Temer quedarte dormido o levantar un teléfono pueden ser dos efectos de quienes hemos visto dos títulos fundamentales en la historia del cine de terror: “Pesadilla en Elm Street” y “Scream”, ambos filmes íconos en la estética del cine de horror que marcaron las décadas del 80 y 90.
Su responsable fue Wesley Earl Craven, nacido en Cleveland, Ohio, el 2 de agosto de 1939, en el seno de una familia baptista. Un joven profesor universitario en Pensilvania y Nueva York, titulado en filosofía y letras en la Universidad Johns Hopkins, decidió olvidar la carrera académica y dedicarse a hacer películas, aunque una temporada como taxista fue el paso obligado mientras buscaba suerte en la fábrica de los sueños. Sus primeros encargos fueron como director de películas pornográficas, inventando diversos seudónimos, pero poco después abordaría el género al que orientaría la casi totalidad de su producción: el terror.
Su primer largometraje usando su propio nombre fue “La última casa a la izquierda” (1972), sobre adolescentes secuestradas y llevadas a las profundidades de un bosque. Realizada con apenas 87.000 dólares, la cinta resultó un éxito. Sin embargo, nada comparado a “Pesadilla en Elm Street”, cinta que catapultó su carrera en 1984. El filme se enfocaba en la paranoia de un grupo de adolescentes en Ohio (entre ellos un entonces desconocido Johnny Depp) acosados en sus sueños por un tipo desfigurado por el fuego y el odio. Consultado sobre los orígenes de aquella cinta, Craven recordaba siempre su propia juventud en Cleveland, específicamente el cementerio en la calle Elm y un hombre sin hogar que inspiró el aspecto rabioso de Freddy Krueger. “Pesadilla en Elm Street” definió las convenciones del cine de horror en los años 80: adolescentes indefensos acechados por asesinos deformes armados de cuchillos.
Una década después, Craven volvería a sintonizar con el sentimiento de época en “Scream”, donde el terror compartía sitial con la parodia al propio género. En efecto, protagonizada por Drew Barrymore y Neve Campbell, la cinta se burlaba de los propios clichés que Craven inventó años antes. Tuvo tres continuaciones, todas dirigidas por él.
Tráiler de "Pesadilla en Elm Street", uno de los clásicos de Craven. (Fuente: YouTube)
REACCIONES Y LEGADO
Justamente Neve Campbell, quien interpretó a la siempre amenazada Sidney Prescott en “Scream” y quien nos inculcó el miedo a responder el teléfono recordando la famosa secuencia inicial del filme, fue una de las primeras en lamentar la muerte del director, sucedida el domingo en su casa de Los Ángeles, a causa de un cáncer cerebral. “Hemos perdido una gran cantidad de magia. Me siento devastada”, declaró ayer la actriz. “Mi vida no sería lo que es sin él. Siempre estaré agradecida por su brillante dirección, su malvado sentido del humor y su bondad consumada. Nos divirtió por décadas e inspiró a muchos a seguir su camino”, añadió la protagonista de las cuatro cintas de la saga. “Scream 4”, estrenada en el 2011, fue la última cinta de Craven antes de su muerte a la edad de 76 años.
Asimismo, si la muerte de Craven entristeció a todo Hollywood, también generó la duda del futuro de los proyectos que el cineasta impulsaba en los últimos meses. Tres de ellos, las series que preparaba para el canal Syfy a partir de una de sus películas (“El sótano del miedo”) y dos novelas, van a seguir adelante. Además, la serie emitida por MTV sobre la base de “Scream”, de la que Craven era productor ejecutivo, también ha sido renovada para una segunda temporada.