El programa de residencias artísticas itinerantes Hawapi, dirigido por Maxim Holland y coordinado por Eduardo Valdez-Modonese, se desarrolla en diferentes lugares del interior, aproximando a una serie de artistas a la problemática de las localidades visitadas. En el 2015 eligieron Huepetuhe (Madre de Dios), poblado que se dedica a la minería ilegal.
Participaron Juan Salas, Nancy La Rosa, Rodrigo Jáuregui, Andrés Reyes, Óscar Santillán, Philippe Gruenberg, Michael Candy, Kiah Reading, el Colectivo Emergentes (Carla Higa, Koening Johnson, Gianine Tabja, entre otros) y los arquitectos Augusto Román y José Bauer.
Son una docena de obras, pero pueden agruparse en trabajos basados en la participación y otros en la investigación contextual. Del primer grupo destacan “Lo que es suyo no existía”, de Juan Salas y Nancy La Rosa, una videoinstalación alimentada por un grupo electrógeno que conjuga imágenes producidas durante un taller de dibujo para niños conducido por los artistas y texto de unas entrevistas que hicieran a los lugareños. El lenguaje gráfico infantil y el verbal adulto se confrontan en la visión de la realidad del distrito que ofrecen.
“Susurro”, del ecuatoriano Oscar Santillán, una escultura en forma de candelabro que reconfigura los materiales donados por los pobladores para formar una cuerda que una la campana de la iglesia y el mercado local. Tomando distancia de la caridad (evocada por la iglesia y los donativos) y del comercio (encarnado en el mercado), el artista apuesta por una “economía colaborativa”.
“Kallanka Áurea”, un centro cultural de los arquitectos Augusto Román y José Bauer instalado en la plaza principal, promueve la definición colectiva del espacio público. Su diseño basado en la proporción áurea sugiere un trayecto geográfico inverso al del oro: de Europa al Perú.
“Protocolony”, del australiano Kiah Reading, resume los talleres que el artista desarrolló con escolares de la comunidad. Aunque centrados en la improductividad, estos ejercicios colaborativos postulaban otros modelos de productividad.
Del segundo grupo destacan “¿Qué es lo que fueron hacer Maxim Holland y su elenco?”, de Philippe Gruenberg. El video recoge la cobertura al proyecto dada por el noticiero local, abriendo la pregunta por la incorporación del arte contemporáneo a la vida cotidiana de la comunidad y por su memoria y registro.
“Au”, del Colectivo Emergentes, muestra fotos de las marcas sobre la piel dejadas por unos autoadhesivos translúcidos con el símbolo del oro, expuestos al sol. El correlato precioso del oro, la plata, remite metonímicamente a la fotografía vía los químicos de sus procesos: la piel sería un equivalente del filme fotosensible (como en Dennis Oppenheim). El juego con la onomatopeya ‘au’ insinúa los efectos de la exposición a los químicos de la minería.
Lo más interesante de Hawapi es su incorporación de otras lógicas para pensar las problemáticas locales. Este modelo de trabajo aunque es muy visible en el circuito internacional es poco difundido en Lima. Pero hay varios adeptos locales, sobre todo jóvenes, atraídos por otras maneras de entender y asumir el papel social del artista, por lo que sin duda vamos a ver más de este tipo de proyectos.
HAWAPI 2015: HUEPETUHE
Sala Luis Miró Quesada Garland
Av. Larco con calle Diez Canseco, Miraflores.
Hasta el 14 de febrero del 2016