio conmemorando los 500 años de su muerte cerró a los tres días de inaugurado.

Para limitar la dinámica propagación del mal, lo primero que hizo Berlín es cerrar su espléndida cúpúla del Reichtag y anunciar la clausura temporal de sus teatros, óperas y conciertos. También se cancelaron las 29 funciones de la ópera de Viena, las ferias del libro de Londres, Leipzig y Bolonia, la más importante del libro infantil. Y mientras Frank Riester, ministro de cultura de Francia, anunciaba por tuiter que había contraído la famosa enfermedad, se fueron clausurando la feria del libro de París, el Palacio de Versalles y un Louvre dubitativo que primero cerró y ahora atiende a distancia: su personal está bañado con asépticas soluciones hidroalcohólicas.

Imagen tomada en el Louvre de una turista enmascarada. El famoso museo parisino cerró temporalmente sus puertas por el coronavirus. (Foto: AP)
Imagen tomada en el Louvre de una turista enmascarada. El famoso museo parisino cerró temporalmente sus puertas por el coronavirus. (Foto: AP)
/ Francois Mori

En España la cosa no es menos grave: contracción de visitantes en el Museo Reina Sofía, el Prado y la Fundación Miró. Hay una epidemia de cancelaciones entre los grandes musicales de la Gran Vía. El Teatro Real ha sido cerrado y los ayuntamientos de las principales ciudades le han puesto un candado a todos sus teatros y bibliotecas hasta fin de mes, por lo menos. Se han aplazado el Festival de cine de Málaga, la gala de los premios de la Música Independiente y los Ópera XXI. Hasta los académicos integrantes de la de la Real Academia Española han decidido dejar de reunirse para que el Covid-19 no ingrese a la Docta Casa.

EL SONIDO DEL SILENCIO

Musicalmente, la suspensión de las giras de Pearl Jam, Madonna y Neil Young son las más sensibles. Justin Bieber, Green Day, The National, Avril Lavigne y Foals también han postergado. Miley Cirus ha anulado un concierto benéfico pro fondos para luchar contra los efectos de los devastadores incendios en Australia. También ya fue el festival South by Southwest que reune a casi medio millón de asistentes sobre las praderas de Austin, mientras Coachella y sus multitudes han decidido liar bártulos hasta el otoñal octubre.

Por nuestra parte, tenemos el penoso deber de informar que el punk rock neoyorquino de Sick of it All, el reggae italiano de Alborosie y el legendario sonido ochentero de Los Secretos ya no sonarán entre nosotros. Tampoco los conciertos de Tokio Hotel (día 17), LP y Guns N’ Roses (24), Richard Clayderman (25) y Andrés Calamaro (29), luego que este 12 de marzo el presidente Martín Vizcarra Y si de exportaciones de trata, los internacionales Agua Marina decidieron muy a su pesar dejar sin efecto su conquista de Europa por culpa del síndrome respiratorio de marras.

LOS BESTSELLERS DE LA CRISIS

“…hay que vigilarse a sí mismo sin cesar para no ser arrastrado en un minuto de distracción a respirar junto a la cara de otro y pegarle la infección. Lo que es natural es el microbio. Lo demás, la salud, la integridad, la pureza, si usted quiere, son el resultado de la voluntad, de una voluntad que no debe detenerse nunca”, escribe Albert Camus en “La Peste” (1947), novela súbitamente reconvertida en un suceso, más que cuando salió: entre enero y febrero se han vendido 8.889 copias solo en Francia.

Otra pandemia, la ‘ceguera blanca’, es el leitmotiv de “Ensayo sobre la ceguera” (1995), libro de Saramago que con un incremento de 180% en sus ventas se ha convertido en todo un fenómeno literario en Italia. Porque la gente estará en cuarentena, pero no pierde el tiempo. Es más, se acaba de descubrir que la vidente norteamericana Sylvia Brown en “Fin de los días: predicciones y profecías sobre el fin del mundo” (2008) anuncia una enfermedad respiratoria global en 2020 y el escritor de ciencia ficción Dean Koontz en “Los ojos de la oscuridad” (1981) refiere a un virus asesino llamado “Wuhan-400” cuyo 100% de mortalidad ha sido diseñada en laboratorios para ser el arma biológica perfecta. Leer es toda una expedición al futuro, sin duda.

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