¿Se imagina un R2-D2 hecho con madera y tachos de basura? ¿O un BB-8 construído gracias a un pedazo de tecnopor? Esto, señoras y señores, es posible. Prueba de ello es ‘Arthur’, como llama Elí Huamán Junco (33) a su versión peruana del robot más querido de la saga de Star Wars. “Busqué por todos lados la cabeza de R2-D2. Pensé usar una pelota playera, tecnopor, un mapamundi, hasta una sartén de chifa para darle la forma elíptica pero nada se asemejaba”, cuenta su creador.
Pero fue el ingeniero electrónico César Blancas (51), quien utilizó un tacho de basura para dar vida a su ‘Artudito’. “El mío no vuela, pero baila que da miedo. Salsa, cumbia, perreo”, asegura el ingeniero mecatrónico que enseña a construir robots en la cuadra 13 del jirón Paruro, Cercado de Lima. “Si se fijan bien, los brazos son las canaletas que sirven para cablear computadoras y la base, donde he colocado las ruedas, es una chifonera”, revela.
Al otro lado de Lima, en San Borja, el ingeniero de sistemas Walter Vega Gris (54) se propuso diseñar a BB-8, el nuevo androide que promete ser la sensación de El despertar de la fuerza. “Lo que hace que gire como si fuera una pelota son dos ruedas de lego que funcionan a motor”, explica.
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