RODRIGO BEDOYA FORNO
Bien lo dice Andrea Patriau: muchos de los que crecieron en la década del ochenta lo hicieron con una marca de desánimo. “Había incertidumbre, no sabías qué iba a pasar”, comenta la actriz. “No había que soñar mucho, porque la realidad en cualquier momento te ponía los pies en la tierra”, añade.
Patriau es una de las protagonistas de “Viaje a Tombuctú”, cinta peruana que ya está en cartelera y que nos muestra la historia de Ana y Lucho. Ellos son dos jóvenes que viven en La Punta y que ven cómo sus sueños de infancia se ven resquebrajados por una violencia que lo invade todo.
“No hubo que remecer mucho mis recuerdos, porque los tengo muy presentes”, comenta Rossana Díaz Costa, directora del filme. Ella no tiene ningún reparo en afirmar que la cinta tiene elementos autobiográficos. “De alguna manera, es una historia que he tenido dentro de mí durante mucho tiempo, y simplemente salió. La película plantea un recorrido hacia atrás, pero tampoco tanto, porque mucha gente tiene muy presente lo que ocurrió en esa década, con historias parecidas. Y se necesitan muchos puntos de vista sobre ese tema, sobre todo en tiempos en las que nuestra sociedad está pasando por épocas de irreflexibilidad”, explica la realizadora.
El ideal roto
Díaz Costa tenía muy claro que quería, en su cinta, dos puntos que se oponen: la niñez como momento idílico y la adolescencia que llega con el estallido de la violencia en el Perú. “Quería que hubiera un momento idealizado en la película, como que te quitan la infancia. Por eso, los momentos de la niñez tienen colores más cálidos y la cámara fija, mientras que la adolescencia viene con colores más grises”, dice la cineasta.
Rossana confió en dos jóvenes sin experiencia en cine para darles vida a Ana y Lucho. Si bien se ve muy adolescente, Andrea Patriau sí vivió como niña lo que ocurrió en el Perú en los ochenta. “Recuerdo la inestabilidad, la preocupación de mis padres, las largas colas”, señala la actriz, que tuvo entrenamiento en el teatro y la danza, pero no había trabajado en cine.
“Ha sido un gran reto, pero fue algo que fluyó muy bien. Desde el principio me identifiqué con Ana, porque es un personaje muy emocional, como yo”, complementa.
Lucho es interpretado por Jair García, un joven al que Rossana conoció dictando clase. Jair nació en 1989 y no vivió, en carne propia, lo que significó esa década. “Al principio, traté de encontrar intereses en común con el personaje, como la literatura, el cine y la música. Y gracias a los estudios sabía lo que había sucedido en ese tiempo, así que no fue tan complicado”, dice el actor.
“Viaje a Tombuctú” permite que toda una generación desarrolle un trabajo de memoria; de todo aquello que le tocó vivir durante años difíciles, entre carros bomba, apagones y colas. Rossana Díaz Costa lo vivió: ella era residente en La Punta durante su adolescencia, así que mucho de lo que veremos en pantalla forma parte de su recuerdo. Un recuerdo que es, a fin de cuentas, el de un país.