(Foto: Difusión)
(Foto: Difusión)

El griego Yorgos Lanthimos dirige “”. No extraña que la fatalidad del destino discurra por sus relatos. Es un tipo de cine que conmueve por la brutalidad de sus pulsaciones y actos, así como por un desconcertante sentido del humor.

También incluye alegorías sobre la culpa, la redención y la justicia. A veces disecciona las apariencias de la vida burguesa para husmear en sus secretos, mentiras, deseos y miserias.

“El sacrificio del ciervo sagrado” propicia el debate: el rigor formal de sus imágenes provoca tanto rechazo como fascinación. ¿Esto es morbo o lenguaje cinematográfico? ¿Sadismo o drama? ¿Facilismo o mirada humanista?

Enhorabuena que este filme se proyecte desde hoy en una cartelera local que, salvo la temporada del Oscar, está monopolizada por la rutina y las fórmulas. No todo se reduce a comer canchita en una butaca.

OJO POR OJO

La venganza es uno de los ejes de esta película estelarizada por Nicole Kidman y Colin Farrell. Ellos interpretan a una pareja de esposos, profesionales de la medicina. Ella es oftalmóloga; él, un reputado cirujano. Y tienen dos hijos. Un joven de 16 años acosará a esta familia por una operación a su padre que se complicó.

Hace rato que Kidman y Farrell asumen más de un riesgo en sus trayectorias, en especial la primera. Ambos alternan entre taquillazos y películas de autor. Kidman ha trabajado con cineastas rupturistas, brillantes y polémicos como Stanley Kubrick o Lars von Trier, célebres por exigir a algunos actores hasta extenuarlos física, mental y espiritualmente.

“El sacrificio del ciervo sagrado” también requirió de una alta dosis de exigencia a . “Fue como decir: ‘Yorgos, no tengo idea de cómo hacer que esto sea una comedia’”, contó la actriz al diario “USA Today”. Tras escuchar esta frase, le aseguró: “Esto no se parecerá a nada que hayas experimentado”.

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